Apuntes políticos de la semana

¿Hubo un 'apagón político' en Catalunya? Todo lo que falló (y lo que no) tras el cero eléctrico

La Generalitat estudia extender la red de telecomunicaciones Rescat a los miembros del Govern, altos cargos y presidentes de los grupos parlamentarios para asegurar la comunicación en casos de crisis

Noche en vela en la Generalitat por el apagón: "El principal temor fueron los hospitales y las comisarías"

El Govern abre dos expedientes a Red Eléctrica y Endesa para averiguar las causas del apagón

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Júlia Regué

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Barcelona
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A las 12.33 horas del lunes, se produjo un cero eléctrico nacional. El president Salvador Illa visitaba las obras del Hall Zero de Fira de Barcelona en L'Hospitalet de Llobregat cuando detectó que las conexiones no funcionaban. Su mano derecha, el conseller de la Presidència, Albert Dalmau, montó el comité de crisis y el Palau de la Generalitat se convirtió en un centro de operaciones con los mandos centralizados en la Sala Tàpies y el Saló de Sant Jordi, y con interlocución directa con el CECAT en el Departament d'Interior.

Illa pidió a cada conseller que, de camino a Palau, contactara con su homólogo en Madrid para que la reunión en la Generalitat pudiera comenzar con información actualizada proporcionada por los ministerios. Los responsables de Red Eléctrica y de Endesa en Catalunya acudieron a la sede del Govern con el mismo encargo.

La primera reunión del comité de crisis se convocó a las 14.00 horas del lunes y la consellera de Interior, Núria Parlon, fue designada como portavoz. Se partió la guardia nocturna con Dalmau, quien llegó a Interior a las 03.00 horas de la madrugada y media hora después envió un mensaje a los presidentes de los grupos parlamentarios comunicándoles que las conexiones estaban prácticamente restablecidas en Catalunya. A las 07.30 horas el Govern constató que todo volvía a la normalidad, salvo el ya maltrecho servicio de Rodalies.

En el Palau están satisfechos de su gestión, pero la oposición critica que Illa compareciera a las 20.30 horas del lunes, y no antes, y que Parlon no hiciera lo propio hasta tres horas y media después del apagón, y que no aceptara preguntas en las primeras intervenciones públicas. El Govern argumenta que prefería esperar a tener más información. Pero, ¿qué sucedió durante aquellas horas? ¿Qué falló y que no? ¿Qué planes tiene el Govern por si hay una nueva crisis?

El principal problema del pasado lunes, a diferencia de otras emergencias, es que no había comunicaciones estables, por lo que les costaba recibir información sobre las causas del apagón y una radiografía completa de las afectaciones. Por eso Illa ordenó que todos los altos cargos de la administración acudieran presencialmente al Palau de la Generalitat. "La toma de decisiones debía ser diligente", razonan fuentes del Govern.

El comité de crisis tenía redactado un decreto para requisar combustible a las 14.30 horas, ya que el pronóstico de Red Eléctrica era que el apagón podía alargarse hasta 10 horas. Los servicios de atención básica estaban garantizados por los generadores -reforzaron la atención enviando ambulancias delante de los centros de atención primaria- y los teléfonos de emergencia estaban activos debido a la red de Radiocomunicaciones de Emergencias y Seguridad de Catalunya (Rescat), que es la da cobertura a los cuerpos implicados en la seguridad y las emergencias.

Los trenes fueron un quebradero de cabeza, porque la falta de cobertura de los maquinistas impedía conocer la ubicación exacta de los convoyes y dificultaba el rescate de los pasajeros. La información proporcionada por los alcaldes, que informaban a los delegados del Govern, fue clave en este flanco.

Lo que más llegó a preocupar al Govern fue el corte del suministro eléctrico en los centros penitenciarios, especialmente, en Brians. Endesa dio prioridad a la conexión de esta cárcel por temor a quedarse sin combustible que propulsara los generadores.

La recuperación progresiva de la luz llegó antes de que el combustible de los generadores se agotara en las infraestructuras clave, y la noche pasó sin incidentes graves.

En cuanto terminaba el comité de crisis, se reunían otros dos órganos. Uno formado por los delegados del Govern en el territorio para que tuvieran información fluida que debían trasladar a los alcaldes, y otro por los presidentes de las diputaciones y representantes de las entidades municipalistas. A ellos se les comunicaban los avances mientras se atendía a los medios de comunicación, si bien inicialmente el Govern remitió a la ciudadanía a las redes oficiales del Govern a las que no se podía acceder por falta de conexión.

La oposición estaba informada de los pasos que iba dando el Govern, aunque algunos de sus máximos representantes sufrían los efectos del corte y tardaban en poder leer y responder los mensajes. El conseller Dalmau contactó con todos los grupos parlamentarios. En una emergencia no hay vetos, e incluso habló por teléfono con la líder de Aliança Catalana, Sílvia Orriols. El presidente del Parlament, Josep Rull, se puso a disposición del Govern en cuanto detectó el fallo y estuvo en contacto permanente con miembros del Consell Executiu.

Precisamente, a raíz de la dificultad de contactar con algunos dirigentes de la oposición, una de las medidas que estudia ya el Govern es extender la red Rescat a todos los miembros del Govern, a los altos cargos y a los presidentes de los grupos parlamentarios. Esta sería la única forma de garantizar que se les pueda informar al minuto, pese a estar sin suministro eléctrico, y de poder emprender una acción coordinada. También se explora la creación de un gabinete específico de crisis centrado en la comunicación, que pueda ser diligente en la atención a los periodistas.

En el orden de prioridades del Executiu está también la forma de garantizar una autonomía de 48 horas a las infraestructuras clave, como lo son los hospitales, colegios, comisarías, hospitales y edificios gubernamentales, mediante el rediseño de la red de telecomunicaciones.

Illa comparecerá el martes en el Parlament y defenderá que, en Catalunya, hubo un apagón eléctrico, pero no político. Está por ver si logra convencer a la oposición.

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