Debate de política general
Illa garantiza avances en financiación para afianzar los lazos con ERC
ERC avisa al president de que sin "concreciones" no habrá legislatura ni en el Parlament ni en el Congreso
DIRECTO | El debate de política general en el Parlament, al minuto
¿En qué ha tendido Illa la mano a la oposición? De las concreciones en financiación al salario mínimo catalán
ERC avisa a Illa de que sin "concreciones" en financiación no habrá presupuestos ni legislatura
Junts exige a Illa "plantarse" ante el Gobierno por los intereses de Catalunya

El president de la Generalitat, Salvador Illa, con el presidente del grupo de ERC en el Parlament, Josep Maria Jové / ACN


Sara González
Sara GonzálezPeriodista
Periodista especializada en Política. Autora de 'Per raó d'Estat' (Ara Llibres), 'Cas Mercuri. La galàxia Bustos' (Saldonar) y 'El part dels comuns. Relat del naixement de Catalunya en Comú' (Saldonar)


Quim Bertomeu
Quim BertomeuPeriodista
Licenciado en Periodismo y en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universitat Pompeu Fabra (UPF). Sigue la actualidad política del Govern, del Parlament de Catalunya y el día a día de los partidos catalanes, sobre todo de ERC.
"Quiero ser un buen gestor", ha pregonado Salvador Illa mirando a izquierda y a derecha del hemiciclo del Parlament. Ha despachado cómodo ante unos y ante otros, pero ha constatado durante el toma y daca con la oposición en la segunda jornada del debate de política general que va a tener que picar piedra porque no se lo van a poner fácil. Que ni ERC, y aún menos Junts, ambos inmersos procesos congresuales tras la pérdida de la mayoría independentista, están dispuestos a garantizar una legislatura plácida. Hasta el punto que los republicanos, tratando de despojarse de la etiqueta de socio del Govern del PSC, han lanzado una dura advertencia: sin "concreciones" en la financiación singular, ni tan solo se sentarán a hablar de presupuestos. Un aviso que han apostillado que vale tanto para el mandato de Illa como para Pedro Sánchez.
El president ha tratado de ser rápido en el regate para acortar el recorrido de las palabras de Josep Maria Jové, presidente del grupo parlamentario de ERC. Da por descontado que tendrá que lidiar con el "papel incómodo" que les toca ejercer a los republicanos, pero necesita salir de este primer ring en la Cámara catalana proyectando un camino de estabilidad de la mano de la mayoría que hizo posible la investidura. Con los Comuns hay sintonía a la espera de la letra pequeña en materia de vivienda en los próximos presupuestos, pero el flanco republicano se antoja el más duro de pelar por una carpeta, la de la financiación, que no está estrictamente solo en sus manos pese a tenerla encauzada con el PSOE.
Desde el atril, Illa ha prometido que los presupuestos de 2025 en los que trabaja la consellera de Economia, Alícia Romero, recogerán esas "concreciones" que le pide ERC y que ha apuntado que irán en la dirección de incrementar los recursos de la Agència Tributària de Catalunya, que tendría que ser la encargada de recaudar en el futuro todos los impuestos de los catalanes fruto de este nuevo sistema de financiación. "Nos vamos a dejar la piel", ha sentenciado pese a reconocer que se trata de un "asunto delicado".
Un "asunto delicado"
¿Por qué es un asunto delicado? El propio Illa explicado de forma indirecta por qué. Ahora mismo la Agencia Tributaria del Estado tiene 4.000 trabajadores en Catalunya y la agencia catalana tiene 800. Si en el futuro tienen que intercambiarse los papeles en la recaudación -menos peso para el ente estatal y más peso para el ente catalán-, esto implicará cambios que nunca son fáciles de implementar. Pero para ERC no hay dificultades que valgan porque en el cumplimiento de lo sellado a cambio de la investidura se juegan su futuro en los próximos años. Un nuevo 'sí' a Illa solo podrán darlo, advierten, si hay hechos más allá de las palabras.
Los republicanos dan por hecho que no estarán en condiciones de apoyar unos presupuestos hasta que no resuelvan el 30 de noviembre la pugna por el liderazgo del partido, situación que hace tambalear el calendario del Govern, pero uno de los gestos que hace semanas que vienen reclamando como condición 'sine qua non' es que las cuentas reflejen, ya que se avanza hacia la financiación pactada. Sea como sea, Illa ha reiterado su compromiso "explícito" de que intentará cumplir el acuerdo con ERC y ha puesto como garantía su relación "fluida" con el presidente Sánchez. "Y cuando tenga que elevar el tono, lo haré", ha zanjado tratando de afianzar los lazos con los republicanos.

El president de la Generalitat, Salvador Illa, con el presidente de Junts en el Parlament, Albert Batet / ACN
Intercambio áspero con Junts
Precisamente Junts, que a codazos con ERC se ha esmerado en marcar distancias, ha retado al president a "plantarse" ante el Gobierno de Sánchez para defender los intereses catalanes y ha situado el reparto del techo de gasto como la primera oportunidad de ponerlo en práctica, con ruptura de disciplina de voto incluida si es para conseguir "más recursos" para Catalunya. El presidente de los posconvergentes en el Parlament, Albert Batet, ha dado por hecho que Illa siempre "volverá con las manos vacías" por su supeditación a Sánchez.
Sin despeinarse, sin subir decibelios, pero severo, el president ha replicado que se harán "daño todos" si se "mezclan libretas" entre lo que se negocia en el Congreso y lo que se negocia en el Parlament; y ha preguntado a Junts si cree que con un Gobierno "de Feijóo y Abascal" habría habido amnistía y a Catalunya le hubiera ido mejor. Illa ha afeado a Batet que estén en la tesitura de "desestabilizar" en lugar de ser herederos de la tradición del centro-derecha catalanista. Tras reunirse en el Palau de la Generalitat con los expresidents Artur Mas y Jordi Pujol, el president, que querría que Junts no se situara en el córner parlamentario, sabe cómo hurgar en el principal dilema que recorre las bambalinas posconvergentes.
Distante ha sido también despachando con el PP de Alejandro Fernández, a quien, pese a garantizarle una "amabilidad" en el trato, ha reprochado que se alinee con el "autoritarismo" y la "prosperidad excluyente". Y, como era de prever, se ha hecho evidente el abismo con la CUP, que acusa al president de tratar de "privatizar" el derecho a la vivienda recurriendo a las "recetas 'sociovergentes'". Con Vox y Aliança Catalana no solo no ha habido concesiones, sino que Illa, que ha prometido desmontar "uno a uno" sus discursos "de odio", ha habido cuerpo a cuerpo. A los primeros los ha acusado de ser una "sucursal del trumpismo en Europa", y a los segundos les ha cuestionado directamente su "decencia". Si hay un asunto que compacta a la mayoría de izquierdas es la de dar con la tecla para combatir a la extrema derecha.
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