Junts recupera a Mas y Pujol en campaña y reivindica su legado

"Votaré a Puigdemont y votaré a Junts". Esta misma frase ha sido pronunciada en los últimos días por dos expresidents, Jordi Pujol y Artur Mas. Algo que parecía imposible hace no tanto. Como imposible parecía escuchar la exaltación de sus legados, especialmente del de Pujol, en los mítines de la candidatura de Carles Puigdemont. Pero el espacio que un día se divorció, con juzgados de por medio, hoy empieza a acercarse. De momento, aun de forma tímida, pero significativa.

No ha sido de un día para otro. Pujol hace un tiempo que ha empezado a salir del ostracismo al que le abocó la confesión del dinero de Andorra. Primero, en la presentación de algún libro; después, en algún acto de la Generalitat, y así hasta que se dejó ver al lado de Xavier Trias las pasadas elecciones municipales. También Mas le arropó en la presentación de su candidatura como alcaldable por Barcelona. Pero aquello era diferente. A Trias todos le han considerado siempre de los suyos y la candidatura tampoco era estrictamente de Junts, sino más bien personalista.

Mas y el PDeCat

Ante la convocatoria de elecciones generales anticipadas, Mas acompañó a la candidata de Junts, Míriam Nogueras, en un acto con el empresariado. A pesar de que en aquel momento aún mantenía el carnet del PDECat y de que esta formación también concurría a los comicios bajo las siglas 'Espai CiU' y con Roger Montañola al frente, Mas accedió.

Ahora, con el partido que fundó en 2016 ya disuelto, ha arropado Puigdemont sin ataduras. Aunque no deja de ser sorprendente por cómo fue el divorcio. Tras años de tira y aloja, en septiembre de 2020, Mas anunció que no seguiría al que podía considerar su discípulo, Puigdemont -fue su elegido en 2016 para presidir la Generalitat-, en su camino de ruptura con el PDECat.

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En aquel momento, las negociaciones entre ambas partes acababan de romperse, el partido comandado por David Bonvehí había llevado la batalla por las siglas 'JxCat' a los tribunales, Puigdemont había roto el carnet y Quim Torra había expulsado a los consellers de este espacio, encabezados por Ángels Chacón, del Govern. Justamente, en las siguientes elecciones catalanas de febrero de 2021, Mas participó activamente en la campaña de Chacón, que finalmente se quedó a las puertas de obtener representación en el Parlament.

Lejos queda este capítulo. El miércoles, día del trabajador, Mas anunció su voto a Puigdemont en un mitin con Jordi Turull en Vilassar de Mar. "No quiero otro tripartito en Catalunya ni quiero un presidente de la Generalitat como el actual alcalde de Barcelona, que venga con los votos del PP. Como no quiero nada de esto sé que votaré Junts y que tengo que votar al president Puigdemont", exclamó.

El regreso de Pujol

Parecido fue el discurso pronunciado hace justo una semana por Pujol en Martorell. No es casual que fuera justamente en este municipio. Su alcalde, Xavier Fonollosa, fue de los que en el momento de ruptura se quedó en el PDECat, aunque antes de las últimas municipales se desligó del partido para evitar una doble candidatura del espacio. Junts es el partido "que más se parece" a Convergencia, exclamó Pujol en un acto de apoyo a Puigdemont.

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Pero los acercamientos son en ambos sentidos, más aún cuando el candidato del PSC, Salvador Illa, también ha reconocido en público el papel de Pujol en el autogobierno de Catalunya. A pesar del duelo que pasó el espacio con la confesión del expresident en 2014 y de haber desertado de su legado para desvincularse de la losa de la corrupción, Junts no piensa perder esta plaza en favor de los socialistas.

Por este motivo, el lunes fue el alcalde de Cabrera de Mar, Óscar Fernández, quien se atrevió a reivindicarlo, pidiendo "recuperar la inspiración de Pujol, de ganar más competencias, de ser el máximo de efectivos y de gestionar lo mejor posible". Y el miércoles lo hizo alguien de más rango, la número diez de la candidatura, Glòria Freixa, que declaró tener la suerte de ser "de la generación de Pujol, aquel president que tenía el país en la cabeza y en el corazón". Además, puso en valor obras de su Govern como la escuela catalana, la creación del cuerpo de Mossos d'Esquadra o TV3.

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Menos explícito fue hace unos días el número cinco de la candidatura y jefe de la campaña, Albert Batet, pero también recordó la negociación de competencias con el Gobierno de la etapa de Pujol. Y tampoco es casualidad que en el programa electoral de Junts tengan especial relevancia temas como la inmigración, la seguridad, la lengua catalana o la fiscalidad, con la promesa de prácticamente eliminar el impuesto de sucesiones.

Por ahora, Pujol y Mas han participado en actos secundarios de la campaña -no en Argelers, centro neurálgico de esta y donde se encuentra Puigdemont- y los discursos de la candidatura que reivindican el papel de la antigua Convergència aún son con la boca pequeña. Pero el camino está marcado.

En cambio, quien no está ni se le espera es el expresident Quim Torra. Él no ha expresado su posicionamiento respecto a estas elecciones, en las que también se presenta la exconsellera Clara Ponsatí, con quien ha mostrado afinidad anteriormente. Y Junts parece no recordar su etapa. A pesar de las múltiples referencias que hacen de la crisis del covid para atacar el papel de Illa como ministro de Sanidad, el nombre de Torra y su gestión, de la que el expresident está especialmente orgulloso, no aparece por ninguna parte.

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