Cita en la Moncloa
Sánchez se enfrenta hoy a los recelos de Feijóo y el rechazo de sus socios por el aumento en defensa
El presidente del Gobierno protagoniza este jueves una ronda de reuniones con los grupos de la oposición para informarles del plan de rearme europeo
La izquierda se muestra radicalmente en contra de incrementar la inversión en seguridad mientras el PP se revuelve contra los “cheques en blanco” al Ejecutivo

Pedro Sánchez, este miércoles en Luxemburgo junto a la presidenta del Banco Europeo de Inversiones, Nadia Calviño. / OLIVIER MATTHYS / EFE


Pilar Santos
Pilar SantosPeriodista
Licenciada en Periodismo por la Ramon Llull.
Empezó en Barcelona en 1997 haciendo la agenda y las farmacias de guardia. Pasó por varias secciones antes de llegar a Política. En 2007, se trasladó a Madrid para cubrir la Moncloa con José Luis Rodríguez Zapatero y, después, con Mariano Rajoy. La información de Exteriores la llevó a más de 40 países. A partir de 2011 sumó la cobertura de la Zarzuela.
Tras la moción de censura a Rajoy, está centrada en el PP y la Casa del Rey.
Colabora en programas de análisis en Telecinco, RNE y Catalunya Ràdio.
Pedro Sánchez comprobará este jueves de primera mano, durante nueve reuniones consecutivas, que una cosa es el consenso dentro de la UE para invertir más en defensa y otra muy distinta el sentir de los partidos en España. El presidente del Gobierno ha citado en el palacio de La Moncloa a los líderes de todos los grupos parlamentarios, salvo Vox por su apoyo a Donald Trump y el PSOE y Sumar por formar parte del Ejecutivo, para explicarles su posición sobre la guerra de Ucrania y los planes europeos de rearme, marcados por el cambio en EEUU y su nueva cercanía a Rusia.
La ronda comenzará a primera hora de la mañana con Alberto Núñez Feijóo, del PP, y acabará a media tarde con Alberto Catalán, de UPN, y entre uno y otro pasarán también por las dependencias del jefe del Ejecutivo dirigentes como Gabriel Rufián (ERC), Míriam Nogueras (Junts), Ione Belarra (Podemos) y Mertxe Aizpurua (EH Bildu). A tenor de las declaraciones de todos ellos en los últimos días, Sánchez no puede contar con grandes muestras de respaldo a su intención de llegar al 2% del Producto Interior Bruto (PIB) en gasto en defensa antes de 2029, la fecha inicialmente fijada.
Ni por parte de Feijóo, siempre reacio a dar cualquier oxígeno al presidente del Gobierno, ni por parte de sus aliados parlamentarios, directamente contrarios a gastar más en un apartado que ahora mismo representa el 1,28% del PIB. Incluso si ese incremento, como se ha comprometido el presidente, no se hace a costa de las partidas sociales. El líder socialista ni siquiera cuenta con el cerrado respaldo de su socio de coalición, Sumar, que se encuentra dividido sobre esta cuestión.
Pero no lo necesita. Las políticas en materia de exteriores y defensa corresponden exclusivamente al PSOE, y el jefe del Ejecutivo no tiene pensado someter a la votación del Congreso el aumento de las “inversiones en seguridad”, la expresión empleada por la Moncloa para evitar hablar directamente de gasto armamentístico. El plan consiste en acometer el incremento, como en otras ocasiones durante los últimos años, a través del Fondo de Contingencia o de créditos del Ministerio de Hacienda al de Defensa, vías que no requieren del aval parlamentario.
En cualquier caso, el objetivo de estas reuniones tampoco pasa por concretar cómo y a qué ritmo se llevará a cabo la subida. La larga ronda que protagonizará Sánchez este jueves, explican fuentes del Gobierno, busca informar a la oposición del Consejo Europeo celebrado la semana pasada, en el que los Veintisiete dieron el visto bueno a la iniciativa de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, para movilizar 800.000 millones de euros en gasto militar a través de préstamos y nuevas reglas fiscales.
Una relación pésima
Feijóo, como Sánchez, considera necesario aumentar la inversión en defensa. A mediados de febrero, suscribió un comunicado del Partido Popular Europeo (PPE) que defendía llevar el presupuesto militar de los países de la UE hasta el 3% del PIB, aunque no se concretaban plazos. Sin embargo, pese a esta coincidencia de fondo con el Ejecutivo, los conservadores no han querido llegar a la reunión con un “cheque en blanco” al Gobierno, como decía hace unos días su secretaria general, Cuca Gamarra.
La relación entre el presidente y el jefe de la oposición es pésima. Llevan 15 meses sin comunicarse. Feijóo habría deseado acudir a esta cita conociendo cuáles son los planes del Ejecutivo (cauce para aumentar el presupuesto, plazos…) para este rearme que se ha autoimpuesto la UE. El PP, además, propuso que la ronda de Sánchez y los líderes de los grupos parlamentarios tuviera lugar en el Congreso de los Diputados o en la sede socialista de la madrileña calle de Ferraz, no en la Moncloa, una manera de plasmar las diferencias entre Sánchez y Sumar.
Los populares afean al jefe del Ejecutivo que no haya acudido a la Cámara baja a plantear qué posición tiene España y qué compromisos va a adquirir tras las arremetidas de Trump al tablero geopolítico internacional. Sánchez tiene pensado rendir cuentas ante el Congreso el 26 de marzo, pero otros dirigentes europeos han ido compareciendo en sus parlamentos durante estas últimas semanas. El presidente francés, Emmanuel Macron, incluso pronunció un discurso institucional a la nación. “La paz y la seguridad que queremos todos los españoles y europeos exige más información, más transparencia y decisiones que no comprometan la seguridad como las que ha tomado esta misma semana desmantelando el control de fronteras y difuminando competencias en inmigración y extranjería”, se quejó Feijóo el pasado domingo en un acto del PP, en referencia al polémico pacto entre el PSOE y Junts.
El desacuerdo de los aliados
Mientras tanto, los socios parlamentarios de Sánchez se encuentran todavía más alejados en esta compleja cuestión. “Las fuerzas independentistas y de izquierdas estamos intentando consensuar un discurso común para que el presidente entienda que hay una mayoría en contra de que se gaste más en defensa”, explicó este miércoles Rufián. Hubo muchas más muestras en el mismo sentido. “Nadie les votó para doblar el gasto en defensa. Podemos no va a pasar por ahí”, señaló Belarra. “Más gasto militar no es sinónimo de más seguridad, sino todo lo contrario. Es sinónimo de más polarización y más inestabilidad”, añadió Néstor Rego, del BNG.
A todos ellos, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, pidió en el Congreso “unidad” y “apoyo al Gobierno” para “tomar las decisiones vitales que requiere el cambio en el orden mundial”. Pero el Ejecutivo no lo va a tener nada fácil.
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