Contracrónica

Camps hace lo que Mazón no puede, pero "açò, qui ho paga?"

"Tú siempre has estado donde tocaba estar". Bum. Todo dicho al empezar el acto. "No podemos justificar lo injustificable". Bum, bum

Camps, rodeado de fieles.

Camps, rodeado de fieles. / J.M. López

Alfons Garcia

Valencia
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Empieza el acto. Mucha veteranía. Mucho excargo, pocos que toquen poder, salvo algunos concejales. Poca carne fresca, aunque es la que se exhibe, la que toma la palabra: hay que presumir de lo que merma, es ley política. El primero en hablar es el portavoz del PP en Aldaia, Jesús Molins. Abre con un recuerdo por la dana del 29 de octubre. Aplauso. Envía un mensaje de gratitud a los voluntarios. Ni mención al president de la Generalitat, Carlos Mazón, de su mismo partido, ni al Consell. No hay más preguntas, señoría. Todo está dicho desde el minuto uno. Aunque no se mencione a Mazón. Precisamente por eso.

"Tú siempre has estado donde tocaba estar", remarca uno de los jóvenes participantes. ¿Para qué más? Bum. "No podemos justificar lo injustificable", añade la exalcaldesa de Alicante Sonia Castedo después. Bum, bum. Torpedo a la línea de flotación sin necesidad de decir el nombre propio que sobrevuela el recinto. 

Ni una sola vez. El nombre del jefe del Consell y presidente del PPCV no se cita en la hora larga de terapia de reivindicación de Francisco Camps. Paco, mejor dicho, o "presidente", como le jalean y se refieren a él. "El día de hoy es solo el comienzo de algo muy grande", dice uno de esos jóvenes con los que hace el paseíllo de entrada. Nada está dejado a la improvisación. Tampoco las claves que se tocan hasta que la voz llega a Camps: la pilota, la "nostra llengua", la vertebración del territorio.

Porque el acto no es cualquier cosa. ¿Mil, más de 1.600 (eso dice Camps), casi 2.000 (eso dice la presentadora, Inés Peiró, edila en la Pobla de Vallbona)? Da igual. Los suficientes para evidenciar potencia. Para demostrar que él sí que puede realizar esta exhibición de fuerza. Algo que sería intolerable, una provocación, si se le ocurriera a Mazón con todo el fango que ha arrastrado la gestión de la riada. Ese es uno de los mensajes lanzados hacia Génova y Alberto Núñez Feijóo, al que Camps sí interpela directamente: "Paco Camps tiene un solo objetivo, que Feijóo sea el próximo presidente del Gobierno", dice el mismo Paco Camps en el escenario.

Autobuses desde Alicante, dron, sonido y emisión en streaming, música en directo, un espacio como el icónico edificio Veles e Vents junto al mar. Cohetes al llegar y al hablar. Pantallas. El acto no es cualquier cosa, claro que no. Aquí hay recursos. 

Así que, "açò, qui ho paga?" Que es una forma de decir: qué hay detrás de toda esta operación. "El PP no ha pagado", responde la organización. Sin duda. Han sido "aportaciones de los organizadores", añade. El coste no llega a los 3.000 euros, dice. ¿Solo?  

Es el propio Camps el que destaca el despliegue e incluso, en esta nueva etapa liberado de yugos judiciales, bromea con que recuerda a otros tiempos y actos, que "no voy a decir para que no se malinterprete", dice. Claro que sí, los ‘eventos’ cuando el PP arrollaba en las urnas y doblaba a la oposición, aquellos que organizaba con tanto éxito el "amiguito del alma" de frondoso bigote, aquellos que la causa judicial de Gürtel demostró que se realizaban con ‘dopaje’, con financiación de empresas que contrataban con la administración. Todo eso queda tras la sonrisa, en la trastienda. Es la parte oculta de este acto. Es el legado que lleva atado a sus pies quien ha salido limpio de sus topetones con la justicia y ahora quiere volver a la primera línea del PP, que no a la Generalitat (al menos eso dice ahora con un lenguaje gallego para que le llegue nítido a Feijóo: "Es algo que tienen que entender los que tienen que entender"). ¿Queda claro? Se trata, para que lo entiendan, de una fórmula ‘peneuvista’, sin tradición por estos pagos valencianos, ni en Galicia. Un presidente en el partido. Otro rostro, en la Generalitat. Por que "un gobierno sin partido no subsiste", argumenta. Es una forma de intentar molestar lo menos posible. Si es que es posible tras un acto tan trabajado.

Porque, tras la presentación, queda claro que hay campsismo. La duda es si hay mazonismo. Diría que para los de Camps, no, porque ni lo mencionan, lo dan por amortizado. Su mensaje es que Camps sí está, como estará hoy en la Missa d’Infants (ahí Mazón parece que también quiere estar) y en la procesión del día grande de la Mare de Déu, donde el president no puede pensar estar. Todo está dicho. 

Es muy posible que Camps y los suyos (rostros del pasado en su gran mayoría) no vuelvan a liderar el PPCV, pero que sean reconocidos (hasta ahora ni se les miraba) y tengan capacidad de influencia, eso ya es otra cosa. Camps vuelve a cantar el himno de Francisco.

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