Asamblea nacional
La CUP se refunda: las 5 claves que definirán el futuro del partido
El independentismo busca reinventarse en otoño: las diferencias entre los congresos de Junts, ERC y CUP
La CUP, sobre la investidura de Illa: "Hoy ha muerto el 'procés' en las instituciones"

La diputada de la CUP Laia Estrada, durante la valoración de los resultados de las elecciones del 12-M / ACN


Gisela Boada
Gisela BoadaRedactora
Licenciada en Periodismo y Ciencias Políticas por la Universitat Pompeu Fabra. Escribe en la sección de política y sigue la actualidad informativa del Parlament y del Partido Popular (PP) en Catalunya.
El proceso de refundación de la CUP, llamado 'Procés de Garbí', llega a su fin este sábado con la celebración del último paso: la asamblea nacional. Los anticapitalistas votarán en Sabadell el texto de la ponencia final, que es el resultado de 11 meses de debates en asambleas locales y territoriales que buscaban abrir un período de reflexión para redefinir tanto la estrategia como el modelo organizativo del partido. Un listado de propuestas que se han reflejado en un documento que tiene todavía más de 250 enmiendas por debatir y votar, que marcarán la nueva hoja de ruta de los anticapitalistas.
Estas son las cinco claves que definirán el futuro de la formación cupera.
Sin perder la esencia de organización asamblearia con una base de mando horizontal, el 'Procés de Garbí' ha destapado la necesidad de verticalizar parte de las decisiones estratégicas para agilizar el proceso. Una de las propuestas más relevantes en este punto es la de alargar el mandato del secretariado nacional, que es la ejecutiva del partido. La idea es ampliar su vigencia hasta los cuatro años -actualmente son dos- y que los líderes lo sean durante más tiempo para consolidar su imagen pública.
Los anticapitalistas siempre han rechazado los liderazgos personalistas, han optado por una dirección coral, pero entienden que la "estabilidad" del cargo beneficia al conjunto del movimiento: "Es difícil tomar decisiones rápidas y asentar los aprendizajes si las caras van cambiando", explican fuentes del grupo motor, el equipo que ha pilotado el proceso congresual formado por 17 militantes. También ponen sobre la mesa la creación de dos cargos orgánicos que concentren cierto poder dentro de la organización y que actuarían como portavoces nacionales: un coordinador y un secretario general, dos de las figuras típicas de los partidos tradicionales.
Desde su salto al Parlament (tras pasar de nueve a cuatro diputados el pasado 12 de mayo), y más tarde al Congreso (de cuyo hemiciclo han desaparecido), la CUP ha vivido una división histórica a la hora de decidir si debe tejer alianzas con el resto de partidos para trasladar la "lucha anticapitalista" a la institución (sea en el gobierno o en la oposición) o forzar la "conquista" de sus objetivos desde las calles, con o sin representación institucional. El 'Procés de Garbí', en sus diferentes debates, ha considerado que ha llegado el momento de "superar esta dicotomía entre tener un pie en la calle y uno en las instituciones".
"Necesitamos avanzar socialmente desde todos los frentes posibles para cambiar el sistema. Solo alcanzado las máximas cuotas de poder institucional, podemos dotar a los agentes sociales de las herramientas necesarias para lograrlo", apunta uno de los miembros del grupo motor. ¿Cuál es la propuesta de la CUP? Plantear "alianzas puntuales" con partidos como ERC y los Comuns, especialmente con relación a las políticas sociales. El objetivo, señalan estas fuentes, es acabar con la sensación que comparte parte de la militancia que pone en duda que el partido sea una "herramienta útil" dentro del tablero institucional.
En este punto, la formación también debate si debe presentarse a los próximos comicios. La ponencia propone hacerlo en todos los rangos: ayuntamientos, Parlament, Congreso y Parlamento Europeo, este último por primera vez. Sobre eso, además, plantean diferentes debates, como si se debe dejar la puerta abierta a que la formación entre en gobiernos de coalición -especialmente a nivel municipal-, tomando como ejemplo la experiencia de Girona, donde 'Guanyem' (CUP) comparte ejecutivo con ERC y Junts. Este último punto es uno de los que más incógnitas presenta, ya que hay varias enmiendas que lo rechazan y otras que lo defienden.
El documento, pendiente del aval de la militancia, contemple que el independentismo presente conjuntamente un "plan de acción claro" con "capacidad de respuesta" a la pérdida de la mayoría en Catalunya, ya que Junts y ERC también afrontan sus propios congresos este otoño. "Es necesario un relato hegemónico que se implante por todo el territorio", indican voces que han liderado el 'Procés de Garbí'.
Esto pasa porque el partido pueda aceptar "ciertas" alianzas con posconvergentes o republicanos -e incluso apelando a los morados como frente soberanista- para avanzar hacia la independencia. Sin embargo, la ponencia deja claro que el partido rechaza la agenda de la negociación con el Estado, especialmente en el momento actual con el PSOE tejiendo acuerdos tanto con Junts como con ERC. "Solo aceptaremos una estrategia rupturista que pase, además, por la conquista diaria de derechos sociales", insisten las mismas fuentes, destacando su lejanía ideológica con el partido de Carles Puigdemont en cuanto al eje socioeconómico.
En los diferentes debates también han detectado una "necesidad de mejorar la conexión entre la militancia local y la estructura nacional", que pasa por un cambio en la dinámica interna del partido que rebaje la "alta intensidad militante" actual.
Con el objetivo de ampliar las bases, y con la mirada puesta en preparar las que podrían ser las caras visibles del movimiento en el futuro, la CUP propone nuevas formas de militancia más flexibles y la formación y preparación de las bases en las distintas etapas de afiliación al partido. "Sabemos que hay sesgos como el de clase, género, edad y origen a la hora de militar; por eso queremos acabar con ellos", explican. Para tratar de minimizar esta incidencia, la organización presenta nuevas "tipologías" de militantes como los "colaboradores", que son perfiles que pueden dar apoyo al proyecto de forma puntual sin tener obligaciones, pero que no tienen derecho a voto en las asambleas locales; o los "colaboradores económicos", que reciben información del partido -no documentos internos- a cambio de una cuota periódica.
Todo ello se compaginará con un proyecto de formación para nuevos y actuales militantes, pero también para cargos electos. Esta apuesta pretende garantizar una cierta continuidad, estabilidad y homogeneidad del proyecto en el conjunto de los participantes.
A falta de definir cómo quedará el modelo organizativo del partido, los 'cupaires' deberán votar tras la asamblea quienes serán las nuevas caras visibles de la CUP, es decir, los miembros del secretariado general. Si acaba aprobándose la figura de los dos portavoces nacionales, también deberán ser designados. La organización ya ha marcado un calendario para este proceso: el 29 de septiembre se presentarán las candidaturas a la militancia, y hasta el 5 de octubre estará abierto el período de campaña, que finalizará con la votación el día 6 de octubre.
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