Apuntes políticos
La moción de censura en Ripoll, ¿un 'win-win' para Sílvia Orriols?
La oposición de Ripoll avanza en un pacto para echar a Sílvia Orriols y que Junts asuma la alcaldía
La moción de censura a Orriols en Ripoll, una patata caliente para Junts
Orriols pierde la cuestión de confianza y deja en manos de la oposición su continuidad como alcaldesa

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Júlia Regué
Júlia ReguéResponsable de la sección de Política.
Graduada en Periodismo y en Ciencias Políticas por la Universitat Pompeu Fabra (UPF), ha desarrollado su carrera profesional en la sección de Política, donde se incorporó en 2016. Ha seguido la actualidad política del Parlament de Catalunya y el día a día de varios partidos. También ha colaborado en programas de TV3, Catalunya Ràdio, RAC1 y Ser Catalunya.
La moción de censura en Ripoll se planea desde el día en que Sílvia Orriols se hizo con la vara de mando. La investidura de la líder de la extrema derecha independentista fue el resultado del fracaso del resto de fuerzas políticas a entenderse, pese a haber contemplado hasta tres escenarios distintos para impedirla. Junts declinó agarrarse al cordón sanitario que ERC, PSC y CUP impulsaron, tras una difícil digestión de los resultados electorales y una disputa entre su concejal y la dirección del partido. Ahora los posconvergentes tienen la oportunidad de remediarlo y de recuperar la vara de mando que les arrebató Aliança Catalana, aunque sea a costa de quedar atrapados en un 'win-win' para Orriols.
La oposición tumbó su proyecto presupuestario para 2025, pero Orriols tenía la opción de prorrogar las cuentas vigentes -las de 2022, ya que en 2024 tampoco le dieron los números-, pero, sin embargo, optó por poner en jaque su cargo. La líder islamófoba se sometió a una cuestión de confianza tras el naufragio de sus presupuestos municipales y la perdió. Abrió así la puerta a que la oposición se organizara para echarla a través de una moción de censura: si cuatro partidos logran unirse en su contra, deberá entregar el control del ayuntamiento; pero si la oposición es incapaz de pactar, continuará su mandato con unas nuevas cuentas aprobadas.
Detrás de esta jugada hay varios motivos que explican que corra este riesgo. Orriols cuenta con el precedente de la dificultad de la oposición para ir 'todos a una' y alumbrar un pacto con un candidato de consenso que forme un nuevo gobierno municipal. Y es que para apartar a Aliança Catalana se necesitan nueve ediles, lo que implica la concurrencia de los tres concejales de Junts, los tres de ERC, los dos del PSC y los dos de la CUP -o, al menos, uno-; ya que el último voto en juego, el de Som-hi Ripoll Independents del Ripollès, ya no es imprescindible.
Como explicó este diario, se está avanzando en la negociación para que la posconvergencia pilote la alcaldía tras levantarse el veto cruzado con los anticapitalistas, pero Junts -el partido más damnificado electoralmente por el auge de Aliança Catalana, según el CEO- debería asumir el coste de poner la cara a su cese.
Orriols lleva semanas abonando el terreno para construir el relato de que una mayoría de perdedores -un concepto que ya empleó el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, cuando fue vetado- le puede arrebatar el control del municipio y Junts no quiere asumir en solitario la carga que representa la matraca ultra en las redes y la polarización en la ciudad. La voluntad es que la fotografía sea conjunta y se haga con las bases de un ejecutivo sólido que combata con obra de gobierno la propaganda. Pero hay una dificultad: solo quedan dos años para regresar a las urnas, un tiempo limitado para exhibir cambios que sean percibidos en la cotidianidad de los ripolleses. Por ello, los partidos necesitan del apoyo de entidades sociales como Teixim Ripoll, nacidas para lograr apaciguar el racismo y fomentar la cohesión social que se ha visto mermada con la entrada de Aliança Catalana y con sus políticas contra el empadronamiento de los migrantes.
Si Aliança Catalana pierde la vara de mando, tendrá la campaña electoral prácticamente hecha porque usará esta oportunidad para hacer crecer su popularidad y podrá dedicar mucho más tiempo al Parlament, un trampolín político y mediático para que el partido crezca. Pero también podrá centrarse en patear el territorio para consolidarse en puestos clave de la Catalunya central y las tierras de Lleida con la mirada puesta ya no solo en lograr una mayoría absoluta en Ripoll, victimizándose por haber sido desbancada, sino en multiplicar su representación local donde Junts tiene mayor implantación y hay mayores cuotas de migrantes.
Ahora bien, para Junts, apartar a Orriols supone una oportunidad para marcar distancias con esta formación, tras haber sido acusados de complicidad por haberse abstenido en dos propuestas en el Parlament presentadas por el partido y en plena negociación del traspaso de las competencias en inmigración y de medidas contra la multirreincidencia delincuencial.
Pero, si la oposición fracasa en su intento de echar a Orriols del consistorio, la líder no solo saldrá reforzada al poder exhibir que no hay una mayoría que le haga frente, sino que usará el fiasco como una reválida. Una verdadera cuestión de confianza con la que, además, podrá tener en vigor unos presupuestos ajustados a su plan de gobierno con los que desplegar las políticas que guarda en la recámara para elevar aún más su popularidad y dificultar futuras operaciones para apartarla. Esta es una oportunidad para lograrlo.
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