Tribunales
El juez Aguirre se jubila mientras la justicia medita si lo investiga por prevaricación
El juez que investiga la trama rusa del 'procés' se jactó de tumbar la amnistía: "Al Gobierno le quedan dos telediarios"
El juez de la trama rusa del procés denuncia a la policía la interceptación de conversaciones telefónicas
La Audiencia de Barcelona finiquita la investigación de la trama rusa del 'procés'

El magistrado Joaquín Aguirre durante una entrada y registro, en 2018. / ALBERT GEA


EFE
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El juez Joaquín Aguirre, instructor de los casos Negreira y Volhov, se jubila este miércoles, a los 66 años, sin que el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) haya decidido aún si lo investiga por prevaricación a raíz de la querella que presentó contra él el expresident Carles Puigdemont.
El Boletín Oficial del Estado (BOE) publica hoy la jubilación del magistrado, titular del juzgado de instrucción número 1 de Barcelona desde 1988 y uno de los más veteranos de la Ciudad de la Justicia, con 40 años de servicio en los que ha tenido en sus manos complejas -y dilatadas- investigaciones.
De Grand Tibidabo a Volhov
Desde su juzgado dirigió la causa de Grand Tibidabo, que en 2007, trece años después, sentó en el banquillo al empresario Javier de la Rosa, o el caso Macedonia de presunta corrupción en los Mossos d'Esquadra vinculada al narcotráfico que, al cabo de una década de investigaciones, se saldó en 2022 con la absolución de los principales acusados.
Durante esas cuatro décadas de ejercicio, siempre al frente del mismo juzgado, ha cultivado un estilo de instrucción obstinado -prospectivo según sus detractores-, con largas causas que se dispersaban en múltiples ramificaciones, mientras era cada vez más temido entre los abogados por sus golpes de efecto, como el que en 2012 lo llevó a registrar la central de Mossos d'Esquadra en busca de unas escuchas que creía que le ocultaban.
Pero ha sido la gestión de sus dos últimos casos estrella, Volhov y Negreira, a menudo sin el apoyo de la Fiscalía, junto a su declarada aversión por la ley de amnistía, lo que ha acabado por situarlo en el punto de mira, conforme arreciaban los reveses de la Audiencia de Barcelona a sus resoluciones.
El pasado mes de junio, desoyó un auto de la Audiencia que ponía freno a su investigación sobre la supuestas conexiones rusas con el 'procés' por haberla prorrogado injustificadamente y, con la amnistía ya en vigor, abrió una nueva pieza para implicar a los expresidents Carles Puigdemont y Artur Mas por traición y malversación.
Todo ello mientras varios medios publicaban la grabación de una supuesta conversación suya en la que se jactaba de haber provocado la retirada de la ley de amnistía cuando en enero de 2024 Junts impidió que se aprobara en el Congreso -"se tumbó por mí"- y añadía: "Al Gobierno le quedan dos telediarios alemanes".
Carpetazo
En una dura resolución que no ahorraba reproches al juez, la Audiencia de Barcelona dio carpetazo el mes pasado a la nueva pieza que Aguirre abrió para seguir investigando los supuestos contactos del 'procés' en el Kremlin, mientras le emplazaba a acatar su decisión "sin excusas" y le advertía de que, de no hacerlo, podía incurrir en responsabilidades.
El varapalo de la Audiencia a ese último movimiento del juez puede dar sustento a la querella por prevaricación y malversación que Puigdemont presentó hace ya medio año contra Aguirre, al que acusa de investigarlo ilegalmente por la supuesta injerencia rusa en el 'procés'.
La Fiscalía se opuso a su admisión a trámite, pero al TSJC se le ha pasado el plazo para la jubilación de Aguirre sin haber decidido si lo investiga. Fuentes jurídicas apuntan a que el caso podría remitirse a un juzgado ordinario al perder el juez su condición de aforado, una vez retirado.
Reveses en el caso Negreira
También han sido desautorizadas por la Audiencia sus últimas resoluciones en el caso Negreira: en contra del criterio de la Fiscalía, imputó un delito de cohecho al club y a su presidente Joan Laporta por los pagos al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros durante su primer mandato, entre los años 2008 y 2010.
El tribunal le rectificó en mayo del año pasado: no hay delito de cohecho en las dádivas al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA) porque no es funcionario público y, para más inri, esos pagos imputables a Laporta estarían prescritos desde 2015.
El juez que suceda a Aguirre al frente del primero de los juzgados de instrucción de Barcelona heredará una investigación de casi dos años que ya va a por su cuarta prórroga y en la que, con la excepción de Jose María Enríquez Negreira -que sufre deterioro cognitivo-, no han declarado aún los principales imputados, los expresidentes del Barça Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu.
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