Balance del president

Del FLA a la inversión en vivienda: la carrera de obstáculos de Illa para aprobar presupuestos

Las claves del plan del Govern: de la mejora de 90 barrios al reto de los 50 nuevos juzgados en Catalunya

Illa sitúa la financiación singular en el epicentro de su hoja de ruta y elevará el pacto con ERC a un acuerdo Generalitat-Estado

El Govern deja que ERC marque el ritmo de la negociación de presupuestos

El Govern prorroga los presupuestos de 2023 ¿Qué supone para las cuentas públicas?

El president de la Generalitat, Salvador Illa.

El president de la Generalitat, Salvador Illa. / Lorena Sopena / Europa Press

Sara González

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Barcelona
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Tras aprobar su hoja de ruta para la legislatura y hacer balance, Salvador Illa se dispone a comerse sus primeros turrones como president de la Generalitat. Su Govern apenas lleva 137 días en el Palau de la Generalitat, por lo que es mucho más lo que le queda por andar que lo andado. Después de las campanadas de fin de año llegará la prueba de fuego de la legislatura: los presupuestos de 2025, piedra angular del proyecto de cualquier ejecutivo y cuya aprobación es el pasaje que necesita para garantizarse la estabilidad y ejecutar el plan de mandato desglosado este viernes, con 260 medidas, un ambicioso paquete de leyes y la financiación singular como principal bombona de oxígeno. Acostumbrado desde la investidura a correr en llano mientras la oposición estaba sumida en procesos internos, Illa se prepara para la cuesta de enero, cuando empezará la carrera de obstáculos.

ERC, socio imprescindible y con Oriol Junqueras llevando de nuevo las riendas, ya ha advertido de que la negociación de presupuestos no será ni rápida ni dócil porque si no se saldan antes las deudas pendientes no rubricará ningún nuevo acuerdo. Y es que hay una larga lista de compromisos adquiridos tanto con los republicanos como con los Comuns que Illa ha repetido, por activa y por pasiva, que se van a cumplir pero que, o están aún a medio camino, o no parece que tengan un horizonte a corto plazo. El gran interrogante es si, dado el calado de la mayoría de ellos, se puede llegar a tiempo para que las cuentas reciban el plácet del Parlament durante el primer trimestre del año, como querría el Govern, o ese horizonte se aleja. El president, dispuesto a no romper ni un cristal con sus socios, asegura no tener "ninguna urgencia", pese a las limitaciones que supondría continuar en prórroga presupuestaria.

Illa no es solo deudor de los compromisos que él mismo ha firmado, sino también de los que ha rubricado el presidente Pedro Sánchez para garantizarse la mayoría en el Congreso. Uno de ellos, que ERC sitúa como imprescindible para plantear su apoyo a los presupuestos tanto estatales como catalanes, es que se cumpla con la quita de la deuda del FLA, que para Catalunya supondría una condonación de unos 16.000 millones de euros. Sánchez prometió en la conferencia de presidentes abordar este asunto en el Consejo de Política Fiscal y Financiera de enero, aunque por ahora no se ha concretado más. Los republicanos señalan también la baja ejecución presupuestaria del Gobierno y reclama compensaciones en forma de transferencia por obras públicas que acumulan retrasos.

Desde el principio de la legislatura, ERC ha supeditado su acción política a si avanza o no la financiación singular pactada con el PSC. Illa insiste que se va a cumplir porque está pactada con Pedro Sánchez y que ya se está trabajando, via presupuestos de 2025, en reforzar la Agència Tributària de Catalunya para que en el 2026 esté recaudando el IRPF. Pero por ahora no hay concreciones y esa singularidad es combatida por los barones del PP y genera recelos en buena parte de los del PSOE. El Govern asegura que la comisión de expertos tiene todo el primer semestre de 2025 por delante para poner negro sobre blanco, pero la gran baza que se reserva el president es la reunión de la comisión bilateral Estado-Generalitat en el primer trimestre del año para elevar de pacto entre partidos a pacto entre instituciones la financiación singular.

Concienciados de que la negociación de presupuestos puede ir más allá del primer trimestre del año, los Comuns aprovechan la dilatación del calendario para amarrar un paquete ambicioso en materia de vivienda que les permita poner su propio sello en los presupuestos. Illa insiste en que su plan para construir 50.000 pisos públicos en siete años con una inversión de 4.400 millones en una legislatura no tiene parangón, pero el grupo de Jéssica Albiach aprieta las tuercas para que, más allá de nueva obra por la vía del crédito, la Generalitat invierta recursos propios en construcciones ya existentes y rehabilitaciones. También presionan para que se ponga coto al negocio que se hace con la vivienda con medidas como el régimen sancionador para quienes incumplen con los topes de los alquileres fijados por ley, que exigen que esté en vigor en el mes de enero.

El traspaso de Rodalies es otro de los huesos duros que quedan por resolver de lo pactado por el PSOE con ERC a cambio de la investidura de Sánchez. Sobre el papel, antes de final de año debería haber quedado constituida la empresa mixta que en el futuro se encargará de la explotación de Rodalies y definido del todo el traspaso integral de la primera línea, la R1, la del Maresme. Pero esto no se ha producido, aunque los trabajos, según fuentes gubernamentales, están muy avanzados y podrían culminarse en enero. En materia de transportes, ya ha resuelto el mantenimiento de la bonificación del 50% del precio de la T-Usual, línea roja que habían puesto los Comuns para aprobar los presupuestos. Pero falta por ver el encaje de bolillos que hará con el proyecto de ampliación del aeropuerto de El Prat, que para Illa es irrenunciable y que para el partido de Albiach es inasumible.

ERC está en pleno proceso de definir qué dirigentes capitanearán a partir de ahora el grupo parlamentario, los nombres propios que tendrán también como misión sentarse a negociar con el Govern a partir de enero. De momento, se ha anunciado que Ester Capella será la portavoz y están a la espera de si Josep Maria Jové acepta o no continuar como presidente del grupo. Pero más allá de lo que logren o no acordar republicanos y socialistas, Junqueras prometió durante las primarias que si regresaba a la presidencia del partido sometería a consulta de la militancia el voto de sus 20 diputados en los presupuestos. Si cumple con lo dicho, cualquier posible pacto con el Govern de Illa quedará a merced de la división que en estos momentos hay en las bases republicanas.

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