Congreso en octubre
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La presidenta de Junts, Laura Borràs. / RICARD CUGAT


Carlota Camps
Carlota CampsRedactora especializada en Parlament y política catalana
Graduada en Periodismo y con un máster en Análisis Político, sigue la actualidad política del Parlament y el día a día de varios partidos catalanes, especialmente de Junts per Catalunya.
A menos de 40 días para la celebración del congreso de Junts, la pelota sigue en el tejado de Carles Puigdemont. El expresident aún no se ha pronunciado sobre su futuro político, pero crecen las voces del partido que dan por hecho que dará un paso adelante y se presentará para recuperar la presidencia, cargo que dejó en 2022 en favor de Laura Borràs. Aunque siempre ha mantenido el liderazgo indiscutible del espacio, que Puigdemont pueda volver a acceder a la dirección orgánica de la formación tendrá implicaciones para la expresidenta del Parlament, que siempre ha defendido que, si el expresident se lo pide, le cederá el puesto.
De momento, solo hay dos certezas de cara a la nueva ejecutiva, que Jordi Turull quiere seguir al frente de la secretaria general y que Josep Rull no continuará como presidente del consejo nacional para centrarse en la jefatura del Parlament. Esta es la vacante que podría ocupar Borràs, pero la presidenta de las siglas no quiere conformarse solo con este puesto, sino que persigue mayores atribuciones, y considera que el hecho de que Puigdemont se ponga al frente de Junts no debería alterar la composición actual de la dirección y el reparto de poderes, porque se decidió así hace solo dos años y, estatutariamente, aún le quedarían dos años de mandato.
Hasta la fecha, Borràs ha evitado pronunciarse públicamente sobre su futuro en el partido, pero su intención es seguir teniendo peso dentro de la cúpula. La idea sería tener una posición equivalente a la que ocupa Turull, que en los últimos tiempos se ha ido ganando la confianza de Puigdemont y forma parte de su núcleo duro. Ha sido él quién ha pilotando las negociaciones con el PSOE con éxito después de quedar con un poder institucional residual tras las municipales de 2023, a pesar de ser segundos. Una posición que se logró retener en las elecciones catalanas del 12 de mayo, dando el 'sorpasso' a ERC. Muestra de esta confianza Puigdemont-Turull es que fue el secretario general quien acompañó al expresident en regreso a Catalunya y posterior fuga el pasado 8 de agosto.
Borràs, por contra, recibió el espaldarazo de la formación cuando fue suspendida como presidenta del Parlament y en el juicio posterior, en el que fue condenada por haber fraccionado contratos, pero después empezó a disminuir sus apariciones públicas. Ahora podría aceptar un cargo como el de presidenta del consejo nacional, siempre que tuviera una cartera competencial más amplia que la actual y no se interpretara como un intento de apartarla.
Borràs se reivindicó frente a Trias
Poco antes de las elecciones catalanas, el exalcalde Xavier Trias pidió la celebración de un congreso extraordinario de Junts, que no estaba previsto hasta 2026, y reclamó nombrar "por unanimidad" a Puigdemont "como presidente del partido". "Los líderes tienen que actuar como líderes", remachó. Borràs, días después, le replicó: "Quien preside el partido soy yo. A Puigdemont no le hace falta un cargo orgánico". Las declaraciones de Trias fueron un mazazo para los afines a Borràs, que lo interpretaron como un intento de defenestrarla, especialmente aquellos dirigentes que provienen de la extinta Convergència. "Seguiremos trabajando para que dejen liderar a las mujeres sin poner palos en las ruedas", aseveró entonces Aurora Madaula, exhibiendo la guerra interna.
La actual presidenta de Junts no tiene ninguna intención de rivalizar con Puigdemont. Pero no lo tiene tan claro respecto a Turull. Los dos dirigentes estuvieron a punto de enfrentarse en el congreso de hace dos años, aunque acabaron pactando una lista conjunta. Borràs se quedaba con la presidencia, Turull con la secretaria general y el resto de puestos de la ejecutiva se repartieron equitativamente. Sin embargo, en la votación congresual, Turull y Anna Erra obtuvieron más votos que Borràs y David Torrents, 'borrasista', quien no llegó al mínimo del 50% de apoyos requeridos para el cargo de secretario de organización, aunque consiguió el puesto gracias a un acuerdo político.
Pérdida de poder
Dos años después, Borràs sigue presidiendo el partido, pero está inhabilitada para cualquier cargo público y no puede presentarse a las elecciones, y su círculo de confianza ha ido disminuyendo. Francesc de Dalmases tuvo que dimitir como vicepresidente por abroncar e intimidar a una periodista y Madaula aún ejerce como vicepresidenta, pero ha ido perdiendo galones tras la denuncia de machismo en las filas, a pesar de haber llegado a un acuerdo con la dirección para evitar la vía judicial.
Una pérdida de poder que también se plasmó en las listas electorales del 12 de mayo. Sin Jaume Alonso Cuevillas, que decidió volver a su oficio de abogado, ni Cristina Casol, que fue expulsada por los mismos motivos que Madaula; sus más cercanos se redujeron a Dalmasas en el puesto 18 y Torrents, que no obtuvo representación en la Cámara, en el 23. Sin embargo, los 'borrasistas' restan importancia a estos factores y consideran que algunos fichajes, como el de Anna Navarro, también les son próximos.
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