Relevo en el PSOE-A

Montero inicia su carrera electoral en Andalucía que unirá a la negociación de los Presupuestos

La vicepresidenta sacude a una militancia desmotivada, contará con un equipo propio que integrará "a todos" y prorrogará su papel como mano derecha de Pedro Sánchez

La vicepresidenta del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, en la presentación de su candidatura.

La vicepresidenta del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, en la presentación de su candidatura. / EFE

Isabel Morillo

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La vicepresidenta del Gobierno, ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE ya es también candidata a la secretaría general del partido en Andalucía. María Jesús Montero dejó ayer claro a que viene: "Vengo a ganar". Viene también a subir la autoestima perdida de los socialistas andaluces, a reactivar a la militancia y unir al partido.

Contará con un equipo donde integrará a todas las corrientes. Eso dejó claro a quien le preguntó sobre quien va a ser su número dos: "Voy a integrar a todo el mundo". Hará una nueva dirección con manos libres respecto a su antecesor, Juan Espadas, a quien agradeció de forma efusiva su trabajo, y dejando claro que ella toma sus propias decisiones. Se esperan cambios no solo en la dirección del partido sino en la portavocía del Parlamento andaluz. Hay expectación por ver cómo su discurso de unidad pasa de las palabras a los hechos pero lo cierto es que en su presentación había perfiles políticos que llevaban años sin aparecer por un acto del partido.

En un bullicioso mitin en Sevilla, donde los militantes la jalearon, piropearon, fotografiaron y se la comieron a besos, Montero sentó las bases de su proyecto para Andalucía. No hay mucho misterio, viene a recuperar el Gobierno de Andalucía que tiene el PP con mayoría absoluta y quiere convencer a la desmotivada militancia de su partido de que es posible lo que las encuestas dicen que es imposible. Cuenta con que el presidente Juan Manuel Moreno agotará una legislatura con mayoría absoluta y no habrá ningún adelanto. Por eso se da un año y medio largo, hasta el verano o el otoño de 2026, para recomponer el ánimo del PSOE andaluz y sacar a los militantes a la calle en una política clásica de puerta a puerta, donde los socialistas sean capaces de defender sus siglas en el barrio, en el colegio, cuando vayan al deporte o en el hogar del pensionista.

Sigue en Madrid

Viene pero se queda. Seguirá en Madrid, siendo la número dos de Pedro Sánchez. Es sin duda el movimiento orgánico y político más arriesgado que ha hecho el presidente. Sus planes pasan por negociar los Presupuestos Generales del Estado como ministra de Hacienda y esa seguirá siendo su prioridad en el Gobierno: lograr convencer a Junts de que saquen adelante unas cuentas en el primer trimestre del año. Todas sus pelotas seguirán en el aire: Presupuestos, reforma fiscal, reforma de la financiación autonómica y negociación de la quita de deuda con las comunidades autónomas.

¿Se puede compaginar todo eso con una carrera electoral en Andalucía y con ser líder de la federación más numerosa del partido? Ni Montero ni su equipo muestran ninguna duda sobre la capacidad de llevarlo todo a la vez. ¿Se puede negociar una financiación singular para Cataluña y ser cartel electoral en Andalucía? La respuesta del equipo directo de la vicepresidenta y de su partido es rotunda: "Ni antes ni ahora habría hecho nada que perjudicara a los andaluces".

Y en Ferraz

Incluso desde Ferraz dejan claro que, pese a la incompatibilidad declarada en los estatutos del PSOE, cabe que se declare "una salvedad" y retome su cargo de vicesecretaria general en Ferraz una vez que se cierren las primarias andaluzas, proceso durante el que deberá suspender todos sus cargos. El mensaje político es que Pedro Sánchez ha mandado a la persona más poderosa de su Gobierno y del partido a recuperar Andalucía y para ellos la acumulación de cargos no supone ningún conflicto sino todo lo contrario. Otra cosa es que el PP y el Gobierno andaluz ya hayan exigido que cese en sus responsabilidades en el Consejo de Ministros y que en la práctica tantas pelotas en el aire requiera de juegos malabares realmente difíciles.

Montero hizo su discurso durante 45 minutos sin papeles y por momentos a gritos, desplegando toda la fuerza que caracteriza su figura política. Pasó por la sala como un torbellino y se quedó más tiempo dando abrazos que lo que duró el discurso. Lo que más repitió tras cada selfi es que va a "ganar". Ella misma ha necesitado semanas para asumir y digerir un futuro político que hace solo un mes no estaba en sus planes pero ya no se le nota.

A la ofensiva

Contra el PP fue de frente y directa. Montero está convencida que pese a que el presidente de la Junta asegura en privado que ella es lo mejor que le puede pasar porque no conecta con los electores andaluces y es un perfil para "muy cafeteros", Moreno está "nervioso". Atacó la situación de la sanidad pública en Andalucía y las listas de espera, los conciertos y la privatización en educación. Aseguró que el PP no gobierna ni exprime el autogobierno andaluz, criticó los datos económicos que sitúan a la comunidad a la cola en el PIB per cápita en España y se quejó de lo que el Gobierno de Pedro Sánchez lleva mucho tiempo lamentando en privado, que sea el Ejecutivo de Moreno quien rentabilice y saque partido en sus intervenciones públicas de inversiones y logros políticos del Consejo de Ministros.

El discurso de la que será la líder de la oposición en Andalucía reivindica la autoestima del PSOE, el orgullo y el acento andaluz. El PP mandó un mensaje denunciado que se estrenara como líder andaluza "reivindicando la actuación del PSOE en el escándalo de los ERE en Andalucía". Montero dejó claro que esa mochila, la de haber formado parte de los gobierno de Manuel Chaves y José Antonio Griñán, no le pesa, reivindicando sus legados en su primer acto como líder andaluza. “Hemos pasado demasiado tiempo a la defensiva, apesadumbrados. Por fin, ya era hora, ahora sí”, resumió un dirigente a la salida. El chute de adrenalina hizo efecto rápido en la sala.