Enmiendas a la hoja de ruta

Junqueras encarrila el congreso de ERC, pero no logra desactivar las corrientes críticas

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Los críticos de ERC consiguen aprobar las enmiendas que buscan limitar el poder de Junqueras

El presidente de ERC, Oriol Junqueras, en una imagen reciente.

El presidente de ERC, Oriol Junqueras, en una imagen reciente. / MARC PUIG / ERC

Quim Bertomeu

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Barcelona
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ERC celebrará el 15 y 16 de marzo un congreso que tiene que servir para decidir su estrategia para los próximos cuatro años pero que, sobre todo, permitirá medir el grado de convulsión interna que hay en la organización un año después de que el partido entrara en crisis por los malos resultados de las elecciones catalanas. En las últimas semanas, su líder, Oriol Junqueras, ha conseguido mover las piezas para tener un cónclave mucho más tranquilo y encarrilado de lo que se podía prever hace poco tiempo. Pese a esto, no ha logrado desactivar las corrientes críticas que se mueven para erosionar el poder de la nueva dirección. Estas corrientes no saldrán vencedoras tras la cita de la semana que viene, pero seguirán plantando cara después.

¿Cómo calcular si un congreso será más o menos tranquilo? Hay algunas variables que permiten hacer una aproximación. La principal es que, antes de la asamblea general del próximo sábado y domingo en Martorell, se han celebrado las doce asambleas territoriales en las que se divide el partido y en las que los militantes presentan sus propuestas -en forma de enmiendas- para influir en la hoja de ruta. En estas asambleas, la dirección de Junqueras ha conseguido desactivar la mayoría de enmiendas en su contra. Solo en la asamblea del partido en la Comunitat Valenciana, como avanzó EL PERIÓDICO, han prosperado algunas enmiendas de la corriente Nova Esquerra Nacional que buscan limitar el poder de Junqueras. Pero al haberse aprobado solo en esa agrupación, es un indicador de que tienen pocas posibilidades de prosperar en el congreso definitivo del fin de semana.

Así, fuentes de la dirección de ERC celebran el resultado de las asambleas territoriales, pero evitan hacer una lectura triunfalista. Todo el mundo sabe que ahora en el partido los equilibrios son mucho más delicados. "El panorama que ha quedado tras las asambleas es bueno, pero queda el congreso. No podemos relajarnos", explica una voz autorizada. Desde las corrientes críticas, en cambio, se afea a la dirección que no haya tenido un talante más dialogante en estas asambleas. "No ha tenido la voluntad de negociar nada", explica uno de sus miembros. La número dos de Nova Esquerra Nacional, Alba Camps, hizo público su enojo en 'X' porque todas sus propuestas fueron tumbadas y algunos de los presentes no mostraron un "mínimo de respeto" hacia ella. En resumen, Junqueras tiene el control del partido, pero el ambiente sigue caldeado.

Los cabos sueltos

Pese a que la nueva dirección tenga bien enfocado el cónclave, sigue habiendo cabos sueltos potencialmente conflictivos. Por ejemplo, a iniciativa de los críticos, los militantes tendrán que votar si quieren una reforma estatutaria que impida a Junqueras volver a presentarse a la reelección dentro de cuatro años. O también si le impiden ser líder del partido y, a la vez, eventual candidato a unas elecciones. Todo apunta a que las dos iniciativas no prosperarán, pero servirán para medir qué fuerza tienen sus detractores dentro de la organización.

Además, la dirección está negociando con algunos militantes varias propuestas para que los estatutos del partido regulen las corrientes internas para que tengan una cierta cobertura jurídica y el derecho a estar representadas en los órganos de la organización. ERC reconoció las corrientes internas hasta 2011, pero luego las eliminó de los estatutos. Reconocer estas corrientes permitiría a la dirección exhibir mano tendida a la oposición interna, pero también le daría más margen a los críticos para actuar. Actualmente, ERC tiene cuatro corrientes que aspiran a ser reconocidas: tres son abiertamente contrarias a Junqueras -Nova Esquerra Nacional, Foc Nou y el Col·lectiu Primer d'Octubre- y una cuarta -Àgora Republicana- que es próxima al líder, pero aspira a influir en el debate interno.

Al margen de los estatutos, el partido también deberá votar su estrategia política para los próximos cuatro años. La nueva dirección se ha fijado de horizonte hasta 2031 para recuperar una "mayoría sólida" independentista tanto en las instituciones como en la calle. Sin embargo, no se fijan plazos concretos de cuándo será el próximo embate al Estado para intentar conseguir esta independencia. Tampoco se hacen menciones a la vía unilateral, la vía que ERC sí abonó en la declaración del Parlament de octubre de 2017, y se limita a considerar que no hay que descartar "ninguna vía democrática". Todo al servicio de un objetivo mucho más concreto: volver a recuperar la confianza de la ciudadanía para poder recuperar algún día el Palau de la Generalitat.

Una comisión polémica

Finalmente, el cónclave tendrá otra cuestión potencialmente inflamable. En el congreso de Martorell se presentarán las conclusiones de la Comisión de la Verdad que investiga el turbio asunto de los carteles difamatorios contra los hermanos Maragall. Es una polémica que enfrenta a las facciones del partido y que ERC no ha conseguido resolver. La Comisión de la Verdad fue una idea de Junqueras para intentar resolver el asunto que no ha salido como él quería. Los órganos de control del propio partido han limitado su actuación y no podrán sancionar a nadie. El mero hecho de que en el congreso se remueva el asunto puede volver a enrarecer el ambiente.