Apuntes políticos de la semana

Ayuso traza un plan para responder a Sánchez con el "doble" de golpes

En el PP estos días recuerdan cómo la presidenta de Madrid acabó con Casado y detectan las mismas ganas ahora en tumbar al Gobierno central

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Pilar Santos

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“¿Qué dirían ustedes si mi pareja hubiera pegado un pelotazo con las mascarillas en aquella etapa [de pandemia], si mi pareja hubiera supuestamente defraudado a Hacienda? ¿Qué dirían ustedes si mi pareja se hubiese autoinculpado de supuestos delitos? Ustedes estarían cortándonos en trozos y matando políticamente.. (...) En cambio, si es la presidenta de la Comunidad de Madrid, lo que hay que hacer es protegerla, que es lo que ustedes hacen”. El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, dio esta respuesta el martes en el Senado a la senadora del PP Rosa Faustina Viera, que le había recordado los contratos que, cuando era presidente de Canarias, cerró con la ‘trama Koldo’, por la que está imputado el exministro José Luis Ábalos

El careo entre Torres y Viera condensa la actualidad de estos días, monopolizada, hasta el estallido del “caso Errejón”, por las novedades de los escándalos que afectan a Ábalos y a la pareja de Ayuso, Alberto González Amador. De hecho, en ese momento del martes no se sabía que la jueza ampliaría la investigación para saber si González Amador usó una empresa pantalla para ocultar pagos del Grupo Quirón. La Comunidad de Madrid ingresa millones de euros a esa compañía cada año porque le concedió la gestión de varios hospitales, una "relación triangular Ayuso-González Amador-Quirón" que, según fuentes socialistas, "va a poner en serios problemas a Ayuso". 

Que Ayuso creció políticamente gracias a buscar el choque directo con Sánchez es algo ampliamente explicado. Esa estrategia empezó medio año después de llegar a la presidencia cuando, en enero de 2020, contrató como jefe de gabinete a Miguel Ángel Rodríguez, antiguo colaborador de José María Aznar. Con su asesoría, Ayuso hizo olvidar a todos aquellas meteduras de pata de los primeros meses en el cargo. 

Estos días que Sánchez está cercado por todas bandas (la ‘trama Koldo’, la investigación a su esposa y por el novio de Ayuso, que ha dado el primer paso para ponerle una querella por llamarle “delincuente confeso”), altos cargos del PP están recordando la guerra que la presidenta ganó contra Pablo Casado. El 16 de febrero de 2022, 'El Mundo’ y ‘El Confidencial’ publicaron informaciones en las que se acusaba a Casado de haber contratado detectives para espiar al hermano de la presidenta, algo que nunca se confirmó. En el equipo del expresidente vieron aquello una manera de detonar de manera controlada un dato que podía perjudicar a Ayuso: su hermano había cobrado 234.000 euros en comisiones por vender mascarillas a la Comunidad de Madrid. Resulta que el exlíder del PP le había pedido explicaciones en privado por ese negocio.

El resto de la historia es conocida: se alió con Alberto Núñez Feijóo y Juanma Moreno para descabalgar al líder del partido, la justicia no vio delito en el cobro de esas comisiones y nadie del PP volvió a pedir explicaciones a Ayuso. Ahora, parece que tampoco.

“A mí no me empezó a interesar Begoña [Gómez] hasta que no empezaron con lo mío”, dijo la presidenta madrileña en un corrillo con periodistas en la recepción del Doce de Octubre cuando estaba comentando los casos de corrupción que afectan al Gobierno central. En el entorno de la presidenta madrileña hace semanas que se insiste en que por cada golpe que reciba Ayuso, ella responderá con el "doble".

La idea la explicitó de hecho el propio Miguel Ángel Rodríguez en una entrevista el 24 de abril, el mismo día en que 'El Confidencial' publicó en exclusiva que un juzgado de Madrid abría diligencias contra Begoña Gómez por tráfico de influencias y cinco semanas después de que saliera la noticia de que la pareja de Ayuso había defraudado 350.000 euros. "Si quieren guerra, habrá guerra. No vamos a ser nosotros los que enterremos el hacha porque no hemos sido los que han empezado”, declaró el jefe de gabinete a Cuatro.

El abandono de la política de Íñigo Errejón, el jueves, por una denuncia anónima de violencia machista ha destapado un grave problema en las filas de Sumar. El viernes se sumó una denuncia ante la policía con nombres y apellidos. La vicepresidenta del Gobierno y fundadora de la organización, Yolanda Díaz, debe muchas explicaciones porque hay pruebas de que la dirección de la organización conocía desde hacía tiempo la manera de actuar del exdiputado y lo intentó tapar. 

El caso ha llevado a algunos políticos a señalar la incongruencia de un dirigente que hacía bandera del feminismo. Otros, más prudentes, admiten en privado que durante años en todos los partidos se ha mirado hacia otro lado cuando se han detectado actitudes machistas y de abuso de poder. Gracias a los cambios legislativos y sociales, como el movimiento Me Too, el listón se ha elevado y las mujeres ya no aceptan según qué comportamientos. Seguro que muchos políticos tendrán ahora más cuidado con los mensajes que mandan a las diputadas, asesoras y periodistas. Las mujeres hablamos entre nosotras. Cada vez más.

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