Elecciones 2027
Junts mira de reojo a Aliança Catalana para perfilar su estrategia municipal
Las voces de 'El corredor del fuet': El debate de la inmigración en la Catalunya interior
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La dirección de Junts, tras su elección en el congreso del partido del pasado octubre en Calella / QUIQUE GARCÍA / EFE


Carlota Camps
Carlota CampsRedactora especializada en Parlament y política catalana
Graduada en Periodismo y con un máster en Análisis Político, sigue la actualidad política del Parlament y el día a día de varios partidos catalanes, especialmente de Junts per Catalunya.
Las elecciones municipales de 2027 serán la primera cita del nuevo ciclo electoral, si nada se tuerce y no hay una convocatoria anticipada en el Congreso o en el Parlament. Para ello quedan aún dos años, pero se trata de unos comicios de especial relevancia en Catalunya. Primero, porque puede haber cambios de fondo en el sentido de las alianzas: por ejemplo, durante el 'procés' se priorizaron los pactos independentistas, una tendencia que en 2023 ya empezó a hacer aguas y que ahora podría acentuarse desde que el PSC y ERC se entienden en la Generalitat. Y segundo, porque permitirá saber el alcance real del fenómeno de Aliança Catalana. Junts, que comparte una importante frontera electoral con los de Sílvia Orriols, ya les mira de reojo para empezar a tejer su estrategia.
La extrema derecha independentista se ha puesto como objetivo prioritario crecer en los municipios que transcurren a lo largo del Eix Tranversal, poniendo especial énfasis en poblaciones como Manresa o Vic. Es aquí donde el discurso de Orriols puede encontrar mejor caldo de cultivo. La Catalunya interior ha vivido en los últimos años un cambio demográfico relevante, derivado en gran parte de la llegada de migrantes que nutren su potente industria cárnica, como se encargó de explicar Elisenda Colell en 'El corredor del fuet'.
La capital del Bages tiene actualmente un 20% de población migrante, según datos del IDESCAT, mientras que en la de Osona se eleva hasta el 30% de la población. También Aliança busca hacer mella en otras poblaciones como Figueras (con un 29% de población migrante) o Olot (con un 26%). Menos en Manresa, donde gobiernan los republicanos, las otras tres poblaciones tienen actualmente un alcalde de Junts. Por este motivo, con el caso de Ripoll muy presente, los posconvergentes han empezado a abordar la cuestión migratoria.
De momento el discurso se ha centrado en la delegación de competencias en inmigración, con el argumento de buscar una "solución catalana" a la cuestión. Y el secretario general del partido, Jordi Turull, ha empezado una gira para intentar desactivar a Orriols y hacer calar el mensaje de que "el odio no es la respuesta". Sin embargo, esta por ver si todos los candidatos municipales, que son los que afrontaran el primer duelo con Aliança, siguen la misma línea. Sin ir más lejos, el líder de Junts en Manresa, Ramon Bacardit, abrió una nueva polémica la semana pasada cuando afirmó que su municipio "no puede tener una puerta abierta al océano". "Tenemos que poder decir que ya basta, que Manresa está saturada", remató.
¿Cordón sanitario?
Oficialmente, desde la dirección defienden que no están preocupados por el avance de los de Orriols en las encuestas, a pesar de que el último sondeo del CEO detectaba un crecimiento exponencial de Aliança en el Parlament -de 2 diputados a 8-10- a costa de un retroceso de Junts -de 35 a 32-30-. La cúpula de Junts mantiene que solo están pendientes de ellos mismos y que su máxima prioridad en 2027 será conseguir el mayor número de concejales, sin pensar en el día siguiente.
A diferencia de las últimas elecciones catalanas, Junts prepara el terreno para desmarcarse de un veto general a firmar pactos postelectorales con Aliança Catalana, lo que se conoce como 'cordón sanitario'. En el Parlament ya han empezado a probar esta estrategia, que tachan de contraproducente. Y además, en el caso de las municipales, piensan utilizar como principal argumento el agravio que sintieron en los últimos dos pactos de investidura en el Ayuntamiento de Barcelona. En 2023, el posconvergente Xavier Trias ganó los comicios, pero no pudo gobernar tras un acuerdo entre PSC, Comuns y el PP. En 2019 pasó algo similar: el republicano Ernest Maragall fue el más votado, pero se quedó sin la Alcaldía por un pacto entre socialista, Comuns y la candidatura de Manuel Valls.
Ante esta cuestión, la estrategia de los posconvergentes pasará por reclamar que se deje gobernar a la lista más votada en los ayuntamientos. De hecho, en Junts creen que la aparición de Aliança puede impedir que se sumen tripartitos de izquierda que les desbanquen de las alcaldías, ya que cuentan que los más perjudicados en el reparto de concejales serán los grupos más pequeños, los Comuns y la CUP. De momento, la previsión es tejer la estrategia sin prisa y no hay previsión de empezar a confirmar los candidatos hasta dentro de un año.
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