MASACRE
EN MELILLA

10 errores
para una
investigación

Nadie en la mañana del viernes 24 de junio, ni en Melilla, ni en Nador ni en las barracas del monte Gurugú, previó un resultado tan trágico para el ataque a la valla fronteriza que se veía aproximarse en forma de oleada de 2.000 personas a la carrera. Y eso mismo, la falta de previsión, es uno de los errores que expertos policiales españoles de las especialidades de Información y Antidisturbios consultados por este diario aprecian en los hechos que acabaron con la muerte por aplastamiento de 23 migrantes y un número de gendarmes no admitido aún por Marruecos.

Algunos de los detalles que aquí se señalan están también recogidos –aunque no como crítica- en un relato pormenorizado del suceso con que cuenta un reducido grupo de guardias civiles. De las impresiones de estos expertos se desprende una catastrófica sucesión de errores que coadyuvó al resultado fatal.

Fallo de seguridad ciudadana: la carga a ciegas

Según las imágenes que han trascendido, el dispositivo policial marroquí no dejó alivio al principal grupo de migrantes que alcanzó la valla. En la formación de los mandos de escuadrones de antidisturbios se repite esta regla básica: toda carga ha de dejar al menos una vía de escape a la masa de personas.
Desde ese punto de vista, los gendarmes marroquíes y los mehanis (auxiliares sin la suficiente preparación) que les prestaban asistencia no deberían haber avanzado de forma frontal contra secciones cerradas del lugar de actuación, en cargas de 180 grados.

Fallo del mando de los antidisturbios

Los responsables de un operativo de agentes antidisturbios que rechazan una oleada o tratan de desplazarla no deben permitir que una masa se embolse en un agujero sin salida o con salidas peligrosas, como pueden ser pasillos, depósitos de mercancías inflamables, sótanos, estaciones de suburbano… Parte del dispositivo ha de cerrar a cal y canto el acceso a esa área mortal para impedir embolsamientos.

Fallo de proporcionalidad

La característica de toda acción policial antidisturbios es la contundencia –y más si se quiere dispersar a un grupo numeroso y, como se ha visto en las imágenes, con individuos armados con estacas e instrumentos punzantes o cortantes- pero la contundencia no puede ser la única herramienta del dispositivo, ni emplearse en todo momento.
Los agentes marroquíes lanzaron botes de gas contra medio centenar de migrantes que lograron alcanzar la valla. Un amontonamiento humano que escalaba el punto más desprotegido de la valla, por encima del tejado del puesto fronterizo, se derrumbó precipitándose unos hombres sobre otros. El disparo de botes de gases facilitó ese derrumbe.
De la misma manera, no se debieron emplear gases en una zona en la que está atrapado un grupo de personas, porque el gas impedirá la visión, aumentará la confusión y producirá desfallecimientos que impedirán el tránsito de los que aún están de pie y pueden aligerar el tapón o ayudar a los que están en el suelo.

Fallo de denegación de auxilio

Los propios policías han de tener formación para prestar primeros auxilios si no hay equipos médicos en la zona de los enfrentamientos y la situación deriva en una o varias urgencias de salvamento. Es aconsejable que una parte del dispositivo esté preparado para que una sección de los agentes, por mínima que sea, se aparte y, guareciéndose por detrás de la línea defensiva de compañeros, practique reanimación cardiopulmonar u otras ayudas sanitarias a heridos en los choques.
En ningún caso el agente pegará a personas que se encuentren heridas en el suelo y no estén mostrando resistencia, como se ha visto en las más duras imágenes de vídeo.

Fallo de información

Si durante años hay instalados campamentos de inmigrantes irregulares en el Monte Gurugú y bosques adyacentes, es esperable que las fuerzas de seguridad consigan un nivel de infiltración suficiente entre esos asentamientos como para conocer y anticiparse a los movimientos de sus habitantes.

Fallo de contravigilancia

A fuentes de la Guardia Civil de Melilla les consta que, durante días antes de la tragedia, civiles marroquíes, quizá vecinos de Nador a sueldo de mafias de inmigración, estuvieron observando el puesto fronterizo y sus debilidades, en el último tramo de la valla fronteriza que carece del peine invertido, la pieza de metal que impide rebasar la parte más alta en escalada.
Estas fuentes no descartan la posibilidad de que los gendarmes marroquíes no impidieran esa labor de vigilancia de las mafias si estas han logrado corromper a algunos responsables policiales.

Fallo de interposición

Los antidisturbios debieron actuar contra el grupo que corría hacia la valla a varios kilómetros de distancia, en cargas que fueran reduciendo o fragmentando el grupo atacante, y no a pie de la línea fronteriza, donde ya hay muchas posibilidades de tener la batalla perdida, y donde -precisamente por estar tan próximo el paso a territorio español- se dispara la violencia por parte de los migrantes más desesperados, y por parte de los agentes que tratan de contenerlos.
Diversas fuentes policiales dan por hecho que la oleada de 2.000 migrantes tenía “pastores” que mantenían el orden cuadrado de la oleada humana. Se llama así a personas que, con ayuda de móviles, al comienzo y al final de la marcha, van comunicándose órdenes y van dirigiendo a la masa, en este caso hacia la puerta del puesto fronterizo que uno de ellos logró abrir con una cizalla. El dispositivo policial debería haber dedicado parte de sus efectivos a localizar y neutralizar a esos jefes antes de llegar.

Fallo de alerta

Según la información que ha trascendido, la oleada de migrantes sorprendió a la unidad de gendarmes dedicada a la custodia de la frontera con muy pocos efectivos. La petición de refuerzos se realizó tarde, cuando ya era más que visible desde la ciudad la hilera de subsaharianos en dirección a la valla.

Fallo de infraestructura

En enero de 2009, una avalancha de porteadores marroquís en el pasillo en cuesta del puesto fronterizo aplastó a una mujer porteadora contra el torno de hierro que separa a España de Marruecos, causándole la muerte. Ya había pues un triste precedente. La pronunciada inclinación del puesto hace más difícil la salida hacia atrás, y el torno impide la salida hacia adelante. Ha habido tiempo más que suficiente para que Marruecos y España acabarán con el agresivo diseño del que un veterano de Documentación de la Policía Nacional en Melilla califica como “el peor control fronterizo del mundo”. 

Fallo de previsión

Desde marzo pasado, la valla de Melilla es objeto de ataques masivos que siempre se saldan con heridos. No se movilizaron ambulancias con antelación -ni al parecer se dispone de ellas en suficiente número en territorio marroquí- ni otros medios sanitarios junto con los refuerzos antidisturbios, previendo razonablemente que, si va a producirse una batalla campal, habrá heridos.

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Por: Juan José Fernández
Infografía: Alex R. Fischer
Edición audiovisual: David Jiménez
Fotografías: Fadel Senna | AFP, AMDH Nador; EFE