Comparecencia en Palau
Aragonès se despide reivindicando el concierto económico como el mayor "salto en soberanía" en 47 años
El president replica a Junts que la responsabilidad de una posible detención de Puigdemont es solo del Tribunal Supremo
Los Mossos d'Esquadra prevén detener a Puigdemont antes de llegar a Barcelona
Junts pedirá que se suspenda el pleno de investidura si Puigdemont es detenido
Júlia Regué
Responsable de la sección de Política.
Graduada en Periodismo y en Ciencias Políticas por la Universitat Pompeu Fabra (UPF), ha desarrollado su carrera profesional en la sección de Política, donde se incorporó en 2016. Ha seguido la actualidad política del Parlament de Catalunya y el día a día de varios partidos. También ha colaborado en programas de TV3, Catalunya Ràdio y RAC1.
Pere Aragonès se ha despedido este martes de la Generalitat. El president más jóven de la historia de la institución ha oficiado el que previsiblemente será el último Consell Executiu y ha comparecido después en la Galería Gótica del Palau para hacer balance y dar carpetazo a su Govern republicano, cuyo mando asumió oficialmente en 2021, pese a que ya estuvo al frente de la institución en 2020, con la inhabilitación de Quim Torra, de forma provisional.
"Haber presidido Catalunya ha sido el honor más grande de mi vida", ha arrancado el jefe del Executiu en funciones, y ha avisado al que será su sucesor, Salvador Illa, de que deja una Catalunya "mejor" y en mejores condiciones que la que le ha tocado gestionar a él. Ya no solo desde el flanco independentista, en el que se ha encargado de subrayar que los indultos, la derogación del delito de sedición y la amnistía fueron fruto de la mesa de diálogo que le tocó defender en solitario tras el plante de Junts y su posterior salida del Govern, sino también desde el punto de vista económico, con un concierto económico acordado entre Esquerra y el PSC que asume "íntegramente" su propuesta de financiación singular, que nació del Departament d'Economia. Un triunfo de la negociación que ha tildado como "el salto en soberanía más importante tras la recuperación de la Generalitat con el fin del franquismo", en 1977.
"La legislatura que dejamos atrás es en la que ese ha profundizado más en el diálogo y en la que se ha abordado el conflicto político con el Estado. Ha valido la pena, ha permitido avanzar, dejar atrás la represión y lograr las cuotas de autogobierno más relevantes de los últimos 18 años", ha defendido un Aragonès aparentemente tranquilo, ante la atenta mirada de su vicepresidenta, Laura Vilagrà, y de todos sus consellers -salvo Natàlia Mas-. A cada uno de ellos les ha regalado el libro "Aforismes" de Joan Fuster, con una dedicatoria personalizada, y les ha agradecido su trabajo.
Catalunya, encarrilada
"Siempre he concebido la independencia como una caja de herramientas para ponerla al servicio de la mejora de la vida de la gente. Acabo la presidencia de la Generalitat con esta caja con más herramientas, aunque no con todas las de la independencia", ha espetado y, acto seguido, ha repasado las medidas estrella de su Govern. Un ejecutivo al que le ha tocado liderar en minoría tras la ruptura con los posconvergentes, con el apoyo externo primero de la CUP y después del PSC y los Comuns, pero cuya geometría variable no le permitió superar el escollo de los presupuestos. El Hard Rock se interpuso como condición de los morados, y el adelanto electoral pasó de ser una opción a ser una realidad, que implicó un descalabro de los republicanos y una victoria indiscutible de los socialistas.
Pese al contexto, el también dirigente de Esquerra ha defendido que ha conseguido "revertir los recortes" de CiU y que deja como legado el crecimiento de un 30% del presupuesto y la mayor tasa de catalanes con trabajo, la gratuidad del Infantil 2 y el aumento de la plantilla de los Mossos d'Esquadra. Ha sacado pecho también de haber puesto el catalán en primera línea y de haber logrado el traspaso de Rodalies y la gestión del Ingreso Mínimo Vital, "frutos tangibles de la dinámica de la negociación", ante los que ahora su partido deberá estar vigilante.
Aunque no consiguió recabar el apoyo de sus socios, el jefe del Govern también ha lucido su propuesta para una salida consensuada del 'procés', el acuerdo de claridad, que a su juicio "marca el camino" para que Catalunya pueda votar sobre su futuro político desde el respeto a todas las opciones. Un plan que ahora deberá abordarse en la Convención Nacional que han pactado ERC y el PSC, y que será una suerte de mesa de partidos catalanes en la que canalizar las aspiraciones nacionales del independentismo. "El horizonte nacional es conocido por todo el mundo y no es otro que la independencia. Cada paso que hemos hecho va orientado en esta dirección", ha indicado, también para sacudirse las críticas de Junts en un mandato marcado por su ruptura en octubre de 2022.
El regreso de Puigdemont
Sobre el regreso del expresident Carles Puigdemont a Catalunya, y su posible encarcelamiento, Aragonès ha deslizado que desea que pueda volver "en libertad", pero ha recordado que el Tribunal Supremo no ve amnistiable el delito de malversación por el que también está procesado. En plena pugna entre ERC y Junts, tras sugerir Puigdemont que si era encarcelado sería por la decisión de los republicanos de pactar con el PSC y de no apostar por una repetición electoral, Aragonès se ha limitado a exigir a los jueces que le apliquen el olvido penal siguiendo la literalidad de la norma y ha tratado de exonerar también así a los Mossos d'Esquadra, que deberán arrestarle en cumplimiento de la orden del juez y ejerciendo como policía judicial.
Pese a que su adiós implica el fin de una década de gobiernos independentistas y que los socialistas vuelvan al poder tras 14 años del fin del tripartit, Aragonès ha evitado valorar si se trata de un cambio de época: "El tiempo lo dirá". Tampoco ha desvelado si renuncia a volver a la política cuando deje de ser president: "Déjenme descansar un poco", ha bromeado.
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