CASO MASCARILLAS
El gestor del hospital al que Medina donó 50.000 mascarillas declara que "no eran válidas para ser utilizadas"
El primo del alcalde de Madrid asegura al tribunal del caso mascarillas que el comisionista le dijo que quería "ayudar al Ayuntamiento"

Luis Medina en la Audiencia Provincial de Madrid / EUROPA PRESS


Tono Calleja Flórez
Tono Calleja FlórezRedactor
(Gijón, 1974). Licenciado en Ciencias de la Información-Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (1992-1997). Comencé mi periplo haciendo prácticas en La Voz de Asturias (Grupo Zeta), para después pasar a la sección de Internacional de El País. Mi primer trabajo fue en El Faro de Melilla, diario en el que llegué a desempeñar la labor de director. En la Región de Murcia me encargué de la sección de Política en La Opinión de Murcia, periódico de la Editorial Prensa Ibérica (EPI). Ya en Madrid fui redactor en El País en la sección de Local hasta pasar a Tribunales en infoLibre.
También trabajé en la misma sección en Vozpópuli y La Razón antes de incorporarme como periodista a EL PERIÓDICO a las áreas de Tribunales e Investigación.
Especialista en Tribunales, Política, Internacional
Escribe desde España
El director de gestión del Hospital Universitario Puerta de Hierro, Francisco Javier Cortés Urbán, ha asegurado en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Madrid por el pelotazo de las mascarillas que compró el Ayuntamiento de Madrid que los 50.000 tapabocas que donó el comisionista Luis Medina "no eran válidas para ser utilizadas" y que por eso no las pudieron usar "nunca". Así se ha expresado este gestor sanitario a preguntas de la letrada del PSOE, que ejerce la acusación popular en el procedimiento en el que la Fiscalía Anticorrupción pide 9 años de cárcel para Medina y 15 para Alberto Luceño. Ambos lograron un beneficio de 6 millones de euros con la venta de mascarillas al Consistorio madrileño.
"Tanto el Centro Nacional de Medición de Materiales de Sevilla como una empresa privada que contratamos específicamente en Valencia, que es un laboratorio de acreditación, de medición, emitieron informes totalmente negativos, que no podían ser consideradas mascarillas ni KN-95, ni siquiera como FFP-2 ni siquiera como FFP-1, e incluso existía la duda de que incluso que pudieran ser consideradas mascarillas de tipo higiénico, por lo tanto no pudimos ponerlas, y las teníamos en el almacén y no podíamos utilizarlas", ha especificado Cortés Urbán.
Este empleado público de la Sanidad ha recordado que al final consiguieron utilizar algunas de las mascarillas donadas por Medina. Así, durante un mes, en noviembre o diciembre de 2020, se destinaron a pacientes que necesitaban hacerse una resonancia magnética, "y necesitaban una mascarilla sin metal y, por tanto, las pudimos utilizar como un mínimo elemento de barrera para dársela a los pacientes".
Le dio las gracias
Este gestor sanitario ha explicado que fue la mujer de Medina, "una nefróloga del hospital", quien le comunicó la intención de Medina de hacer una donación de 50.000 mascarillas. Y que antes de que conociera la baja calidad de las mascarillas le convocó a su despacho para darle las gracias por la entrega e incluso plantearle la posibilidad de comprarle más material, que era muy necesario en plena pandemia. Pero Medina lo rechazó, pues él aseguraba que solo comercializaba a "nivel de Gobiernos y no de entidades como un hospital".
En este sentido, fuentes de la acusación popular del PSOE han destacado que en su momento Madrid Salud ya calificó estas mascarillas "como no válidas", pues no contaban con los certificados, tal y como especifican correos de la responsable de compras del Ayuntamiento de Madrid, a los que ha tenido acceso esta redacción.
"Aún así, el Ayuntamiento las repartió entre los servicios esenciales", explican las fuentes socialistas consultadas, que recuerdan que su grupo municipal reclamó "en varias ocasiones que se realizaran estos análisis de calidad, pero tanto el Ayuntamiento como la Funeraria siempre se negaron".
Carlos Martínez-Almeida
Previamente, ha sido el turno de Carlos Martínez-Almeida Morales, primo del alcalde madrileño, José Luis Martínez-Almeida, quien ha confirmado que medió entre Luis Medina y el Ayuntamiento de Madrid a raíz de una llamada de su amiga María Díaz de la Cebosa, presidenta de la universidad en la que estudió el hijo menor de Naty Abascal.

La presidenta de la Sala que juzga a Luis Medina y Alberto Luceño, Ángela Acevedo / Nacho García del Álamo
También ha relatado que el comisionista le llamó en plena pandemia y en una conversación que duró "unos 40 segundos" le dijo que tenía "experiencia textil y con China, y que podía obtener material de protección, en concreto mascarillas y que estaba interesado en poder ayudar al Ayuntamiento de Madrid".
Y fue por eso por lo que después se dirigió a la entonces mano derecha del alcalde madrileño, Matilde García Duarte, cuya honorabilidad ha defendido, al calificarla como "persona rigurosa" y "muy profesional"; para pedirle el correo electrónico y después facilitárselo a Medina, y que este pudiera enviar su propuesta al Consistorio de Martínez-Almeida. Mantuvo dos breves conversaciones con el empresario, al que no conocía previamente.
"Es obvio"
Al ser interpelado por el motivo por el que considera que Medina, que quería contactar con el Ayuntamiento de Madrid, se puso en contacto con él, Carlos Martínez-Almeida Morales ha respondido, de forma literal: "No, no me dijo nada, me imagino que es obvio".
Al final del interrogatorio como testigo, la letrada de Más Madrid, que ejerce la acusación popular ha advertido al tribunal de que el testigo habría podido incurrir en una contradicción, cuando en su respuesta al fiscal Luis Rodríguez Sol negó que Medina le comunicara que era una operación "altruista".
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