La legislatura catalana

Salvador Illa afronta un esprint final de junio marcado por la financiación, la amnistía y la opa del BBVA al Sabadell

La crisis del PSOE sacude al Govern de Illa en plena negociación de la financiación singular de Catalunya

Sánchez e Illa se reúnen en la Moncloa en plena crisis por la corrupción del PSOE

El president, Salvador Illa.

El president, Salvador Illa. / JORDI BEDMAR / GOVERN

Júlia Regué
Sara González
Barcelona
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En el Palau de la Generalitat eran conscientes desde hace meses de que esta semana será una de las más intensas del primer año de mandato. Pero con lo que no contaban es que el PSOE estaría en estos momentos en plena ebullición por una presunta trama de corrupción que cerca al Gobierno de Pedro Sánchez. Los acuerdos que Salvador Illa suscribió para ser investido president dependen, en buena parte, de la predisposición del Ejecutivo central a cumplirlos, especialmente el nuevo modelo de financiación singular para Catalunya. Pero en este esprint de siete días, Illa deberá superar algunos baches para garantizarse la estabilidad. La agenda aprieta y la trama Koldo inquieta.

El principal acuerdo que se debe alumbrar es el modelo de financiación singular para Catalunya. Un grupo de expertos lleva meses puliendo los detalles, partiendo de que debe respetar el principio de ordinalidad y contar con una cuota de solidaridad. Mientras, el Govern ha ido avanzando en medidas para fortalecer la Agència Tributaria de Catalunya, con el objetivo de que en 2026 ya pueda recaudar el IRPF. Lo ha hecho con un aumento de la plantilla y participando en la campaña de la renta. La consellera de Economia, Alícia Romero, también ha ido revisando con el ministerio de Hacienda de María Jesús Montero qué tributos puede ir asumiendo la autonomía catalana, después de un primer traspaso en el que se acordó compartir una parte de la gestión del impuesto de matriculación.

Fuentes del Govern recalcan que Illa cumplirá y que el lunes 30 de junio habrá un anuncio sobre financiación. Pero esto choca con los mensajes que lanza ERC, que ve muy verde el pacto y recalca que todavía no hay el plácet del Gobierno, culpando a la ministra María Jesús Montero de dilatar esta cuestión y recordando que es la candidata del PSOE a las elecciones en Andalucía, algo que impacta en las decisiones que tome desde el Ministerio. De hecho, fuentes republicanas insisten en que están dispuestas a dar más tiempo para seguir negociando, y a que el Govern incumpla los plazos, antes que prestarse a figurar en un anuncio "vacío".

Illa se ha manifestado en varias ocasiones en contra de la opa del BBVA al Banc Sabadell alegando que puede perjudicar los "intereses" tanto de las pymes como de los catalanes. "Yo preferiría que no saliera adelante", llegó a confesar ante el sector empresarial durante las jornadas del Cercle d'Economia. Este martes, el Consejo de Ministros deberá decidir si impone condiciones más duras que las fijadas por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para tratar de frenar la operación y que el BBVA desista, o no. Sea como sea, el desenlace tendrá un impacto en el Govern porque todo el 'establishment' catalán está en contra y porque afecta a la idea de la "normalización institucional y política" vinculada a la estabilidad que defiende el PSC tras el 'procés'. Y es que Illa capitalizó el regreso de la sede social del Banc Sabadell a Catalunya y el retorno de la Fundació La Caixa y Criteria, y una opa de esta magnitud empañaría estos triunfos.

La amnistía, la medida más ambiciosa que arrancaron los independentistas a los socialistas a cambio de la investidura de Pedro Sánchez, sigue ofreciendo capítulos nuevos. El Tribunal Constitucional decidirá entre el martes y el jueves si la ley es constitucional, analizando el borrador que ya se dio a conocer que avala la norma. Este es un paso importante, pero no decisivo. De hecho, debido a la mayoría vigente a favor de los progresistas y a tenor del texto propuesto a debate, se da por descontado el apoyo al texto y el rechazo a la petición del PP, pero no implica el regreso de Carles Puigdemont. Depende del Tribunal Supremo que el expresident pueda ser beneficiado, ya que los jueces del alto tribunal consideran que no se le puede aplicar al presunto delito de malversación, una cuestión que se elevará a Europa. Hasta entonces, Illa no podrá cerrar el libro del 'procés', pero sí podrá seguir defendiendo que los pasos en favor de la 'desinflamación' del 1-O están dando sus frutos.

Esta última semana de junio de alto voltaje para el Govern arrancará con la visita de los Reyes a Montserrat con motivo del Milenario del monasterio, con Illa ejerciendo de anfitrión el día en que en Catalunya se celebra la verbena de Sant Joan. Se trata de un acto que la ANC ha aprovechado para reactivar las protestas contra el monarca, con la incógnita de si logrará aglutinar suficiente asistencia como para tener alguna incidencia o alterar la visita prevista. Será un termómetro sobre la "normalidad" de la que presume el president. No hay Govern que en algún momento no haya pedido suerte a la Moreneta.

A la agenda prevista por Illa se suma lo exógeno e imprevisible que suponen los avances del caso de corrupción que azota al PSOE en estos momentos. Porque mientras el president trata de salir airoso de sus principales retos, por los juzgados desfilarán estos días Koldo y Ábalos -el día 23- y Santos Cerdán -el día 30-. Aunque el Govern defiende a capa y espada que sus planes no se van a ver alterados por la crisis abierta en Ferraz, lo cierto es que nadie en el PSC transita sin mirar de reojo -e incluso temor- lo que va revelando el informe de la UCO o lo que puedan decir los propios implicados con la duda de si tendrá algún impacto político o personal en Catalunya.

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