Guerra comercial y amenaza militar
El Gobierno capea sin presupuestos ni pactos de Estado el envite de los aranceles y el gasto en defensa
Moncloa se abona a arrancar más fondos UE para afrontar el golpe comercial y el plan de rearme, mientras cunde el pesimismo sobre las posibilidades de una tregua en la polarización política

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente chino, Xi Jinping, durante su encuentro en Pekín el pasado viernes. / Andrés Martínez Casares/ AP


Iván Gil
Iván GilPeriodista
Me encargo de cubrir la información política sobre el PSOE y el Gobierno en EL PERIÓDICO. Antes estuve doce años en El Confidencial y comencé haciendo información local en Galicia, en los diarios Faro de Vigo y La Región. Como analista político he participado en diversos medios y actualmente lo hago de forma habitual en la TVG.
El Gobierno afronta los desafíos sobrevenidos en materia de defensa y de comercio por el giro geopolítico de EEUU en unas condiciones que añaden todavía más complejidad a su respuesta. A nivel económico debe manejarse con unas cuentas públicas prorrogadas, mientras que a nivel político el escenario de polarización apenas da signos de tregua. Incluso en lo que respecta a la necesidad de incrementar el gasto militar, Pedro Sánchez no tiene el apoyo de sus socios de investidura. Pese a todo, el jefe del Ejecutivo no se resigna a tirar de su ‘manual de resistencia’ y prefiere elevar la apuesta para “hacer de la necesidad virtud”, como enfocó esta legislatura desde el pacto con Junts para la amnistía. De ahí que en Moncloa se refieran a las posibilidades de convertir estas crisis en una “ventana de oportunidad” y aseguran que “tiraremos de presupuestos prorrogados sin problemas”.
Para ello no esconden que dependen en buena medida del éxito de sus negociaciones en Bruselas con el fin de suavizar el impacto en la economía española de la guerra comercial y orientar el plan de rearme hacia la industria tecnológica sin recortes sociales. El objetivo pasa por arrancar fondos comunes para financiar la respuesta a los aranceles y la subida del gasto militar en más de siete décimas del PIB, hasta el 2%, así como para canalizar la inversión en defensa a los materiales de doble uso. Con este paraguas, que desde el Gobierno ven "viable" tras hablarlo directamente Pedro Sánchez con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, “los presupuestos no son tan importantes”, según aseguran.
“La financiación no parece un problema, pero esperamos ayudas europeas”, añaden para apuntar también a la necesidad de flexibilidad normativa en el marco de las leyes europeas de competitividad. Desde los departamentos económicos del Gobierno destacan, para relativizar sus desafíos que el plan contra los aranceles con 14.100 millones, se sustancia principalmente en créditos. Además, señalan la intención de ligarlo con el de defensa para impulsar la reconversión empresarial de ciertos sectores a la industria militar.
A su confianza en lograr acuerdos en la UE, para lo que ponen como ejemplo la influencia ejercida en el contexto de la pandemia -con la mutualización de la deuda- y de la crisis inflacionaria por la invasión rusa de Ucrania -reforma del mercado eléctrico-, suman otros deberes propios. “Hay que buscar nuevos mercados y el presidente del Gobierno está en eso”, apunta un ministro de su núcleo duro. Tras su encuentro en Pekín con el presidente chino, Xi Jinping, Sánchez anunció la firma de protocolos para levantar barreras a la exportación española de productos ganaderos, sanitarios y cosméticos.
Si en materia de defensa no se vislumbran pactos de Estado, más por una cuestión estratégica de PP y PSOE que de fondo, el plan de respuesta a los aranceles apenas ha variado las dinámicas de inestabilidad política de esta legislatura. El PP amenaza con levantarse de la mesa por las “cesiones a los independentistas” y Podemos traslada una visión crítica, aunque no ha fijado posición sobre el sentido de su voto en la convalidación del decreto. En el Ejecutivo acusan a los populares de “cálculo político electoral” por las presiones desde la ultraderecha de Vox y airean su desconfianza al trasladar que el PP podría inclinarse al voto en contra si su apoyo fuese imprescindible.
Perfiles técnicos para las negociaciones
El aumento del gasto en defensa ni siquiera pasará por el Congreso, al optarse por vías ejecutivas como el recurso al Fondo de Contingencia o las transferencias de crédito. Una decisión que da cuenta de la debilidad política del Gobierno en este contexto. En el plan de respuesta a los aranceles desde Moncloa sí señalan que el cambio de negociadores, al emerger la figura del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, puede ser una ventaja por su perfil más técnico. De hecho, mientras el PP mantiene en el aire su apoyo al decreto, el titular de Economía acordó en su primera reunión con las comunidades autónomas una mayor coordinación. Lo hará tanto al máximo nivel como a través de equipos técnicos. Una actitud constructiva de escucha y diálogo, según le concedieron sus homólogos autonómicos, que neutralizó en buena medida la estrategia de oposición que vienen manteniendo las comunidades gobernadas por el PP con el Gobierno central en diversos temas, desde el reparto de menores migrantes a la financiación.
“Cuerpo es la persona adecuada para hacer esto”, explican en referencia a que es el competente porque la política arancelaria corresponde a su cartera de comercio, pero también por reconocerle “sintonía” con sus contrapartes en las negociaciones. En Bruselas lleva igualmente el peso de las conversaciones y ha desplazado al ministerio de Defensa, junto a otros departamentos como Industria, para desplegar antes del verano el denominado Plan Nacional para el Desarrollo e Impulso de la Tecnología y la Industria de la Seguridad y Defensa para canalizar el aumento del gasto militar.
Nuevas crisis, viejas trincheras
Más allá de los difíciles consensos en la política doméstica, su intención pasa por conseguir que el PP use su influencia dentro del Partido Popular Europeo (PPE) para respaldar las demandas del Gobierno en Bruselas y enviar un mensaje de unidad política a los mercados. “Cuanta más mayoría mejor para los mercados, a lo mejor eso es un problema para PP”, replica un ministro socialista.
Los más optimistas en el Gobierno solo conceden respecto a la polarización política que sería “necesaria” una tregua, pero que “está por ver”. El propio Pedro Sánchez, desde Pekín, mostraba sus dudas al reclamar que “en este momento nos conviene anteponer los intereses generales, altura de Estado y mirada larga” para responder a la situación creada por el “giro copernicano en política comercial y sus implicaciones”. Nuevas crisis, pero viejas trincheras, sin cambios de rasante en la legislatura.
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