El mayor crimen de ETA

Así fue el atentado de Hipercor

El 19 de junio de 1987, ETA sembraba de terror Barcelona con el que quedaría para la historia como el atentado más mortífero de su medio siglo de historial criminal.

Pasaban ocho minutos de las cuatro de la tarde cuando un potente coche bomba explotó en el aparcamiento del centro comercial Hipercor de la avenida Meridiana.

El supermercado estaba atestado de gente que había acudido a hacer las compras aquel viernes previo al comienzo del verano y de las vacaciones escolares.

Murieron 21 personas

y 45 resultaron heridas

Las muertes, entre ellas las de 4 niños, se produjeron como consecuencia de la explosión, las llamas y el humo. Algunas víctimas quedaron atrapadas en los ascensores o cayeron por los enormes boquetes que provocó la bomba

La matanza indiscriminada de Hipercor supuso un giro radical en la forma de actuar de ETA, ya que, por primera vez, todas sus víctimas eran civiles. La elección de Catalunya, 'hermana' de Euskadi en cuestiones nacionales, para ejecutar este viraje hacia la socialización del dolor fue el otro elemento que rompió los esquemas prefijados.

Portada de EL PERIÓDICO del 20 de junio de 1987.

Portada de EL PERIÓDICO del 20 de junio de 1987.

El siguiente reportaje reconstruye cómo se perpetró la masacre, conversa con algunas de las víctimas y repasa el impacto que provocó en la sociedad catalana aquella matanza.

Por Jose Rico y Daniel G. Sastre
Fotografías: Xavier Jubierre, Pepe Encinas y Archivo
Vídeos: Álvaro Monge, Jordi Cotrina, Jordi Otix
Edición gráfica: Imma Coy
Infografías: Ricard Gràcia, Alex R. Fischer y Jordi Català

15.00 horas

El centro comercial empieza a llenarse de clientes que acuden a efectuar las compras para el fin de semana. El supermercado se encuentra en la planta inmediatamente superior al aparcamiento.

15.10 horas

El etarra Domingo Troitiño realiza tres llamadas (una a Hipercor, otra al diario 'Avui' y otra a la Guàrdia Urbana) advirtiendo de que una bomba explotaría en el Hipercor entre las 15.30 y las 15.45.

La policía y el equipo de seguridad del centro comercial buscan sin éxito la bomba. A las 15.50 horas, pensando que había sido una falsa alarma, suspenden la búsqueda. En ningún momento desalojan el edificio.

16.10 horas

El temporizador estaba programado para activar la bomba 30 minutos después de la hora anunciada. El Ford Sierra estaba cargado con 30 kilos de amonal, 100 litros de gasolina y escamas de jabón y pegamento (hasta sumar 200 kilos de carga explosiva) para acentuar su capacidad mortífera.

La explosión provocó dos orificios de un metro de diámetro en las plantas superior e inferior del aparcamiento y abrió un socavón de 5 metros de diámetro en el suelo del establecimiento por el que penetró una bola de fuego que se propagó a gran velocidad, abrasando a todas las personas que encontró a su paso.

El 'comando Barcelona' fue detenido en un piso de la calle Mallorca de la capital catalana. Cuatro terroristas fueron condenados.

SANTIAGO ARRÓSPIDE ('SANTI POTROS'). Era el jefe de ETA que dio la orden de cometer la masacre. Detenido en 1987, extraditado en 2000 y condenado en 2003 a 790 años de cárcel. Cumplió su pena en agosto de 2018 tras pasar 30 años en prisión.

RAFAEL CARIDE. Fue el ideólogo del atentado, escogió el objetivo y fue el autor material. Detenido en 1993, extraditado en 2000 y condenado en 2003 a 790 años de cárcel. Cumplió su pena en 2019 tras pasar 26 años en prisión.

DOMINGO TROITIÑO. Fabricó el artefacto explosivo y estacionó el coche. A sus espaldas tiene 24 muertes, la mayoría en Hipercor, por las que fue condenado a 1.118 años de cárcel. Se benefició de la 'doctrina Parot' y salió de prisión en 2013 tras pasar 26 años.

JOSEFA MERCEDES ERNAGA. Colaboró en la preparación y la ejecución del atentado. Fue condenada en 1989 a 794 años de cárcel. Beneficiándose de la 'doctrina Parot', salió de prisión en diciembre de 2014 tras pasar 27 años entre rejas.

Las 21 víctimas mortales

De izquierda a derecha y de arriba abajo: María Paz Diéguez (57 años), Mercedes Manzanares (30), Silvia Vicente (13), Felipe Caparrós (44), José Valero, Susana Cabrerizo (13), Rafael Morales (33), Matilde Martínez (35), María Teresa Daza, Luisa Ramírez (41), María Emilia Eyre (44), Consuelo Ortega (67), Luis Enrique Saltó (22), María del Carmen Mármol (36), Sonia Cabrerizo (15), Milagros Amez (43) y Jordi Vicente (9).
También fallecieron Xavier Valls (40), Mercedes Moreno (36), Bárbara Serret (32) y María Rosa Valldellou (57)

"He pasado unos años durísimos, viendo imágenes todas las noches"
ARTURO COSTA. Charcutero durante el atentado de Hipercor

Arturo Costa tenía 19 años y trabajaba en la charcutería de Hipercor cuando se produjo el atentado. En los días posteriores estuvo limpiando de restos el centro comercial. Durante años estuvo oyendo por las noches las voces de los niños atrapados que escuchó aquel día. Pese a las secuelas psicológicas, no está considerado víctima del terrorismo.

"Todos tenían secuelas psicológicas graves o muy graves cuando les vi"
SARA BOSCH. Psicóloga que ha tratado a las víctimas de Hipercor

Sara Bosch, psicóloga clínica y forense, lleva años tratando a víctimas de Hipercor y de otros atentados. Afirma que la vida de los afectados se modifica en múltiples aspectos, y critica las dificultades con las que se encuentran para reclamar sus derechos: "Te dan un plazo de un año, pero al principio lo que quieren es sobre todo olvidar".

"Tengo un bloqueo que me impide recordar un año y medio de mi vida"
JORDI MORALES. Perdió a sus dos padres en Hipercor

Jordi Morales tenía 7 años cuando perdió a sus dos padres en el atentado de Hipercor. A partir de aquel día, una niebla enturbia en su memoria los meses siguientes. "Recuerdo a mis familiares llorando, todos vestidos de negro. Después tengo más de un año de mi vida en blanco", dice. Hasta 11 años después no empezó a reclamar sus derechos.

"Queríamos sacar a las personas primero, pero era imposible"
JOSEP MARCÚS. Bombero que descubrió el escenario de la matanza

Josep Maria Marcús fue el bombero que descubrió el escenario que había dejado la explosión de Hipercor. Intentó entrar por la salida de emergencia. "Al abrir, un humo negro y espeso nos lo impide. Vamos a la calle Dublín, donde estaba el aparcamiento. Entramos y estaban quemando los coches en cadena. Fue imposible sacar primero a las personas”.

Dos días después del atentado, una manifestación recorrió las calles del distrito de Sant Andreu en la que participaron unas 70.000 personas y que se convirtió en la mayor protesta contra el terrorismo celebrada hasta entonces en Barcelona. Pero la manifestación más multitudinaria tuvo lugar al día siguiente, cuando unas 400.000 personas recorrieron el centro de la ciudad en una manifestación convocada por instituciones, fuerzas políticas, sindicatos y asociaciones. Muchas empresas realizaron un paro de cinco minutos en repulsa al atentado.

La falta de diligencia de las fuerzas policiales para evitar el atentado, probada por la propia Audiencia Nacional, hizo que una de las víctimas, Álvaro Cabrerizo, y posteriormente otras 13 víctimas de forma conjunta, presentaran en 1994 ante el Tribunal Supremo una demanda contra el Estado por la no evacuación del centro comercial tras el aviso de bomba. El Supremo acabó condenando al Estado como responsable civil subsidiario por el "mal funcionamiento" de las fuerzas de seguridad y tuvo que indemnizar a las víctimas.

La sentencia concluyó que "no se hizo absolutamente nada para intentar el desalojo e impedir que el público y vehículos siguieran entrando y saliendo" y responsabilizó a los cuerpos policiales y al centro comercial de su inacción: "En ningún momento se efectuó más investigación que la que la dirección de Hipercor encomendó a sus guardias de seguridad, sin perros ni material de detección, y con ello se conformó la policía (...) No es que digamos que la policía no hizo correctamente lo que tenía que hacer. Es que, sencillamente, no hizo nada".

A nivel político, cinco meses después del atentado, la mayoría de los grupos parlamentarios del Congreso firmaron el Acuerdo de Madrid sobre Terrorismo para rechazar la legitimidad de ETA y exigir a la banda que dejara las armas. A este acuerdo no se sumó Herri Batasuna, que entonces contaba con 5 diputados en la Cámara baja.

Sin aspirar a una condena que jamás llegaría, HB sí expresó su "más enérgica crítica" por la masacre, un desmarque leve de ETA pero el más significativo hasta la época. Nueve días antes del atentado, HB había obtenido en Catalunya 39.692 votos y un diputado (Txema Montero) en las elecciones europeas.

Una de las pancartas más aplaudidas en la manifestación de repulsa rezaba: '¿Cómo puede ser que haya 40.000 personas en Catalunya que votan a los asesinos de ETA?'. En las europeas de 1989, a HB solo le quedaron 15.427 apoyos catalanes. Aislada social y políticamente, Terra Lliure se desgajó e inició un proceso de demolición que se tornó irreversible cuatro años después de Hipercor con otra masacre etarra en suelo catalán. En Vic, el corazón de la Catalunya nacionalista.

En recuerdo de las víctimas del atentado de Hipercor se inauguró en 2007 un monolito en el Parc de Can Dragó de Barcelona, muy cerca del centro comercial.

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Por Jose Rico y Daniel G. Sastre
Infografías: Ricard Gràcia, Alex R. Fischer y Jordi Català
Fotografías: Xavier Jubierre, Pepe Encinas y Archivo
Vídeos: Álvaro Monge, Jordi Cotrina, Jordi Otix
Edición gráfica: Imma Coy
Coordinación: Rafa Julve