En el Congreso

Junts busca el equilibrio entre sostener a Sánchez y mantener alianzas puntuales con el PP

Balance legislativo | 2024, el año menos productivo de Sánchez en el Congreso

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Sánchez se volcará en atraer a sus aliados con o sin Presupuestos y renovará los liderazgos del PSOE

El diputado de Junts Josep Maria Cruset y la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, llegan a una sesión plenaria, a 12 de diciembre de 2024, en Madrid (España).

El diputado de Junts Josep Maria Cruset y la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, llegan a una sesión plenaria, a 12 de diciembre de 2024, en Madrid (España). / Alberto Ortega - Europa Press

Carlota Camps

Carlota Camps

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No hubo fumata blanca antes de las uvas. A pesar de que Junts y el PSOE habían acordado tener listo el redactado de la ley que debe permitir la delegación de competencias en materia de inmigración a la Generalitat antes de terminar el 2024, el nuevo año empezó sin pacto. Sin embargo, esto no significa que se haya roto nada, de hecho, el partido del expresident Carles Puigdemont ya empezó a dejar caer a finales de diciembre que priorizaba un buen acuerdo al cumplimiento de fechas concretas. Así, las dos formaciones confían en poder llegar a un entendimiento en los próximos días, un paso imprescindible para que los posconvergentes puedan seguir sentados en la mesa de negociación con el Gobierno. Pero esta no será la única prueba de fuego de su relación este 2025.

En su próxima reunión, la Mesa del Congreso deberá decidir si tramita o no la propuesta de Puigdemont, que exige vía proposición no de ley que el presidente del Gobierno Pedro Sánchez se someta a una cuestión de confianza. Vetar este debate, advirtió Puigdemont, podría tener "consecuencias irreversibles" y llevar la legislatura al "colapso", ya que los siete votos de Junts en el Congreso son imprescindibles para que Sánchez pueda sacar adelante su agenda legislativa.

La siguiente dificultad en esta carrera de obstáculos será la convalidación del real decreto ley que aprobó el Gobierno en el último Consejo de Ministros para prorrogar el gravamen a las empresas energéticas. Se trata de una medida que ya protagonizó una fuerte polémica el pasado mes de diciembre, cuando Junts y el PNV se aliaron con el PP en contra de este impuesto durante la votación del paquete fiscal. Aunque Sánchez incorporó en el nuevo decreto -comprometido con ERC, Bildu, BNG y Podemos- una deducción de hasta el 60% por inversiones en transición ecológica, con el claro objetivo de tentar a Junts y el PNV, esta podría ser la primera derrota parlamentaria del Gobierno del año y volvería a exhibir la unión entre populares y posconvergentes.

Las coincidencias con el PP

Junts, que en los últimos tiempos ha empezado a rehacer puentes con patronales y empresariado, considera que este impuesto a las energéticas pone en riesgo las inversiones de Repsol en Tarragona. Los posconvergentes aseguran que esta alianza con el PP fue circunstancial, lo justifican con que había coincidencia en esta cuestión, igual que con el acuerdo para tumbar el impuesto a la producción eléctrica; y defienden que esto no significa que se esté allanando el terreno para sumar sus votos a una eventual moción de censura contra Sánchez. Una alianza que reúna a PP, Vox, Junts y el PNV para hacer caer al Gobierno parece a día de hoy improbable, pero sí podría haber coincidencia entre ellos en futuras votaciones.

La llegada de Salvador Illa al Palau de la Generalitat ha dejado el 'procés' en vía muerta y ha obligado a Junts -y también a ERC- a buscar nuevos caballos de batalla, menos vinculados a la independencia y más relacionados con el eje ideológico. En materias como los impuestos, la vivienda y la inmigración los posconvergentes pueden encontrar más coincidencias con populares que con el resto del bloque de la investidura, algo que se podrá constatar en su pronunciamiento en algunas de las leyes que darán de que hablar este 2025 y que necesitarán el apoyo de Junts, como ley de extranjería o la reducción de la jornada laboral, la propuesta estrella de Sumar y que Junts ya ha dado síntomas de no compartir.

Los presupuestos de Sánchez

Pero todo ello puede ser solo un ensayo para el punto clave de la legislatura, la votación de los Presupuestos Generales del Estado. En este caso no solo entrará en el debate la batalla ideológica, que ya de por sí se prevé complicada por las grandes diferencias que existen entre partidos tan distintos como Junts y Podemos; sino también porque su aprobación permitiría a Sánchez prácticamente mantenerse en el Gobierno hasta 2027, lo que convierte las cuentas en un arma para presionar al Gobierno.

Han pasado ya 13 meses desde la investidura de Sánchez y el balance que hace el partido del cumplimiento de los acuerdos es muy desfavorable. En la carpeta de cumplimientos hay la amnistía, pero sin aplicación por ahora a los máximos líderes del 1-O, y el uso del catalán en el Congreso. Por contra, en el apartado de incumplimientos se acumula el traspaso de competencias en inmigración y la oficialidad del catalán en la UE. Junts requiere avances en estas cuestiones antes de abrir la carpeta de las cuentas de Sánchez, pero para dar su 'sí' definitivo necesitará nuevos compromisos. El partido liderado por Puigdemont no ha querido avanzar aún cuáles serán sus condiciones para las cuentas públicas, pero el secretario general de Junts, Jordi Turull, ya adelantó en una entrevista en EL PERIÓDICO que el modelo de financiación de Catalunya sería uno de los grandes temas.

Los partidos independentistas han reclamado históricamente una mejora del sistema, pero, tras el pacto alcanzado entre el PSC y ERC para la investidura de Illa, Junts necesita introducirse en el debate y elevar la apuesta. Desde el inicio, los de Puigdemont han menospreciado el acuerdo alcanzado por los republicanos y han tratado de diferenciar su apuesta por un 'concierto económico' -un sistema similar al que opera en el País Vasco o Navarra- de la propuesta de financiación singular, que consideran aguada. Su histórica rivalidad y el hecho de que ya no sean socios en Catalunya también complica, de rebote, la estabilidad de Sánchez.

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