Elecciones municipales 2023

Lluís Rabell, "el de las libretas": el exlíder del 'sí que es pot' se patea los barrios para el PSC

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El número 7 del PSC, Lluís Rabell, con el consejero de distrito Toni Pallarès, recogiendo la libreta de las vecinas de Ciutat Meridiana

El número 7 del PSC, Lluís Rabell, con el consejero de distrito Toni Pallarès, recogiendo la libreta de las vecinas de Ciutat Meridiana / RICARD CUGAT

Sara González

Sara González

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De liderar Catalunya Sí que es Pot a convertirse en "Lluís, el de las libretas". Rabell vive una nueva vida política desde que se enroló en las filas del PSC como independiente. Encamisado pero con calzado deportivo, en esta campaña se dedica, literalmente, a patearse los barrios. El móvil del número siete de la candidatura socialista registra 170 kilómetros a pie durante el mes de abril y va camino de registros similares este mes de mayo. Pero en la era de los mensajes instantáneos y del correo electrónico él ha optado por ir con libretas bajo el brazo para recoger las reclamaciones vecinales.

En un mapa colgado en la sede de la federación socialista de Barcelona va señalando con un rotulador por dónde ha pasado ya y dónde ha dejado los cuadernillos que, tras unos días, pasará a recoger. El miércoles se plantó en la plaza Roja de Ciutat Meridiana, donde Mirta y Eva, dos vecinas que llevan más de dos décadas en el barrio, le pasan el parte sobre las deudas pendientes con la zona. Dejan claro que ellas ni militan en ningún partido ni tienen un candidato favorito, sino que en nombre del grupo de Mujeres Independientes de Ciutat Meridiana quieren escuchar -y que les escuchen- a todos los que piden el voto el próximo 28 de mayo.

El listado no es menor en un barrio que, recuerdan, ha "luchado mucho" por tener lo que ahora tiene y, aún así, necesita mucho más. Desde la mítica línea interior de autobús que lograron los vecinos para desplazarse por rutas llenas de desniveles y que apodaron 'El chupa' -porque valía una peseta, lo mismo que un 'chupa chups'- a las escaleras mecánicas que hay ahora para facilitar la accesibilidad, o la elogiada biblioteca, todo han sido "sangre, sudor y lágrimas".

35 libretas en 25 barrios

Ahora, en Ciutat Meridiana piden más agentes policiales y mediadores de calle para garantizar la convivencia en un enclave donde, aseguran, hay una "falta de civismo" y un "exceso de consumo de drogas y alcohol". También "más trabajo" en una zona donde se registra la renta media más baja de la ciudad y espacios para que los jóvenes tengan una alternativa a la de reunirse en la calle. Rabell arquea las cejas y observa por encima de las gafas que el memorial de agravios es largo. "Estamos para amararnos de lo que necesitan los vecinos", responde.

De hecho, las 35 libretas repartidas por ahora han tenido como destino colectivos de los 25 barrios en los que detectan que es necesaria una mayor inversión para combatir desigualdades y déficits urbanísticos. Torre Baró, Trinitat Nova, Trinitat Vella, Roquetes, Barceloneta, Raval, Bon Pastor, La Marina, Besòs o la Verneda forman parte de la suerte de ruta de peregrinaje que acumula Rabell. En el caso de Torre Baró, recuerda, con aventura con jabalíes incluida. Acumula ya unas cuantas batallitas en dos meses en los que está caminando "más que nunca".

"Hay que romper con la Barcelona de las dos velocidades, romper la dinámica de que hay barrios periféricos que arrastran los pies", sostiene quien presidió, antes de dar el salto a la política, durante tres años la Federació d'Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB). Fue durante ese tiempo muy crítico con el gobierno de Xavier Trias, con quien ahora podría llegar a coincidir en el ayuntamiento.

"Si la cagas, quedas retratado"

Lo que tienen las libretas, claro está, es que acaba siendo una especie de contrato con los vecinos. Primero porque todo queda por escrito de puño y letra, y después porque también Rabell se encarga de ir respondiendo bolígrafo en mano. "La política municipal es muy exigente y, a la vez, es apasionante. Te obliga a estar en contacto directo con los vecinos, las asociaciones o las empresas y ves claramente en qué se traduce lo que haces. También es verdad que, si la cagas, quedas retratado", sostiene.

"Cada espacio político cumple con su ciclo. En los Comuns yo ya no podía hacer nada y el PSC me ha hecho un encargo para el que puedo ser útil"

— Lluís Rabell

Muy diferente todo, reconoce, a su paso por el Parlament, donde le tocó lidiar con los momentos más convulsos del 'procés'. "Fue muy duro, mucho menos gratificante", resume sin tener voluntad de entrar en más detalles. Pero no fue suficiente, admite, como para "desenamorarse" de la política. El más sorprendido cuando comunicó que se presentaría a las elecciones en la candidatura de Collboni fue su hijo menor, que tiene 36 años y vive en Suiza. "Mi mujer le dijo que hasta ahora podía ser alternativo o parecer 'punky', pero que en estos momentos solo queda el PSC", relata entre risas.

Dice que no es que se haya alejado de lo que pensaba cuando aceptó liderar Catalunya Sí que es Pot, sino que sigue teniendo "las mismas convicciones" pero que ahora es el proyecto de los socialistas y no el de los Comuns "el que más conviene" a Barcelona. "Cada espacio político cumple con su ciclo. En los Comuns yo ya no podía hacer nada y el PSC me ha hecho un encargo para el que puedo ser útil, pero eso no significa que tenga hacia ellos `[los Comuns] ninguna animadversión u hostilidad", afirma. Con la plaza Roja como testigo, Rabell recoge la libreta verde de Ciutat Meridiana, donde le esperarán para rendir cuentas.