Toma pan y moja

Entrecot o rodaballo: dos restaurantes de Barcelona para comer buena carne o pescado

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Entrecot de Parking Sótano.

Entrecot de Parking Sótano. / Parking Sótano

Òscar Broc

Òscar Broc

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A ti qué te gusta, ¿la carne o el pescado? La pregunta del millón y la respuesta más fácil del mundo: pudiendo encamarse con ambos, ¿por qué solo jugar con uno? En este mes de marzo que ya agoniza, servidor se ha entregado en cuerpo y alma a ambas disciplinas, y en las dos ocasiones el grado de satisfacción ha sido altísimo. 

Abrí fuego con el pescado en el novísimo y reluciente Port Olímpic. Nada que ver con el agujero negro de antes, el de ahora está orientado a la restauración de calidad, tanto para locales como turistas. Compartiendo espacio con otros recién llegados como Eldelmar o el celebradísimo Kresala, se encuentra Nuara (Moll del Gregal, local 11), la propuesta más ambiciosa de Familia Nuri, un transatlántico del producto que confía plenamente en sus frescos y toca lo justo la materia, para que brille con todo su fulgor.

El pescado, el marisco y, por supuesto, los arroces son los protagonistas más absolutos de la peli. Se nota el gusto por la excelencia en platos sencillos como los calamares a la andaluza, cuidados al detalle, esponjosos y crujientes, sin mácula. El rodaballo es uno de los 'highlights': una pieza enorme y seductora cuyos restos deben churrupetearse sin rubor. No falla tampoco el arroz de gamba roja, una propuesta tan sencilla como placentera: arroz suelto, sabor marcadísimo y crustáceos de enorme calidad. Arrojamos los jugos de las cabezas en la paella ¡y a volar!

Donde no hace falta volar es en Parking Sótano (P. Marimon, 5), bastará con que te pongas el casco de minero y desciendas a las profundidades de esta brasería escondida bajo tierra. Otro restaurante que no se come la cabeza a la hora de presentar el producto. En sus forjas de madera y carbón se brasean carnes con personalidad.

Me decanto por un entrecot de res gallega (punto menos) que se deja querer. Buen material y buena mano en la preparación, está en el punto de jugosidad que busco, tiene el sabor de las brasas grabado a fuego. También se cuidan los 'sides': las patatas fritas y la lechuga francesa con vinagreta César son las opciones más conservadoras, pero no fallan. Amantes de la crudeza, el 'steak tartar' y el queso de leche cruda de oveja fundido podrían convertirse en tus mejores amigos. Impregnaciones aromáticas de brasa en la camiseta garantizadas. 

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