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Las 5 diferencias entre Junqueras y Godàs que pueden decantar las elecciones en ERC

Junqueras y Godàs descartan pactar y se lanzan a por el voto de Foc Nou

14 días para resolver el duelo Junqueras-Godàs: cinco claves de una votación de infarto en ERC

Junqueras gana sin mayoría suficiente y ERC se ve abocada a una segunda votación

Oriol Junqueras, Xavier Godàs y Helena Solà en una imagen recientemente.

Oriol Junqueras, Xavier Godàs y Helena Solà en una imagen recientemente. / ERC

Quim Bertomeu

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El próximo sábado se celebrará el duelo final entre la candidatura de Oriol Junqueras y la de Xavier Godàs que decidirá quien es el nuevo presidente de ERC. Junqueras parte con ventaja porque se impuso en la primera vuelta, pero Godàs está convencido de que puede plantarle cara en esta segunda y definitiva votación del 14 de diciembre. Todo quedará en manos, de nuevo, de los 8.030 militantes del partido. Estas son las cinco grandes diferencias entre las candidaturas que pueden decantar la balanza:

El nombre de la candidatura de Godàs, Nova Esquerra Nacional, es ya toda una declaración de principios. Su gran propuesta estratégica para ERC es situarla como la piedra angular de la "izquierda nacional" en Catalunya, es decir, de las fuerzas de izquierda partidarias de la autodeterminación de Catalunya. Eso pasa, primero, por recuperar el pulso electoral -tras ser superados por Junts- y, después, por priorizar un frente con otras fuerzas de izquierda soberanistas como la CUP y los Comuns. En este sentido, ha propuesto la celebración de una 'Conferencia de las Izquierdas Soberanistas e Independentistas' en 2025 para "sumar esfuerzos" y "alinear objetivos".

Junqueras, por contra, nunca ha querido encasillar a ERC como un partido estrictamente de la izquierda nacional porque considera que esto le resta potencia electoral. Su idea siempre ha sido hacer del partido un 'catch-all party' (partido atrapalotodo) que ponga más el foco en convencer a diferentes estratos de la sociedad de que su partido es el más idóneo para resolver los problemas, que en su pura posición ideológica. Es por esto que, en sus intervenciones, apela al trabajador en apuros para llegar a fin de mes y al pequeño empresario, pasando por el autónomo, el campesino, el profesor o el médico. Son recurrentes en su discurso las referencias a la ERC hegemónica de la Segunda República.

Donde chocan con vehemencia los dos proyectos es en cómo gestionar la polémica de los carteles difamatorios contra los hermanos Maragall que salieron de dentro de ERC. Las dos candidaturas han utilizado esta cuestión como arma arrojadiza para desgastarse mutuamente. Junqueras propone crear una "comisión de la verdad" para investigar el asunto, encontrar a los responsables y pedir perdón de forma colectiva. Si gana, pondrá al frente de la comisión al exdiputado Joan Tardà, acompañado del exconseller Carles Mundó y de la abogada Marta Bolinches. Considera que la investigación que ha hecho el responsable de Cumplimiento -Xavier Mombiela- del partido tiene carencias y recuerda que ERC ha encargado otra. Mombiela apoya a la candidatura rival.

Godàs considera que la propuesta de Junqueras es un error en fondo y forma. En forma, porque el nombre evoca a las comisiones que se hicieron en el pasado para investigar vulneraciones de derechos humanos en dictaduras. En fondo, porque considera que supone "deslegitimar" a los órganos internos del partido que están investigando el asunto: el propio Mombiela y también la Comisión de Garantías, que tendrá que pronunciarse en última instancia sobre lo ocurrido. No obstante, ha propuesto que dicha comisión esté formada por personas propuestas por las tres candidaturas y que la presida Foc Nou, además de abrirse a que se haga una auditoría externa sobre el asunto si así lo considera este órgano. En función de quien gane, la manera de abordar el problema será diferente.

También tienen una diferencia sustancial en cuanto a qué grado de separación debe tener el partido respecto a las instituciones. Junqueras nunca ha escondido que, si algún día le aplican la amnistía, le gustaría ser presidente de ERC y, a la vez, aspirar a ser candidato a la presidencia de la Generalitat. Así fue desde que asumió por primera vez el liderazgo de ERC en 2011 hasta que en 2018 fue inhabilitado por el Supremo. Además, su número dos, la candidata a secretaria general, Elisenda Alamany, le gustaría aspirar a la alcaldía de Barcelona. Para marcar distancias con ellos, Godàs se ha colocado en la posición contraria: se ha comprometido a que si gana, ni él ni su número dos, Alba Camps, serán candidatos "de nada", sino que se centrarán en el partido.

Uno de los primeros roces entre candidaturas fue si ERC debía entrar o no en el gobierno municipal del Ayuntamiento de Barcelona que lidera el socialista Jaume Collboni. Alamany defendió que sí: "Yo quiero que en Barcelona haya una fuerza independentista y de izquierdas como la nuestra [en el gobierno]. Es una etapa que quiero abrir", dijo. También añadió que, en cualquier caso, deberán ser los afiliados al partido en la ciudad quienes tomen una decisión a través de una consulta. Godàs es radicalmente contrario a esta idea. "Somos partidarios de no entrar en el gobierno de Barcelona. No vemos cuál es el incentivo. La respuesta clara es 'no'", dijo en una entrevista con EL PERIÓDICO. Coinciden, eso sí, en someter la decisión a las urnas del partido.

Las dos candidaturas compaginan continuidad y renovación, aunque discutan a menudo sobre quien es más renovador o más continuista. Prueba de ello es que las dos incluyen en puestos destacados a dirigentes de la ejecutiva actual. Sin embargo, la gran diferencia está en el líder. Junqueras ha encabezado ERC durante 13 años. La sacó del pozo, la llevó a lo más alto y no pudo evitar que volviera a descender. Es un dirigente consolidado y reconocible que ha sido durante más de una década el gran emblema de Esquerra, pero, a la vez, también se ha desgastado por una larga trayectoria en una época política turbulenta. Godàs, en cambio, es un recién llegado a la primera línea. Fue alcalde y alto cargo de la Generalitat, pero no ha jugado en las grandes ligas. Encarna el aire fresco que siempre transmite la novedad, pero también la incógnita sobre la consistencia de su perfil.

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