El rearme de España
El Ejército llama a las empresas tecnológicas para estudiar cómo defenderse de los drones
Militares, científicos y ejecutivos de firmas de capital español se citan en una base de artillería antiaérea para estudiar la demanda y los recursos en el combate contra robots voladores

Un integrante de la Brigada Almogávares de paracaidistas lanza un dron Raven de observación / ET


Juan José Fernández
Juan José FernándezRedactor Jefe
Reportero.
Profesor en el Master de Periodismo Avanzado – Reporterismo de la Facultat de Comunicació i Relacions Internacionals Blanquerna (Universitat Ramon Llull).
Diplomado por el CESEDEN en Altos Estudios de la Defensa Nacional.
Fue jefe de Información y Reportajes y jefe de Redacción de la revista Interviú durante 19 años.
El punto de encuentro es la base Capitán Guiloche, al norte de Madrid, sede del Regimiento de Artillería Antiaérea (RAAA 71) y el Mando de Artillería Antiaérea. El anfitrión, la Dirección de Adquisiciones del Mando de Apoyo Logístico (MALE) de las Fuerzas Armadas. El Ejército quiere contar a empresarios y científicos qué necesita para defender a tropas, vehículos, instalaciones y poblaciones de los drones. Y empresas y universidades tienen innovaciones que ofrecer este miércoles.
La de Madrid es una cita clave. El dron volador, lo que los militares llaman UAS (Unmanned Aerial System o sistema aéreo no tripulado), es una de las capacidades y amenazas consideradas vitales por los mandos militares, y tanto su fabricación como su neutralización son materias con las que cree el Gobierno que España puede destacar en la Europa del rearme.
La demanda que da origen a esta nueva industria nace en Ucrania, donde la irrupción masiva de drones en el frente ha abierto la era de la robotización de la guerra. El Ejército no quiere permanecer ajeno al proceso. Ha incluido este contacto con empresas en su Proyecto Fuerza 35, con el que desde 2019 medita y diseña las Fuerzas Armadas del futuro.

Sistema antidron Cervus, de Indra / Indra Group
Esta vez son cinco firmas las invitadas para ponencias: dos grandes de la industria de la defensa, Indra y Escribano M&E, y tres menos conocidas, integrantes de un discreto club español de desarrolladores de tecnología: ATL Europa -especializada en sistemas de radiofrecuencia y microondas-, Adevex -del grupo Aicox, especializada en vigilancia con drones-, y ART, o Advanced Radar Systems, firma nacida de un grupo de trabajo de alumnos de la Universidad Politécnica de Madrid.
En el encuentro participan también el Instituto Nacional de Técnica Aerospacial (INTA) y la Universidad de Alcalá. Además, han expuesto propuestas Amper, Nammo, Red Team Shield y System Drone España.
Combate
Las siglas FZ35 hacen alusión al plan de transformación del Ejército, en marcha desde hace seis años. Y la FZ35 pasa por escuchar a la industria en encuentros que el Ejército está desarrollando con formato de talleres, de parecida manera a los que periódicamente organizan el Pentágono o el ministerio de Defensa francés.
Básicamente, los militares detallan su demanda y los industriales toman nota o muestran lo que tienen. Lo resume bien el título que la Dirección de Adquisiciones le ha puesto al taller: “Combate contra UAS”, máquinas de las que, confirman los organizadores, “se ha detectado un aumento exponencial”.
El rearme de España pasa por los drones. Al Ejército le preocupa esta “proliferación” y la “gran vulnerabilidad” que los robots voladores suponen “para instalaciones civiles y militares, unidades y sistemas de armas e incluso tropas desembarcadas”.
Son palabras del texto de presentación distribuido a los participantes en el taller. Una característica de la amenaza que a los militares les parece destacable es que, frente a carísimos sistemas de defensa tradicionales, los drones de ataque salen de “ciclos de desarrollo cada vez más cortos y más asequibles, lo que supone que su empleo en masa y simultáneo esté al alcance de cualquiera, lo que hará crecer de forma exponencial los objetivos a proteger”. Eso, sin la defensa adecuada, puede inmovilizar a una fuerza militar.
Alianza
Básicamente, las Fuerzas Armadas utilizan dos sistemas de lucha contra drones aéreos. Uno, de uso en el Ejército, se llama Cervus III y está fabricado por la firma española TRC. Se trata de bases móviles de emisores y antenas que se adueñan del dron que se aproxima, lo marean, lo envían contra quien lo envió o inhiben su señal haciéndolo caer. Es parte de la defensa antiaérea con que se protege la brigada de disuasión OTAN que lidera España en Lèst (Eslovaquia).
El otro, en servicio en el Ejército del Aire, es el Crow (cuervo), y se combina con distintos sistemas de inhibición o destrucción, desplegando escudos antienjambre. Ante ese reto masivo lo puso a prueba la Agencia de Información y Comunicaciones de la OTAN en octubre pasado.

Puesto de control del sistema antidrones Cervus, de la firma española TRC, que usa el Ejército / TRC
De los dos sistemas podría salir un arma antidrón unificada, previa alianza empresarial, explican a este diario fuentes militares. Esa alianza podría implicar a Indra, TRC y Escribano, además de otras firmas del sector.
Desgastar al enemigo
Rusia está utilizando en el frente ucraniano drones de muy bajo coste, fabricados con porexpán, que imitan la forma de los grandes drones Geran (Shaheed) de bombardeo. Estos drones de cartón pluma unas veces llevan carga explosiva y otras solo se comportan como señuelo: en el campo de batalla también se obtiene ventaja obligando al enemigo a derrochar caros recursos de defensa antiaérea, cohetes, munición, sistemas de guerra electrónica… ante fantasmas mucho más baratos.
En España se intenta buscar una respuesta ágil e inteligente. Y la segunda palabra no alude solo a la puntería: también al pulso económico en la guerra. Caracteriza a la carrera de drones contra sistemas antidrón su cambio constante, que está dislocando la llamada “defensa antiaérea de baja cota”: toma uno la delantera, lo adelanta el otro y se turnan con frecuencia, como se ve en Ucrania. No merece pues la pena gastar mucho dinero en un sistema fijo: ha de ser adaptable a nuevas formas.
Para los organizadores del encuentro es clave que la industria halle la forma de acelerar su reacción a las mutaciones de esta amenaza. Esa reacción pasa por incluir la inteligencia artificial en los escudos, programas que, ante la llegada de múltiples amenazas, sean capaces de priorizar qué paran, cómo lo paran y con qué recursos.
Entre estos últimos, se revisan en el encuentro los llamados “sistemas de energía dirigida”, sobre todo láser y microondas. Pero también se indagará sobre módulos de detección de drones lo más ligeros posible, que puedan llevar consigo las pequeñas unidades en misiones dentro y fuera de España.
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