¿Cómo se enseñaba el franquismo en las escuelas del franquismo?
Por Juan Fernández
La educación fue uno de los pilares sobre los que se asentó el franquismo, que no dudó en utilizar las escuelas como centros de adoctrinamiento y transmisión de los valores del régimen, asociados a una idea patriótica, nacionalista, unitaria y estrictamente católica de España. El sistema de enseñanza estaba orientado a consolidar el “hombre nuevo” que había surgido tras la Guerra Civil y a defender las bondades del régimen como garante del bienestar de la población.
Desde la decoración de las aulas a los libros de texto o las rutinas escolares, el franquismo lo impregnaba todo en los centros educativos, que tras la guerra quedaron en manos de la Iglesia Católica y la Falange, depositarios de la misión de formar a los nuevos españoles.
En 36 años de dictadura y tras sucesivos planes de enseñanza, las escuelas y el propio sistema cambiaron al ritmo que lo hizo el país, pero los hábitos, los contenidos didácticos y la vocación de adoctrinamiento continaron siendo una constante hasta la muerte de Franco hace ahora 50 años.
Retrato de Francisco Franco Bahamonde, presentado en las fotos que presidían las aulas como 'Jefe del Estado', 'Generalísimo' o 'Caudillo de España por la gracia de Dios'.
Retrato de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española. Su foto estuvo presente en las aulas al lado de la de Franco hasta la llegada de la democracia.
Foto: Ferrán Gallego
Foto: Ferrán Gallego
El crucifijo -sustituido o acompañado a veces por la imagen de algún santo o alguna virgen- solía presidir las aulas, normalmente situado entre las fotos de Franco y José Antonio.
Vistas con los ojos de hoy, las imágenes de los centros escolares españoles anteriores a 1975 llaman la atención por su ambientación austera y patriótica: aulas presididas por los retratos de Franco y José Antonio Primo de Rivera flanqueando un crucifijo junto a la bandera de España, el símbolo del yugo y las flechas (emblema de la Falange), una pizarra de tiza y un mapa de España: físico con las montañas y las cordilleras, o político con la distribución regional anterior a la democracia. Y en medio, la figura del maestro, a menudo un religioso o una religiosa, que inspiraba tanto respeto como temor, pues los castigos físicos estaban bien vistos: era la escuela de “la letra, con sangre entra”.
Vistas con los ojos de hoy, las imágenes de los centros escolares españoles anteriores a 1975 llaman la atención por su ambientación austera: aulas presididas por los retratos de Franco y José Antonio Primo de Rivera flanqueando un crucifijo, una pizarra de tiza y un mapa de España: físico con las montañas y las cordilleras, o político con la distribución regional anterior a la democracia. Y en medio, la figura del maestro, a menudo un religioso o una religiosa, que inspiraba tanto respeto como temor, pues los castigos físicos estaban bien vistos: era la escuela de “la letra, con sangre entra”.
La jornada solía comenzar con todo el alumnado del centro formando filas en el patio escolar, como si fuera un cuerpo militar, cantando con el brazo en alto el ‘Cara al sol’ o el himno de España con la letra de José María Pemán -“¡Viva España! alzad los brazos hijos del pueblo español que vuelve a resurgir. ¡Gloria a la patria que supo seguir sobre el mar el caminar del sol!”- aunque a veces se entonaban canciones falangistas como ‘Montañas nevadas’.
La figura del maestro -a menudo un religioso o una religiosa- inspiraba tanto respeto como temor, pues los castigos físicos estabanbien vistos: era la escuela de “la letra, con sangre entra”.
Salvo en las escuelas unitarias del ámbito rural, donde coincidían alumnos y alumnas de distintos cursos en la misma aula, lo habitual de los colegios del franquismo era la segregación por sexos: clases –y a menudo centros enteros- que era eran exclusivamente para chicos o para chicas.
El catolicismo era, junto al ideario ultranacionalista y patriótico, la otra gran seña de identidad de las escuelas del franquismo, algo que se dejaba notar en la propia decoración de las aulas –dependiendo de los centros, se profesaba advocación a diversas figuras del santoral, y en mayo eran habituales los altares con flores a la virgen María- y hasta en el calendario escolar: eran habituales las ‘jornadas espirituales’ en Semana Santa o las excursiones de carácter religioso a lo largo del curso.
El régimen se sirvió del sistema educativo para alicatar en la sociedad una concepción de la vida en comunidad alineada con los principios del Movimiento Nacional: acatamiento de la unidad de la patria, deber de todos los españoles de servir a la nación, comunidad nacional fundada en el hombre y la familia, entre otros.
Asimismo, establecía un relato de nuestro pasado reciente que explicaba la Guerra Civil como un episodio de liberación que, gracias al “glorioso alzamiento nacional” había traído a España la paz y el progreso y que obviaba por completo al bando perdedor de la contienda.
El régimen usó el sistema educativo para alicatar en la sociedad española una concepción de la vida en comunidad alineada con los principios del Movimiento Nacional
En esa narrativa, Franco aparecía siempre como un héroe –el Caudillo por la gracia de Dios y por España- que había logrado salvar a la patria de las garras del comunismo.
Muchos de estos valores y dogmas se explicaban en la asignatura de Formación del Espíritu Nacional, instaurada en el plan de enseñanza de 1953 –a partir de 1970 pasó a llamarse Formación Política, Social y Económica-, que en el texto de la ley educativa señalaba, a modo de declaración de principios: “Es misión de la educación primaria, mediante una disciplina rigurosa, conseguir un espíritu nacional fuerte y unido e instalar en el alma de las futuras generaciones la alegría y el orgullo de la Patria, de acuerdo con las normas del Movimiento y sus Organismos”.
Los cuadernos escolares 'Temple juvenil' y 'La escuela y la patria'.
Los cuadernos escolares 'Temple juvenil' y 'La escuela y la patria'.
La exaltación patriótica de la nación española como depositaria de la misión de salvar el catolicismo en el mundo convivía en los manuales escolares con la promoción de los valores de la obediencia, la sumisión, la disciplina y la resignación. Los menores estaban destinados a ser buenos hijos de sus padres y fieles servidores de la nación española.
Esta reflexión, extraída del manual 'Así quiero ser. El niño del Nuevo Estado', editado en 1944 y de obligada lectura en las escuelas, da la medida de la moral que se fomentaba entre los escolares: "Nosotros, los subordinados, no tenemos más misión que obedecer. Debemos obedecer sin discutir. Quien manda, sabe lo que hace y por qué lo hace. El que obedece no se equivoca nunca".
La distinta educación que recibían niños y niñas
La separación entre hombres y mujeres en el sistema educativo franquista no se limitaba a segregación física sino que unos y otras recibían enseñanzas diferenciadas y contenidos distintos, diseñados a la medida de lo que el régimen consideraba “apropiado" a su condición. Así, mientras ellos se formaban para ser los protagonistas de la sociedad, los mensajes dirigidos a las chicas incidían en la idea de que la única forma que iban a tener de desarrollarse en sociedad era convirtiéndose en serviles esposas, madres y amas de casa.
Viñeta de 'Pequeñuelos' de 1943, extraída del libro 'He aquí la esclava del señor', de Luís Otero (Ediciones B).
Viñeta de 'Pequeñuelos' de 1943, extraída del libro 'He aquí la esclava del señor', de Luís Otero (Ediciones B).
Con esta finalidad, en los centros educativos femeninos se impartían disciplinas que no recibían sus pares varones, como la de ‘Enseñanzas del hogar’ en la que se daban clases de costura, cocina y se las aleccionaba en las principales tareas domésticas. Estas clases solían ser impartidas por mujeres de la Sección Femenina, rama fémina de la Falange Española.
En la disciplina de ‘Enseñanzas del hogar’, dirigida en exclusiva a las chicas, se impartían clases de costura y cocina y se las formaba en las principales tareas domésticas
En los manuales destinados a las mujeres podían encontrarse afirmaciones como estas:
“Vuestra misión es formar muchos hijos fuertes y sanos para Dios, España y la Falange"
"La jerarquía familiar es el padre. La autoridad le proviene directamente de Dios y la madre recibe la autoridad por participación en la del esposo"
“No hay que ser nunca una niña empachada de libros, que no sabe hablar de otra cosa... no hay que ser una intelectual”
Imagen de fondo
La distinta educación que recibían niños y niñas
La separación entre hombres y mujeres en el sistema educativo franquista no se limitaba a segregación física sino que unos y otras recibían enseñanzas diferenciadas y contenidos distintos, diseñados a la medida de lo que el régimen presumía como “apropiado a su género”. Así, mientras ellos se formaban para ser los protagonistas de la sociedad, los mensajes dirigidos a las chicas incidían en la idea de que la única forma que iban a tener de desarrollarse en sociedad era convirtiéndose en serviles esposas, madres y amas de casa.
Viñeta de 'Pequeñuelos' de 1943, extraída del libro 'He aquí la esclava del señor', de Luís Otero (Ediciones B).
Viñeta de 'Pequeñuelos' de 1943, extraída del libro 'He aquí la esclava del señor', de Luís Otero (Ediciones B).
Con esta finalidad, en los centros educativos femeninos se impartían disciplinas que no recibían sus pares varones, como la de ‘Enseñanzas del hogar’ en la que se daban clases de costura, cocina y se las formaba en las principales tareas domésticas. Estas clases solían ser impartidas por mujeres de la Sección Femenina, rama femenina de la Falange Española.
En la disciplina de ‘Enseñanzas del hogar’, dirigida en exclusiva a las chicas, se impartían clases de costura y cocina y se las formaba en las principales tareas domésticas
'Enciclopedia de la Enseñanza Primaria' de 1953, extraída del libro 'He aquí la esclava del señor', de Luís Otero (Ediciones B).
'Enciclopedia de la Enseñanza Primaria' de 1953, extraída del libro 'He aquí la esclava del señor', de Luís Otero (Ediciones B).
En los manuales destinados a las mujeres podían encontrarse afirmaciones como estas:
“Vuestra misión es formar muchos hijos fuertes y sanos para Dios, España y la Falange"
"La jerarquía familiar es el padre. La autoridad le proviene directamente de Dios y la madre recibe la autoridad por participación en la del esposo"
“No hay que ser nunca una niña empachada de libros, que no sabe hablar de otra cosa... no hay que ser una intelectual”
Una ideología que impregnaba todas las asignaturas
En 36 años de dictadura, el sistema educativo español sufrió varias reformas apoyadas en leyes que trataron de adaptar el modelo de enseñanza a los cambios sociales que experimentó el país. La más importante fue la ley General de Educación de 1970 que impulsó la EGB, el BUP y el COU y puso fin al Bachillerato Elemental, el Superior y el PREU. Se crearon asignaturas nuevas y se modificaron los contenidos curriculares, pero la ideología franquista continuó transpirando todas las materias.
Fuente: https://memoriahistorica.org.es/
Fuente: https://memoriahistorica.org.es/
En Lengua y literatura, los textos de los dictados solían reincidir en mensajes que reforzaban la moral impuesta por el régimen y la lista de autores prohibidos permaneció censurada hasta después de la muerte de Franco. En Historia, si bien dejó de ser obligatorio conocer de memoria la lista de reyes godos, los manuales continuaron poniendo el acento en el relato épico y heroico de nuestro pasado, dando especial relevancia a figuras y pasajes como el Cid Campeador, Pizarro, la Reconquista o los Tercios de Flandes.
La ideología franquista continuó impregnando todas las materias curriculares y las aulas escolares hasta bien entrada la transición
Viñeta recogida en el cuaderno escolar 'Ingenuidades' publicado en el libro 'El florido pensil' de Andrés Sopeña Monsalve (Grijalbo-Mondadori).
Viñeta recogida en el cuaderno escolar 'Ingenuidades' publicado en el libro 'El florido pensil' de Andrés Sopeña Monsalve (Grijalbo-Mondadori).
La Religión siguió siendo una asignatura obligatoria en los planes de estudio y se solía impartir varias veces a la semana. El franquismo permaneció en los centros escolares hasta bien entrada la transición, al igual que los retratos de Franco que presidían las aulas.
En 36 años de dictadura, el sistema educativo español sufrió varias reformas apoyadas en leyes que trataron de adaptar el modelo de enseñanza a los cambios sociales que experimentó el país. La más importante fue la ley General de Educación de 1970 que impulsó la EGB, el BUP y el COU y puso fin al Bachillerato Elemental, el Superior y el PREU. Se crearon asignaturas nuevas y se modificaron los contenidos curriculares, pero la ideología franquista continuó transpirando todas las materias.
Fuente: https://memoriahistorica.org.es/
Fuente: https://memoriahistorica.org.es/
En Lengua y literatura, los textos de los dictados solían reincidir en mensajes que reforzaban la moral impuesta por el régimen y la lista de autores prohibidos permaneció censurada hasta después de la muerte de Franco. En Historia, si bien dejó de ser obligatorio conocer de memoria la lista de reyes godos, los manuales continuaron poniendo el acento en el relato épico y heroico de nuestro pasado, dando especial relevancia a figuras y pasajes como el Cid Campeador, Pizarro, la Reconquista o los Tercios de Flandes.
La ideología franquista continuó impregnando todas las materias curriculares y las aulas escolares hasta bien entrada la transición
Viñeta recogida en el cuaderno escolar 'Ingenuidades' publicado en el libro 'El florido pensil' de Andrés Sopeña Monsalve (Grijalbo-Mondadori).
Viñeta recogida en el cuaderno escolar 'Ingenuidades' publicado en el libro 'El florido pensil' de Andrés Sopeña Monsalve (Grijalbo-Mondadori).
La Religión siguió siendo una asignatura obligatoria en los planes de estudio y se solía impartir varias veces a la semana. El franquismo permaneció en los centros escolares hasta bien entrada la transición, al igual que los retratos de Franco que presidían las aulas.
¿Y cómo se enseña el franquismo en las escuelas e institutos actuales?
Un reportaje de EL PERIÓDICO
Textos: Juan Fernández
Diseño: David Jiménez
Coordinación: Rafa Julve
