FIESTA NACIONAL DE ESPAÑA
El 12-O para los nuevos españoles: "Para mí también es un gran día, lo disfruto"
Cuatro latinoamericanos que viven y trabajan en España reflexionan sobre su vida aquí y la celebración de la Fiesta Nacional

Karina Sosa Camacho, cocinera y camarera, nacida en Bolivia, trabaja en el Bar Paula del mercado Tirso de Molina del barrio madrileño Puerta del Ángel. / JOSÉ LUIS ROCA

De sus bocas se escuchan palabras como "puertas abiertas", "oportunidades" y "pueblos hermanos". Son Karina, Lina, Víctor y Guillermo, cuatro latinoamericanos que vinieron hace años a España, tienen doble nacionalidad, y se sienten uno más aquí.
Karina Sosa, cocinera boliviana
Con solo 18 años Karina Sosa llegó a Madrid procedente de Santa Cruz, en Bolivia, apenas con una maleta. "Allí no había la carrera que quería estudiar y yo tenía una vecina que iba a dejar a su hijo aquí y luego se iba a EEUU. Vi la oportunidad de salir. Antes de dormir todo el día, me fui a buscar la vida". Ahora, 25 años después, Karina es la cocinera (y la alegría) de El Bar de Paula, el local más de moda de Puerta del Ángel, el 'Brooklyn' madrileño.
"El sábado pasado llegamos a vender 40 tortillas de patatas", recuerda Karina, que lamenta que el pasado fin de semana no pudiera acudir al Desfile de la Hispanidad celebrado por las calles de la capital precisamente porque estaba trabajando. "De Bolivia hubo 800 personas, este año nos hemos implicado más", se sorprende esta mujer que siendo una cría alquiló por "260 euros" su primera habitación al poco de llegar a España: "Ahora por ese precio no encuentras nada".
"España es ya mi primer país, me siento muy cómoda aquí"
Karina no tardó en encontrar trabajo de camarera. "Era en el bar de un conocido de una amiga, Las Ruedas, estaba entre Pozuelo y Majadahonda", relata Karina, que hace cinco años entró con Paula, cuando el puesto del mercado era apenas una barrita y ahora tiene a ocho personas trabajando el fin de semana. "La cocina la aprendí aquí", explica la mujer, que señala que "conoce más España" que su propia tierra.
"No conozco ni Cochabamba, ni Sucre, la verdad es que España ya es mi primer país, me siento muy cómoda aquí. Tengo a dos hermanos viviendo en España también. A mi tierra volveré de vacaciones", señala Karina, casada con un español, con el que tiene una hija de ocho años (Elsa), que es su particular tesoro, y que dice que la Fiesta Nacional es "también" su fiesta.
Guillermo Ponce, médico y empresario cubano
Guillermo Ponce gestiona un parque infantil, Tocororo, en San Sebastián de los Reyes (Madrid), uno de los más grandes de España, que antes de la pandemia llegó a dar trabajo a más de 50 personas. "Ahora somos 28". Muy atrás quedan los tiempos cuando llegó con 26 años a España desde su tierra natal, Cuba, con su carrera de Medicina sacada, a buscar trabajo. Hasta que se la convalidaron aquí trabajó en una fundición de aluminio, repartiendo publicidad en el Metro... "Me buscaba la vida como podía", relata Ponce, cuyo primer trabajo de médico fue en la Cárcel de Mujeres de Carabanchel.

Guillermo Ponce, médico y empresario cubano, posa en el Parque Infantil Tocororo, uno de los más grandes de España, que él tiene en San Sebastián de los Reyes. / JOSE LUIS ROCA
Luego vendrían otras prisiones de España, el Summa 112, Centros de Salud, oposiciones y estudios de especialización, además del MIR. "Por el camino surgió la posibilidad de crear este parque infantil y gestionar el patrimonio familiar", relata Ponce, casado con una mujer española, que tiene siete hijos y que sigue haciendo guardias de medicina forense "por mantenerse activo".
"El 12-O es un festejo importante, el recuerdo de lo que fue el Imperio español y su aportación a la humanidad"
"Nunca pensé que podría llegar hasta aquí", se sincera el médico cubano, que considera España su "segunda patria" tras pasar aquí más años que en Cuba. "España abre la puerta a todos si vienes a trabajar y no vienes a delinquir, si vienes a cumplir la ley", afirma Ponce, que cree que 12-O es "un festejo muy importante, el recuerdo de lo que fue el Imperio español".
"Yo, como español que soy, y mis hijos españoles, también veo la grandeza de la celebración, y la disfruto también. Es una celebración del orgullo ser español y lo que ha aportado España a la Humanidad", asegura Ponce, que discrepa, sin embargo, en la perspectiva de lo que ocurrió tras la llegada de Cristóbal Colón a Ámérica. "No fue algo necesariamente positivo la llegada de los españoles. Es cierto que nos conectó con el mundo, también con África, pero el encuentro de las dos culturas fue traumático, provocando lo que podría considerarse un crimen de lesa humanidad, la esclavitud", aprecia el médico, que es afrodescendiente y ahora preside la asociación Afrohispanos.
Víctor Bracamonte, peluquero venezolano
"Siempre quise venir a Europa, y sobre todo a España, por el idioma". Víctor Bracamonte, nacido en Trujillo (Colombia), está a apenas unos días de conseguir la doble nacionalidad. Tras estudiar Contabilidad en su país, decidió cruzar el Atlántico y ganarse la vida aquí con apenas 20 años. Al segundo día ya tenía trabajo en Vallecas -en construcción, mudanzas...-, pero rápidamente se metió en una peluquería. "Siempre me gustó la barbería. Voy a mi ritmo, tengo mi clientela, un poco más de libertad", relata.

Víctor Bracamonte, en la peluquería en la que trajaba en el Paseo de Extremadura de Madrid. / José Luis Roca
Ahora trabaja en el Paseo de Extremadura, donde ya se ha ganado un público fiel por sus buenas maneras con la tijera. "España me gusta mucho, lo siento como mi país", dice Víctor, que señala que tiene amigos en la pandilla de multitud de nacionalidades. "España tiene muchas similitudes con mi país. El idioma, el catolicismo, la cultura, lo único diferente es la gastronomía. Somos pueblos hermanos, con el mismo idioma y las mismas creencias".
"Aquí da igual de dónde seas que te acogen muy bien. A mí me acogió brutal"
De lo que más le llama la atención es que desde el primer momento te sientes que eres bienvenido. "Aquí da igual de dónde seas que te acogen muy bien. A mí me acogió brutal", relata Víctor, al que no costó nada adaptarse a España, solo si acaso por el horario. "Es que allí se empieza antes por la mañana. A las siete si estudias, y a las ocho si vas a trabajar", señala el joven, que vive en un piso con un amigo que es "como su hermano".
"En diciembre vuelvo a Venezuela", relata Víctor, que tiene ganas de ir a pasar el año nuevo con su familia, con su padre, y su hermana, que es "médico" allí, pero que sabe que cuando vuelva a Madrid volverá a "casa" también.
Lina Sanabria, artista visual colombiana
Por Espacio Amazonas, en el distrito madrileño de Carabanchel, han pasado numerosos artistas latinoamericanos que han encontrado en esta nave un puente de llegada a España, un refugio. "Pretende servir de ayuda a los artistas que migran. Cuando migras, de entrada, no sueles trabajar de artista, pierdes muchos años mientras te ubicas. Tratamos de ahorrar pasos, algo que a mí me hubiera gustado encontrar al llegar", relata Lina Sanabria (nacida en Bogotá), muralista y gestora cultural del espacio junto a su socia Nati Andreoli.

Lina Sanabria, artista visual y gestora cultural, posa en el Espacio Amazonas, el espacio cultural que gestiona en Carabanchel. / JOSÉ LUIS ROCA
Tras trabajar en su país natal (Colombia) y Argentina, Lina saltó a España hace ocho años para estudiar un Máster de Estudios de Género en la Universidad Autónoma de Madrid. "Me di cuenta de que había una industria profesional cultural más robusta de lo que me imaginaba", señala la muralista, que empezó pintando en lugares como La Tabacalera y ahora está explorando más la fotografía y lo audiovisual.
"Pintamos murales por todo el mundo, pero el muralismo es un trabajo muy obrero, bastante precarizado", señala Lina, muy centrada ahora en la gestión del espacio, que sirve de taller, pero también para hacer exposiciones, conciertos, obras de teatro, charlas... "Intentamos replicar las maneras comunitarias de Latinoamérica", afirma.
"Entiendo la narrativa del encuentro de dos mundos, pero para la historia de mis pueblos no fue así. Fue algo que se impuso, la religión, la lengua..."
Lina se siente "agradecida" porque la "industria de acá me ha dado la oportunidad de vivir del arte, aunque "no me lo dio, yo trabajé bastante para conseguirlo". "Siento que el español se queja mucho de su país, y siempre hay cosas que mejorar, pero yo siempre me he sentido muy cómoda aquí, en este país, en el barrio Carabanchel, me gusta mucho la diversidad que hay".
Sobre la Fiesta Nacional, no entiende que se haga como una celebración: "Entiendo la narrativa del encuentro de dos mundos, pero para la historia de mis pueblos no fue así. Fue algo que se impuso: el lenguaje, la religión, la matanza de los pueblos originarios...", aprecia Lina, a la que el término Hispanidad genera "rechazo" porque "perpetúa" que fue un "encuentro". "Se siente extraño que se celebre la Hispanidad pero con las leyes de inmigración o el racismo diario no se haga nada".
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