La resaca electoral

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Ilustración multimedia destacado -  escenarios electorales Catalunya

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Jose Rico
Francisco José Moya
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Cada elección es un mundo y las tendencias que caracterizan a unos comicios no tienen por qué cumplirse en otros. Se teoriza mucho, por ejemplo, sobre a quién perjudica más la abstención, si a la izquierda o a la derecha en España, si a los independentistas o a los contrarios a la independencia en Catalunya. Sobre esta última disyuntiva, las elecciones del pasado domingo arrojaron una conclusión muy diáfana: el independentismo obtuvo su peor resultado desde 2016 en las municipales con menos participación desde el inicio del 'procés'. Solo en los comicios locales de 2007 y 2011 se votó menos que el 55,55% cosechado este 28 de mayo. Pero entonces, ¿la mayoría de los que se quedaron en casa eran independentistas?

A falta de la proclamación definitiva de los resultados, el domingo votaron 3.050.700 catalanes, 463.713 electores menos que en las municipales de 2019. La suma de las tres principales fuerzas independentistas (ERC, Junts y CUP) fue de 1.206.510 votos, lo que supuso un pérdida de 350.579 papeletas en cuatro años. Una caída que puede amortiguarse con los 55.452 apoyos que tuvo Ara Pacte Local, la marca paraguas de las candidaturas del PDECat allí donde no llegó a un acuerdo con JxCat. Ahora bien, los partidos no independentistas también retrocedieron en su conjunto: la suma de PSC, Comuns, PP, Vox y Cs fue de 1.413.529 sufragios, lo que representó un descenso de 203.034 votos respecto de 2019.

Si plasmamos sobre el mapa la participación en cada municipio y cruzamos los datos con el porcentaje de voto independentista en cada localidad, se observa cómo, en líneas generales, la abstención subió un 10% de media en las zonas donde el soberanismo tiene más tirón, dos puntos más que en las poblaciones menos soberanistas. Cuatro ejemplos: en Girona la participación bajó 14 puntos y el voto independentista perdió 12 puntos; en Manresa la participación bajó 13 puntos y el voto independentista perdió 7 puntos; en Vic la participación bajó 16 puntos y el voto independentista perdió 10 puntos; en Olot la participación bajó 18 puntos y el voto independentista perdió 15 puntos.

Como es lógico, la subida de la abstención perjudicó a los dos bloques, pero en esta ocasión se cebó sobre todo en el independentismo. Aunque en votos absolutos todos perdieron, en porcentaje los secesionistas cayeron 4,4 puntos (del 44,5% al 40,1%) y los no secesionistas crecieron ocho décimas (del 46,2% al 47%). Una contraposición que se reprodujo en las cuatro circunscripciones. La única provincia donde la participación bajó más que la media catalana (-9,26%) fue la que concentra más porcentaje de voto soberanista, Girona (-11,65%). Allí los independentistas se dejaron 5 puntos mientras los contrarios a la ruptura con España subieron seis décimas. En Lleida se dio el mayor contraste: el secesionismo perdió 8,2 puntos y los no secesionistas crecieron 7,7 puntos.

La abstención, pues, agravó el desplome general del independentismo, pero el castigo no se repartió a partes iguales entre los distintos partidos. ERC encajó el golpe más duro al dejarse 301.747 votos, la CUP retrocedió 43.045 sufragios y Junts solo perdió 5.787 papeletas. En porcentaje, Esquerra cayó 6,2 puntos, la CUP bajó seis décimas y JxCat incluso subió 2,4 puntos. Ahora bien, si de nuevo nos fijamos en núcleos tradicionalmente secesionistas, el varapalo fue más homogéneo entre los dos exsocios del Govern. ERC perdió 12 puntos en Lleida, 5 en Manresa, 5 en Vic y 5 en Girona. Junts perdió 5 puntos en Lleida; 8 en Manresa; 14 en Vic y 10 en Girona. Y en Berga, ERC sumó tres décimas mientras Junts cedió 5 puntos y la CUP, pese a ser la primera fuerza, perdió 10 puntos.

Donde sí tropezó más ERC que sus compañeros de bloque fue en el territorio en el que se proponían penetrar con más fuerza, el área metropolitana. Perdió unos 300.000 votos, con caídas de 10 puntos en Barcelona, 9 puntos en Sabadell, 7 puntos en Terrassa, 7 puntos en Sant Cugat del Vallès y 3,5 puntos en L'Hospitalet. Las diferencias en el caso de Junts son bastante inferiores porque ya de por sí suele tener resultados discretos en la región metropolitana.

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