Apuntes políticos de la semana

La teoría del caos y el 'váyase': ¿Está Sánchez como estaba González? ¿Y Feijóo como Aznar?

Las encuestas reflejan que ni los datos económicos, ni los niveles de corrupción, ni la solidez del proyecto de la oposición son comparables a los de hace 30 años

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Jose Rico

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Barcelona
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"Váyase señor González, haga un favor a España y váyase. En las actuales circunstancias no le queda más que una salida honorable: presentar su renuncia al Rey y aconsejarle respecto a qué miembro de su partido reúne las mejores condiciones para sustituirle. Váyase, señor González. Asuma la responsabilidad que le corresponde y váyase. Resuelva sus problemas con su partido, busque el sustituto que le parezca más oportuno y prepare el trámite de investidura. Pero hágalo ya porque, además de necesario, es urgente". Aquellos cuatro 'váyase' de José María Aznar a Felipe González el 19 de abril de 1994 duraron dos años. Los que tardó el entonces líder del PP en ganar las elecciones y acabar con 13 años de gobierno socialista. El latiguillo quedó para la historia como el símbolo de la primera gran legislatura de la crispación en España. Luego vendrían otras tan o más convulsas.

Alberto Núñez Feijóo, quien confesó en su día haber votado a González en 1982, ha desempolvado esta semana el 'váyase' como nuevo estadio de la estrategia del PP para tumbar a Pedro Sánchez. Esa estrategia consiste en presentar a España como un país donde reina el caos por la incapacidad para resolver los problemas de un Gobierno sobrepasado por las circunstancias. En el discurso de hace 31 años que mencionábamos antes, Aznar hizo una retahíla de los escándalos de corrupción que carcomían al PSOE para justificar que González debía dimitir. Feijóo parece querer retomar aquella estela exitosa para el PP, pero, ¿está Sánchez ahora como González entonces? ¿Y Feijóo como Aznar?

El Gobierno atraviesa por semanas de enorme flojera. El gigantesco apagón que fundió a negro España sigue sin causa esclarecida tres semanas después, pese al empeño de Sánchez por blindar a las renovables y señalar a las nucleares. Tampoco hay nuevas certezas acerca del robo de cobre que provocó el caos ferroviario a los pocos días, y del que el Ejecutivo y los investigadores discrepaban sobre la tesis del sabotaje. Y los mensajes de Whatsapp entre Sánchez y José Luis Ábalos han enervado los ánimos de unos por su contenido (ya veremos si incriminatorio) y de los otros por la filtración de conversaciones privadas (una más de tantas). De esta sucesión de acontecimientos extrae el PP la conclusión de que el "sanchismo" languidece igual que el felipismo se diluyó como un azucarillo, víctima de sus propias actuaciones, entre 1993 y 1996.

El presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, durante su comparecencia en el Congreso de los Diputados el pasado 7 de mayo.

El presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, durante su comparecencia en el Congreso de los Diputados el pasado 7 de mayo. / José Luis Roca

Pero las encuestas de entonces y las de ahora son muy distintas. En el barómetro del CIS de mayo de 1994, el posterior al 'váyase señor González', el 63% de los españoles calificaban de mala o muy mala la situación política del país, un porcentaje que no podemos comparar con la actualidad porque el instituto público dejó de hacer esta pregunta tras la pandemia. En cambio, entonces el 72% de los encuestados consideraban mala o muy mala la situación económica de España y solo un 3,4 la aprobaban. 31 años después, la suspenden el 55% y la aprueban el 37%, con el añadido de que el 69% dice tener hoy una buena o muy buena situación económica personal. El bolsillo suele poner y quitar gobiernos, y mientras a González le estalló una crisis económica, Sánchez presume hoy de cifras récord de empleo y crecimiento económico.

Por lo que respecta a Feijóo, su liderazgo en el PP no es el de Aznar en los años 90 del siglo pasado. Sí hay una realidad que une al actual jefe de la oposición con su antecesor: haberse quedado sin el Gobierno tras unas elecciones que creían ganadas. Le ocurrió a Aznar en 1993 y a Feijóo en 2023. Pero hay dos diferencias clave. La primera es que el actual líder popular ganó los comicios, a diferencia del hoy presidente de la FAES, lo que jugaría teóricamente a su favor. Sin embargo, Aznar gozó siempre de un partido unido en torno a él y sin rival por la derecha, privilegio del que no dispone Feijóo. Por eso ha precipitado el congreso nacional del partido, para relanzar un proyecto alternativo que en dos años de legislatura no ha tomado la velocidad suficiente como para hacer temblar al PSOE.

Archivo - El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, a 10 de abril de 2025, en Madrid (España)

Archivo - El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, a 10 de abril de 2025, en Madrid (España) / Fernando Sánchez - Europa Press - Archivo

En mayo de 1994, Aznar le sacaba cuatro puntos a González en el CIS y dos años después le ganó en las urnas por apenas un punto. Este último mes, Feijóo ha remontado porque Vox empieza a pagar la factura de su idilio con el arancelario Donald Trump, pero continúa a dos puntos de Sánchez. En el resto de encuestas sí gana el PP, pero con una ventaja de entre cuatro y cinco puntos que no permite dar nada por sentado a dos años, a priori, para las elecciones. No olvidemos que la teoría del caos nos advierte de que la naturaleza es impredecible y que una pequeña variación imprevista puede cambiar el comportamiento futuro en un pispás. Así que imagínense en la política.

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