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Comparecencia en el Senado

Génova ultima su gran baza parlamentaria contra Sánchez reservando quién le interrogará

Feijóo intentará asestarle al presidente el gran golpe de la legislatura, pero tendrá que hacerlo por persona interpuesta

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante una sesión de control al Gobierno en el Congreso.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante una sesión de control al Gobierno en el Congreso. / Marta Fernández - Europa Press

Madrid
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Si cuando Alberto Núñez Feijóo desembarcó en la política nacional, hace ya más de tres años, el Senado fue el único refugio que encontró para confrontar abiertamente con Pedro Sánchez y hacerle oposición en el ámbito parlamentario -pues no era aún diputado en el Congreso, pero sí pudo ser nombrado senador por designación del Parlamento de Galicia- este jueves, paradojas del destino, la Cámara Alta será donde el líder del Partido Popular (PP) se juegue buena parte de la legislatura, pero por persona interpuesta.

La comparecencia del presidente del Gobierno en la comisión de investigación sobre los casos de corrupción que los populares han impulsado aprovechando su mayoría absoluta en la cámara de representación territorial, algo inédito en la democracia española, con la única excepción de la presencia de José Luis Rodríguez Zapatero en la comisión del Congreso sobre los atentados del 11-M en el año 2004, es una oportunidad única para el PP de poner contra las cuerdas a Sánchez.

El líder del PSOE está asediado desde hace tiempo tanto por el escándalo Ábalos-Koldo-Cerdán y por las sospechas crecientes sobre la financiación del PSOE, como por las investigaciones abiertas a su esposa, Begoña Gómez, y a su hermano David, quien en este caso tendrá que enfrentar un juicio oral por su puesto en la Diputación de Badajoz junto al expresidente de esa institución y ahora líder y candidato de los socialistas extremeños, Miguel Ángel Gallardo. Pero los populares tienen la posibilidad, con permiso de los portavoces en la misma comisión de Vox y de Unión del Pueblo Navarro (UPN), de asestarle algún golpe definitivo, o al menos de mostrar unas grietas inéditas en su discurso de defensa, o siendo menos ambiciosos incluso dejar alguna aclaración o palabra sobre los citados escándalos que, andado el tiempo, se vuelva contra el propio jefe del Ejecutivo.

Por eso en Génova han velado armas las últimas semanas con extremo mutismo, reservando incluso quién será el senador que tenga la alta responsabilidad de interrogar durante cincuenta minutos, los que permite el reglamento de la comisión, a Sánchez, una bala de plata que no se repetirá en el transcurso de lo queda de legislatura, dure esta lo que dure. El presidente estará más desprotegido que nunca. No es ningún secreto que el sistema español le otorga enormes ventajas en las comparecencias parlamentarias como jefe del Ejecutivo. Todas se producen sin que tenga límite de tiempo ni de intervenciones, salvo la sesión de control semanal, en la que pese a todo sí tiene la posibilidad de reservarse siempre la última palabra ante las preguntas del líder de la oposición y del resto de portavoces. Nada de eso sucederá este jueves, donde el formato es pregunta-respuesta, con menor margen de maniobra para manejar los tiempos, y sin que la Presidencia sea de su misma formación política, como ocurre con la socialista Francina Armengol, presidenta del Congreso.

Tres posibles nombres

El interrogador de Sánchez, según confirman fuentes de la cúpula del PP, saldrá de tres posibles nombres: los senadores Alejo Miranda y Luis Santamaría o la senadora Rocío Dívar, quien llevó la voz cantante de algunas comparecencias sonadas en la misma comisión, como la de la portavoz del Gobierno y ministra de Educación, Pilar Alegría, que compareció en su condición de ex delegada del Gobierno en Aragón.

Se han descartado desde hace tiempo otros nombres como el del senador por Madrid y número dos del PP madrileño, Alfonso Serrano, con el que Sánchez tendría más fácil confrontar al tratarse de la mano derecha orgánica de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, al que le podría replicar aludiendo al caso del novio de su jefa de filas, Alberto González Amador, presunto responsable de dos delitos fiscales por fraude en el impuesto de sucesiones y de un tercer delito de falsedad documental. Igualmente se desechó la posibilidad de que el elegido fuese un veterano del partido como Fernando Martínez-Maíllo, coordinador general del PP en la última etapa de Mariano Rajoy, al que Sánchez tampoco tendría difícil atacarle con alusiones al caso Gürtel.

Sus posibles rivales, en cambio, tendrían la virtud, piensan los estrategas de Génova, de sacar a Sánchez del terreno en el que está más acostumbrado a confrontar. Y además, su propio perfil personal casaría con algunas de las denuncias. Bastante obvias en el caso de Dívar, pues su condición de mujer le dotaría de una auctoritas especial a la hora de afrontar los escabrosos mensajes sobre mujeres entre el exministro y ex número 3 del PSOE, José Luis Ábalos, y su íntimo colaborador Koldo García, alguien elogiado por Sánchez en el pasado tanto en las redes sociales como en su libro de memorias. En cuanto a Alejo Miranda, senador electo por Cuenca de 44 años, su dura experiencia durante la pandemia, en la que el contagio por covid le llevó a la UCI de un hospital madrileño, le podría servir para denunciar que mientras él mismo vivía ese calvario personal, en el Gobierno se habrían estado produciendo las presuntas corruptelas a cuenta de la compra de mascarillas, negadas una y otra vez por su protagonistas, incluido el propio Ábalos.

La decisión final sobre el elegido, además de Feijóo, la conocen pocas personas. Génova observa como un momento clave de la legislatura el que se vivirá este jueves, lo que pone en la espalda del senador designado, que en ningún caso será un alto cargo del partido, una enorme responsabilidad política.

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