Cruasanes y buñuelos de pistacho en una de las mejores pastelerías de Barcelona

Embargado por el fervor penitente de la Cuaresma, me dirijo, como Cristo al Gólgota, hacia el nuevo espacio que la pastelería Oriol Carrió (Provença, 139) ha abierto delante del Hospital Clínic. En sus vitrinas, legiones de buñuelos tientan al paseante. De viento, rellenos de crema, ¡de pistacho! Es complicado salir sin unos cuantos en el zurrón: pruebo los de crema -deliciosos- y los de pistacho, una variedad que dispara los niveles de dopamina cosa mala. Ligeros, apetecibles, delicados, esta es la cuaresma que necesito.  

Los hermanos Oriol y Anna Carrió llevan su negocio desde la discreción. La dedicación silenciosa. Prefieren hablar a través de su impecable trabajo: pastelería y bollería artesana, elaborada con ingredientes nobles, guiños franceses y una entrega total a los dulces estacionales catalanes: su panellet de piñones, sin ir más lejos, ha sido proclamado el mejor de Catalunya en dos ocasiones. A su primera pastelería (Bailén, 216) se suma ahora una hermana pequeña en la izquierda del Eixample, una trampa para golosos donde reina el cruasán de pistacho, un dulce que está demasiado de moda, pero que cuidan hasta el último detalle: masa madre mantequilla francesa, crema de pistacho y chocolate blanco hecha a mano, y ligero glaseado para aumentar el placer de cada mordida… 

Una pieza de artillería que contrasta con la finura de sus pasteles individuales. Los adictos al chocolate, fliparán con en el Millot 74, una preciosa haba de cacao rellena con mousse de chocolate negro 74%, origen Madagascar, un núcleo cremosísimo de chocolate negro 66% y una ganache en la base también de chocolate. Y si quieres más pistacho, prueba el Paris Brest, un círculo de pasta choux, con crema de pistacho y mermelada de frambuesa: apetitoso, equilibrado, no empalaga a pesar de sus componentes. Si los Carrió son la reacción catalana a la tontería de la bollería viral y los dulces hipertrofiados e hiperazucarados, ya sabéis en qué trinchera encontrarme.  

Suscríbete para seguir leyendo