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Toma pan y moja

Este es el nuevo brebaje de la Barcelona más 'cool'

El pisco sour de Coya.

El pisco sour de Coya. / Instagram

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Òscar Broc

Cuidado con el pisco, gente. El pisco no avisa. No se anuncia. Solo cuando estás bailando 'Pepas' de Farruko subido a una silla, te percatas de que te ha golpeado. Mis visitas a restaurantes peruanos suelen terminar en cogorzas al más puro estilo Ernesto de Hannover. Adoro el Dry Martini, el cóctel más rotundo que conozco, mejor que el neuralizador de 'Men in black'. Pero confieso que, en el otro extremo, la amabilidad gustativa y la facilidad de los cócteles con pisco me hacer perder también la chaveta. 

El pisco sometido a la mixología tiene la virtud de entrar suavecito en tu organismo, no se revuelve y patalea como otros destilados, no te escupe fuego en las sienes, no incurre en la paposidad de una ingesta indiscriminada de whisky o ginebra. Eso sí, cuando pides el tercero, el globo ya es catedralicio. 

Cócteles con misterio

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Disparo esta reflexión después de bañarme en los cócteles con pisco del nuevo Coya (plaza de la Rosa dels Vents), un suntuoso restaurante peruano con sede en el hotel W que pide a gritos ponerse de moda. La cocina es espectacular, pero mucho cuidado con su bar. Tiene uno de los mejores apartados de cócteles con pisco que he probado. Incluso dispone de otro apartado dedicado solo a piscos macerados en la casa

Recuerdo cuando se puso de moda el Pisco Sour, antes de la pandemia. Los 'bartenders' los hacían con las orejas. Se produjo cierta sensación de hastío y rechazo entre los 'entendidos'. Quizás por eso, los mejores que he probado no proceden de coctelerías, sino de restaurantes peruanos. Porque a los de Coya, sumo los de Yakumanka (València, 207) y Leche de Tigre (Casanova, 262), cocinas de altos vuelos que le ponen el mismo amor a sus tragos que a sus ceviches. Restaurantes en los que dirás: “Solo uno y a casa”, a sabiendas de que terminarás disfrazado de Pantera Rosa en un karaoke clandestino a las siete y pisco de la mañana.