Las secuelas del 28-M

Los pactos en las diputaciones pondrán a prueba la unidad soberanista

Así quedaron los plenos provinciales tras las elecciones municipales

Tanto ERC como el PSC tantean a Junts, que se erige en clave para resolver la elección de los gobiernos provinciales

Los presidentes de las diputaciones: Miquel Noguer (Girona), Núria Marín (Barcelona), Noemí Llauradó (Tarragona) y Joan Talarn (Lleida).

Los presidentes de las diputaciones: Miquel Noguer (Girona), Núria Marín (Barcelona), Noemí Llauradó (Tarragona) y Joan Talarn (Lleida). / Jordi Bedmar / Generalitat

Sara González
Xabi Barrena
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Aunque tengan en mente cosas distintas, tanto ERC como Junts, los principales partidos independentistas, han hecho votos por lograr cierto grado de humildad que frene la desmovilización del electorado independentista. Dejando de lado la pugna entre unos y otros a cuenta de una eventual lista única en el Congreso y el Senado, sobre esas buenas intenciones unitarias se cierne una borrasca en forma de pactos en las cuatro diputaciones provinciales que serán la prueba del algodón de hasta qué punto son capaces de rehacer, o no, confianzas.

Además, el calendario, convertido por Pedro Sánchez en diabólico, poniéndolo a merced al adelanto electoral de los comicios generales, sitúa la firma de los acuerdos que necesariamente han de llegar para que estas instituciones afronten el nuevo mandato a las puertas mismas de la campaña electoral. Porque pactos, viendo la nueva composición de los plenos provinciales, habrá. Sea entre independentistas o con alguno de sus actores con el PSC. Es decir, o hay un espaldarazo a la llamada de Pere Aragonès a la unidad o, como ya pasó con el acuerdo de claridad, sus designios caen en saco roto.

Barcelona

El gobierno provincial barcelonés es la mayor institución que se elige de manera indirecta de España. La Comunidad de Madrid, con sistema de representación basada en elecciones al uso, subsumió, en la transición, a la diputación de esa provincia. A pesar de 'reinar', siempre dentro de sus competencias, sobre casi seis millones de habitantes y tener un presupuesto de 1.200 millones euros, la Diputación de Barcelona acostumbra a ser moneda de cambio.

El pleno nacido de los comicios del domingo da tres opciones de elección de presidente en primera votación, es decir, por mayoría absoluta. En todas el protagonista es el PSC, que podría pactar o bien con ERC, o bien con Junts, o bien una amalgama de partidos hasta sumar los 26 votos necesarios (Comuns, Vox, PP). ERC apuesta por pactos con independentistas y, en el caso de aquellos a los que, en el mundo local, llegue con los socialistas, como ya sucedió en 2019, no sirvan para aupar a nadie del partido de Salvador Illa a la presidencia de una diputación o a una alcaldía. La amalgama de partidos para votar un candidato socialista a la primera es utópica. Falta por conocer que hará Junts, si reeditará el pacto de 2019 o bien si prefiere mantener esa unidad independentista que todos reclaman.

Antes de las elecciones, la intención del PSC era reeditar la entente con Junts, puesto que ambas partes presumen de haber tenido un mandato sin sobresaltos. "Ha funcionado", resumen. Lo único que podría variar esta prioridad es la alcaldía de Barcelona. Y es que los socialistas han puesto ante ERC como anzuelo la alianza en la Diputació -siempre útil para mantener estructura territorial cuando se ha sufrido un revés electoral- si a cambio ayudan a que Jaume Collboni sea alcalde con un pacto que desbanque a Xavier Trias. Pero los republicanos ya han dejado claro que no están por la labor.

Si hay que ir a una segunda votación, porque Junts no pacta con el PSC, habrá que ver quien suma más apoyos. Un pacto de Junts y ERC, quizá con un candidato posconvergente, sumaría 23 votos, mientras que un acuerdo entre el PSC y los Comuns se quedaría con 22. En este caso, todo quedaría a expensas del representante de la formación Tot per Terrassa, de Jordi Ballart, que podría acabar de decantar la balanza. Si se uniera al PSC, a pesar de que ha gobernado con los republicanos los últimos cuatro años, empatarían a 23 y la diputación quedaría en manos de los socialistas al ser la fuerza más votada. Si no lo hace, todo quedaría a expensas del voto del PP y de Vox.

Tarragona

Pese a perder dos escaños con respecto a 2019, ERC venció en la provincia tarraconense. Si la unidad del independentismo cuaja, y Junts apoya al candidato republicano, habría presidente en la primera vuelta. Si no fuera así y los posconvergentes pactaran con el PSC, también habría elección rápida. En caso de fragmentación total, los 9 de ERC y los 8, tanto del PSC, como de Junts, tendrían que esperar a ver qué eligen PP y Vox. Como en el caso de Barcelona, habría que ver si, llegado el caso, el eje nacional se impone al eje ideológico izquierda-derecha. Que el PP diera una o dos diputaciones a los socialistas, a pocos días de la madre de todas las elecciones, las generales, sería ciertamente paradójico.

La intención del PSC es tanto intentar gobernar en las cuatro capitales de provincia como en las cuatro diputaciones. Más allá de Barcelona, es en Tarragona donde los socialistas se sienten especialmente fortalecidos, ya que Rubén Viñuales ganó con contundencia en la capital, por lo que jugarán fuerte para poder pactar con uno de los dos partidos independentistas. Especialmente con Junts, con quien está empatado y ve más opciones de aspirar a la presidencia.

Girona

En una de las dos provincias en las que se impuso Junts, la suma de partidos independentistas se dispara hasta los 20 escaños, seis más de los necesarios para una elección en primera vuelta, gracias a la entrada con dos diputados de la CUP. JxCat, de nuevo, puede elegir entre el eje nacional y pactar con el PSC para garantizarse la presidencia. Sea por el camino que sea, es decir, por el que Junts elija, la elección en primera vuelta parece cantada.

La filosofía de los socialistas es entrar a jugar. En este caso, cómo se resuelva la alcaldía en la ciudad de Girona, será determinante. En la ciudad que gobernó Carles Puigdemont se impuso el PSC con Sílvia Paneque al frente. Habrá que ver si hay pacto entre Guanyem, ERC y Junts para impedir que los socialistas se lleven la vara o si, por contra, alguno de los tres participa de la suma con el PSC.

Lleida

La menor de las provincias catalanas, en población, tiene un escenario parecido al de Girona. Junts puede ganar la presidencia en primera votación, si pacta con uno (ERC) u otro (PSC). O, como también en la otra provincia en la que los posconvergentes se impusieron, podría haber una elección en segunda vuelta pero que, a la postre, sumara una mayoría absoluta. Es decir, que unos y otros se hagan los remolones para pactar a la primera, pero que, al final, el acuerdo, con quien sea, acabe cayendo por su propio peso.

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