La estabilidad de la legislatura

Illa convierte la batalla contra los aranceles en una baza para compactar la mayoría de la investidura

El president aprieta el acelerador para amarrar los apoyos a la ampliación de crédito tras el pacto de las izquierdas para regular los alquileres y el plan para hacer frente a la guerra comercial

Illa iniciará el lunes una batería de reuniones con los empresarios catalanes para hacer frente a los aranceles

El president de la Generalitat, Salvador Illa, en una imagen de archivo

El president de la Generalitat, Salvador Illa, en una imagen de archivo / David Zorrakino / Europa Press

Sara González

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Barcelona
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Hace justo 10 días, en el Palau de la Generalitat calentaban motores para activar las "palancas" que, a su juicio, son necesarias para que el Govern logre pactar con ERC y los Comuns una ampliación de crédito de 1.769 millones de euros. Unos recursos clave para tener más margen de gasto y que son el pasaje para la estabilidad de Salvador Illa. "Se tiene que generar el contexto", insistían fuentes gubernamentales mientras armaban la estrategia para compactar la mayoría de la investidura. Dos bazas han puesto en juego: la de la urgencia por hacer frente a los aranceles impuestos por Donald Trump y la legislación para poner coto al negocio de la vivienda.

Dos fotos resumen la estrategia desplegada por el Govern con la vista puesta en lograr un pacto una vez pasado el parón de Semana Santa: la del miércoles en el Parlament, con el insólito acuerdo entre el PSC, ERC, Comuns y la CUP para regular los alquileres de temporada y de habitaciones, el primero de toda la bancada de la izquierda en bloque; y la del president desplegando ante los grupos parlamentarios y los empresarios el plan para movilizar 1.500 millones de euros en créditos y ayudas para mitigar el impacto de los aranceles en los sectores más afectados. Una respuesta de la que ha presumido durante su viaje institucional en Italia para asumir la presidencia de los Cuatro Motores para Europa.

Por el Palau de la Generalitat desfilarán entre este lunes y el miércoles directivos del sector farmacéutico, automovilístico y agroalimentario, los que más tiemblan ante las decisiones económicas de la Casa Blanca. Del plan de choque, hay 300 millones que están directamente condicionados a si el suplemento sale adelante. El marco que sibilinamente pretende situar el Govern es claro: ¿Qué grupo de la oposición que se reivindique como responsable está dispuesto a rechazar un escudo para las empresas? Paradójicamente, las intenciones de Trump pueden actuar como catalizador en el panorama político catalán.

De la "guerra contra el virus" a la de los aranceles

En el entorno del president suelen recordar que es "un buen gestor de crisis". Bregado en la "guerra contra el virus" durante la pandemia como ministro de Sanidad, Illa recicla parte de la retórica cuando invoca a la "unidad" catalana, estatal y europea para hacer frente a la guerra comercial desencadenada por Trump. La respuesta obtenida ha sido la que pretendía. Tanto ERC como los Comuns, pero también Junts sin formar parte de la aritmética de la investidura, se han puesto la palabra "colaboración" en la boca, cosa que lleva al Govern a asegurar que es "optimista" con el resultado de las negociaciones.

Eso sí, los socios ya han advertido de que no darán "un cheque en blanco", cosa que supondrá que el Executiu tenga que aceptar contrapartidas que ya dan por descontadas. Hasta ahora, Illa ha evitado una presión directa porque está convencido de que los socios necesitan una pista de aterrizaje para seguir dándole oxígeno sin grandes penalizaciones y que sería contraproducente entrar en esa dinámica. Eso sí, empieza a impacientarse con la fecha para el acuerdo que le permita disponer de los recursos adicionales, que aseguran que debería ser "cuanto antes mejor".

Salvador Illa aplaudeix després de la validació de la regulació del lloguer de temporada, ahir al Parlament. | MARIA PRATDESABA / ACN

Salvador Illa, durante el pleno en el Parlament de esta semana / ACN

Más allá del escudo para las empresas, de ese montante dependen asuntos como el incremento de salario de los funcionarios y otros proyectos que quiere impulsar el Govern, como la ley de barrios. El mes de mayo es la fecha límite con la que trabajan en Palau para atar esos recursos que salvarían la estabilidad en la Generalitat hasta que se tenga que afrontar la negociación de los presupuestos de 2026.

Con ERC y Comuns... y más allá

Aunque el grupo de Carles Puigdemont busque entrar en la ecuación de las negociaciones para hacer frente a los aranceles, el PSC no está dispuesto a sacrificar la suma que hasta ahora ha sostenido el Govern en minoría, así que no se aventurará a cerrar acuerdos con ellos que supongan lesionar el "vínculo estratégico" que están tejiendo con ERC y con los Comuns. Menos aún después de una semana en la que incluso los socialistas se han estrechado la mano con los diputados de la CUP. Una flor no hace verano ni dos primavera, vienen a decir ambas partes, pero sí que admiten que es un "primer paso" y que habrá que ver si hay siguientes.

El mismo Illa mostró su "sorpresa" por el hecho de que los anticapitalistas fueran los que levantaran el teléfono para mostrar disposición a alcanzar un acuerdo con el Govern para regular los alquileres de temporada y de habitaciones. El PSC ha aceptado, haciendo de la necesidad virtud para salvar el decreto en el Parlament, una normativa que hace un año rechazaba porque consideraban que debía abordarse a nivel estatal con el riesgo de que sea impugnada ante el Tribunal Constitucional. Pero se ha metido en el zurrón un acuerdo de toda la izquierda catalana sin parangón.

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