Apuntes políticos de la semana

¿Qué votan los pensionistas? Los votos que más influyeron en el decreto ómnibus

Los 9.316.509 pensionistas representan una cuarta parte del electorado y su comportamiento en las urnas depende mucho de la coyuntura

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Jose Rico

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El diccionario de la RAE define 'ómnibus', galicismo que procede del latín y significa etimológicamente 'para todos', como cualquier "vehículo de transporte colectivo para trasladar personas, generalmente dentro de las poblaciones". No hay más acepciones, aunque la manía de los gobiernos de recurrir a este tipo de fórmulas para legislar puede hacer que la academia se plantee en el futuro aceptar un nuevo significado. Con una ley o un decreto ómnibus, un ejecutivo, normalmente en minoría, trata de aprobar de un plumazo medidas de calado que abarcan ámbitos muy diversos, con la intención de esquivar la erosión constante de tener que negociarlas por separado. La jugada es envenenada para la oposición porque puede hacer caer todas las medidas aunque discrepe solo de una parte.

El balance de daños del sainete del decreto ómnibus ha sido desigual. Pedro Sánchez ha vuelto a salvar otra situación límite a costa de tener con la respiración contenida a un buen puñado de colectivos sociales, que o bien no entienden qué ha pasado, o bien lo entienden tanto que no quieren saber nada de la política. Junts ha hecho de Junts y puede exhibir ante su parroquia que ellos no le dan un cheque en blanco al PSOE como ERC y que están dispuestos a hacérselas pasar canutas hasta arrancarle algo a cambio. El botín en este caso ha sido desencallar la petición de cuestión de confianza, esa a la que Sánchez dice que, aunque se apruebe, nunca se someterá. Forzarle a hacerlo puede ser el as que se guarda Carles Puigdemont en la manga ante futuras negociaciones sobre la bocina.

¿Y el PP? Pues el PP ha quedado, cuando menos, descolocado ante la opinión pública. Alberto Núñez Feijóo ha pasado en una semana de rechazar a apoyar las medidas (palacete del PNV incluido) sin llevarse ninguna contrapartida y despertando el recelo de sus presidentes autonómicos porque del decreto han caído las entregas a cuenta que tanto oxígeno económico proporcionan a las comunidades. Ahora bien, aunque a los populares les haya salido rana, la pinza con Junts empieza a dejar de ser algo esporádico y ha tenido una semana al Gobierno con el corazón en un puño.

Pero lo que verdaderamente ha empujado a Sánchez a pagar nuevos peajes a Puigdemont, y a Feijóo a pasar por el aro de la contradicción pública, no han sido los siete votos de Junts, sino los votos de 9.316.509 españoles. Los pensionistas, que finalmente cobrarán más este año, representan el 25% del censo electoral. Una de cada cuatro personas con derecho a voto en las generales de 2023 formaban parte de este colectivo cuyo comportamiento en las urnas, a tenor de las encuestas, no sigue un patrón estable, sino que se mueve en función de la coyuntura. Votar en contra de mejorar las pensiones, por más cepos que pueda incluir el decreto, resulta contraproducente a ojos de un grueso tan importante del electorado.

En una reciente encuesta sobre participación política del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 31,1% de los jubilados o pensionistas manifestaban su intención de votar al PSOE si ahora se celebrasen elecciones, mientras que solo el 15,4% elegirían la papeleta del PP. Un elevado 27% de los entrevistados se declaraban indecisos o no contestaban, algo habitual cuando no hay convocatorias electorales a la vista. Pero un segundo dato da más motivos a Feijóo para estar preocupado: al ser preguntados por su segunda opción de voto, el PP (9,8%) se queda por detrás de Sumar (14,7%), y dos de cada 10 pensionistas aseguran que no votarían a ningún otro partido que no fuese su primera opción. El mismo sondeo reflejaba que el 38,3% de los pensionistas afirmaban haber votado a Sánchez el año pasado, frente al 21,1% que votaron a Feijóo.

En la última Encuesta Política de España del GESOP para Prensa Ibérica, de diciembre pasado, el 32,8% de los jubilados o pensionistas manifestaban su propósito de votar al PSOE y el 21%, al PP. Pero solo tres meses antes, el 31,8% escogía la papeleta de Feijóo y el 24,2%, la de Sánchez. Y en el primer semestre de 2024, las diferencias eran más estrechas, pero siempre favorables a los socialistas. Además, el 37,9% prefieren a Sánchez como presidente, frente al 20,7% que quisiera a Feijóo. Los pensionistas suspenden al presidente, pero su nota media de 4,7 es la más alta entre los dirigentes políticos. Quedarse en la Moncloa o llegar a ella pasa, en buena medida, por atraer a este suculento trozo del pastel electoral.

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