Las cuentas en Catalunya
Illa prevé disponer en dos meses de los 4.000 millones para compensar la falta de presupuestos
El president activa el plan b para tener más margen de maniobra con la aprobación de una modificación de crédito pactada con ERC y con los Comuns
El Govern logra validar la prórroga de presupuestos con la vista puesta en incorporar más recursos
El Govern salva con Junts la derogación de las multas a los ayuntamientos por sequía

El president de la Generalitati, Salvador Illa, y la consellera de Economia, Alícia Romero, esta semana en el Parlament / Quique García / EFE


Sara González
Sara GonzálezPeriodista
Periodista especializada en Política. Autora de 'Per raó d'Estat' (Ara Llibres), 'Cas Mercuri. La galàxia Bustos' (Saldonar) y 'El part dels comuns. Relat del naixement de Catalunya en Comú' (Saldonar)
Salvador Illa repite a bombo y platillo que va a cumplir todo lo acordado para la investidura con ERC y Comuns. De que así sea depende que su Govern pueda tener más o menos cuerda. Pero lo que no ha podido hacer realidad es el compromiso que adquirió al principio del mandato de que Catalunya tendría nuevos presupuestos el 1 de enero de 2025. El president trata de metabolizar rápido que el rechazo de los republicanos a aprobar las cuentas es irreversible y ha activado ya el plan b para tener más margen de maniobra. El objetivo, según explican fuentes gubernamentales, es lograr aprobar en un plazo de dos meses el decreto de modificación de crédito para que la Generalitat disponga de los 4.000 millones de euros de más obtenidos de la mejora de la recaudación.
"Queremos que sea lo más rápido posible", aseguran en Palau, que no quieren estar maniatados a las cuentas de 2023 y que buscan poder poner en marcha algunos de sus proyectos estrella, como el impulso a la ley de barrios, las políticas de vivienda o, sin ir más lejos, incorporar inspectores para poder aplicar las multas para quienes se salten los topes a los precios de los alquileres. Para el Govern, más importante que el instrumento -a veces, apuntan, se "sobrevaloran" los presupuestos- es disponer de los recursos, por lo que amarrarlos será ahora el principal cometido de la consellera de Economia, Alícia Romero. No es lo mismo el escenario de poder contar con esos 4.000 millones adicionales que quedarse sin ellos, especialmente para lanzar el plan económico que promovió el viernes ante los agentes sociales de 18.500 millones de euros hasta 2030 a través de 200 actuaciones, trascendiendo así el horizonte de su legislatura. Lo sabe Illa y lo sabe también ERC, recelosa de que el PSC pretenda aprobar una suerte de presupuestos por la puerta de atrás.
Negociación con pies de plomo
Los contactos discretos con los republicanos por esta cuestión ya han empezado, pero a ambas partes les conviene andar con pies de plomo. Al partido de Oriol Junqueras porque tiene aún por delante su congreso en marzo y la nueva dirección quiere quitarse de encima el sambenito de ser proclive a los pactos con los socialistas. Y al Govern porque sabe que, dada la situación de ERC, está tratando con materia fácilmente inflamable, por lo que tratarán de evitar cualquier situación que "tensione" a la cúpula de la calle de Calàbria.
De ahí que Illa no haya hecho en ningún momento una apelación directa a los republicanos ni que le haya recriminado que ni siquiera hayan querido sentarse a negociar las cuentas de 2025. Menos todavía en una semana en la que han cumplido convalidando la prórroga en el Parlament y evitado así un cierre de caja de la Generalitat. Así que, para llegar a buen puerto, todo transitará con discreción y sin presiones externas para que cuando el Consell Executiu apruebe el decreto de ampliación sea porque estará mínimamente desbrozado el camino para contar con su plácet y el de los Comuns para convalidarlo en el Parlament en el plazo de un mes.
Ceder protagonismo a ERC
Esos ingresos de más, defienden desde el Govern, deben incorporarse en bloque y no son de carácter finalista, pero el as bajo la manga que se reservan es el de pactar con ERC a qué se destinan porque ahí sí que hay margen para ir pactando carpeta a carpeta. Con estos ingresos de más, por ejemplo, se podría plantear el refuerzo de la Agència Tributària de Catalunya con la vista puesta en la recaudación de todos los impuestos prevista en el acuerdo para la financiación singular, un aspecto con el que el president buscará seducir a los republicanos, además de con cuestiones que tengan un beneficio directo sobre los servicios públicos.
De hecho, en Palau asumen que para ganarse el favor de ERC les tocará ceder protagonismo de la misma manera que lo hicieron esta semana con el régimen sancionador de la ley de vivienda pactado con los Comuns. Su lectura es que, en la medida que permitan a los socios de investidura que se cuelguen medallas, el Govern podrá continuar transitando y exhibiendo estabilidad pese a estar en minoría. Al final, resumen, el legado de lo aprobado será imputable a la presidencia de Illa por más que unos y otros tratarán de sacar pecho de lo arrancado al PSC.
Para ese balance de activos, el president cuenta con el espaldarazo que este mismo mes de febrero recibirá por parte del Gobierno de Pedro Sánchez en las cuatro bilaterales Estado-Generalitat ya agendadas y la quita de la deuda del FLA. Las concesiones irán de la financiación -elevando el modelo singular acordado con ERC a pacto entre ambos gobiernos- al traspaso de la R1 de Rodalies, ambas carpetas cruciales para engrasar las relaciones con Junqueras. Illa tiene claro que su senda ahora pasa por proyectar que la falta de presupuesto no es un obstáculo para su mandato. Por lo menos este 2025.
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