El 23 de abril del jefe de la Generalitat
Illa lleva el duelo por el papa Francisco a su Sant Jordi "de todos"
El president, centrado en proyectar una festividad inclusiva, reivindicará en su discurso institucional el legado del pontífice en una jornada con menos agenda pública de la inicialmente prevista
Así afecta el luto oficial por la muerte del papa Francisco a la Diada de Sant Jordi
Illa alaba que el papa Francisco pusiera a "pobres y desvalidos en el centro" de la Iglesia

El president de la Generalitat, Salvador Illa. / JORDI OTIX / EPC


Sara González
Sara GonzálezPeriodista
Periodista especializada en Política. Autora de 'Per raó d'Estat' (Ara Llibres), 'Cas Mercuri. La galàxia Bustos' (Saldonar) y 'El part dels comuns. Relat del naixement de Catalunya en Comú' (Saldonar)
Desde el principio del mandato, el president Salvador Illa bautizó a su Govern como el "de todos". Se trata de un guiño al fin de una etapa, la del 'procés', que los socialistas dan por finiquitada y que siempre criticaron porque consideraban que el independentismo interpelaba a solo una parte de los catalanes. El primer Sant Jordi del jefe de la Generalitat se diseñó para exprimir ese lema con una agenda de actos con intención de interpelar todos los flancos del catalanismo. No obstante, se ha visto alterada y también recortada por los tres días de luto oficial tras la muerte del papa Francisco, figura que impregnará el discurso del president en una Diada tan importante para Catalunya como lo es el Onze de Setembre.
Hay un hilo conductor entre las intervenciones institucionales que Illa ha hecho durante los poco más de ocho meses que lleva en el cargo. Tanto en el del 11 de septiembre como en el de Sant Esteve abogó por la unidad y convivencia desde el pluralismo de los catalanes, pero también por la "fraternidad" con los distintos territorios de España con el objetivo de la financiación singular en el horizonte. Y antes de acabar el año, en su balance cuando llevaba cuatro meses en el cargo, dio por culminado el "cambio de etapa" con una agenda centrada en la mejora de los servicios públicos y un mayor autogobierno.
Siempre tratando de buscar el equilibrio para que sus palabras no levanten ampollas -menos para lanzar dardos a los mensajes excluyentes de la extrema derecha- esa es la misma senda seguirá en la declaración institucional de su primer Sant Jordi, en la que integrará el legado del Papa que lleva dos días reivindicando. Lo hizo largo y tendido ya este martes en un coloquio con el escritor Javier Cercas, pero Illa, católico practicante y devoto de Francisco, buscará ligar la fiesta a la filosofía de un pontífice de quien loa, especialmente, su lenguaje "directo", su atención al más débil y el recado de vivir desde la "alegría" la fe.
Una celebración inclusiva
Para el president, la festividad de Sant Jordi concentra todos los ingredientes de lo que, a su juicio, debe ser una celebración inclusiva. Con los libros y las rosas en el epicentro, no hay partido que reniegue de ella, pese a que cada uno dé más o menos peso a los elementos distintivos nacionales de Catalunya. Poner de relieve esa argamasa -"lo que une y no lo que separa"- forma parte de la columna vertebral de su discurso, con una especial atención, tratándose de Sant Jordi, a la cultura y la lengua catalana. Más aún tratándose de un Govern en minoría cuya estabilidad depende de su capacidad para pactar. Hasta ahora, ha logrado con pocos rasguños compactar la mayoría de la investidura con ERC y los Comuns.
El Sant Jordi del president será más austero del inicialmente previsto porque solo se mantienen en formato público los actos que tengan que ver con la promoción de la literatura y quedan descartados los más festivos. No faltará la misa en el Palau de la Generalitat, que estará presidida por el abad de Montserrat, Manel Gasch, aunque finalmente no será retransmitida públicamente. Pero quedará para el año que viene la recuperación de la chocolatada con los galardonados con la Creu de Sant Jordi en el Pati dels Tarongers, festejo que era seña de identidad de la presidencia de Jordi Pujol y, después, de Pasqual Maragall. Es ya también seña de su mandato recordar que se siente heredero de la obra de sus predecesores en el cargo.
Sobrevive ante los focos, eso sí, el paseo por las paradas de libros y rosas tras hacer una visita a una de las personas mayores atendidas por la entidad Amics de la Gent Gran, mientras que el resto de agenda será a puerta cerrada. Será en ese momento cuando Illa ponga el termómetro en la calle del momento político que le toca manejar. Los libros sobre el 'procés' han menguado drásticamente, así como los actos independentistas que antaño se hacían hueco en todas las festividades. Esta vez, la manifestación que está convocada va a cargo de la plataforma Sant Jordi per la Llengua con el objetivo de reivindicar la urgencia por potenciar el catalán, asunto del que Illa espera poder lucir logros en los próximos meses con la vista puesta en su uso en Europa.
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