Cita con las urnas el 28-M

Los 5 retos de Anna Grau en las elecciones municipales de Barcelona

¿Quién ganará las elecciones? Estas son las predicciones más allá de las encuestas

Ciutadans se presenta en menos de la mitad de municipios catalanes que en la elecciones de 2019

Anna Grau, alcaldable de Ciutadans en Barcelona

Anna Grau, alcaldable de Ciutadans en Barcelona / Ferran Nadeu

Carlota Camps

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Desafiar las encuestas y aguantar. Este es el principal objetivo de Ciutadans de cara al próximo 28 de mayo. A medio año de las elecciones generales, un golpe muy fuerte en las municipales -y especialmente en Barcelona- lastraría cualquier posibilidad de salvar los muebles en el Congreso. Así, con las heridas provocadas por las crisis internas aún abiertas y el fantasma de Manel Valls todavía acechando, la alcaldable Anna Grau intentará mantener la representación en Sant Jaume y esquivar la disolución del partido. Estos son los retos a los que se enfrenta:

Evitar que Cs desaparezca

Las encuestas dan malas perspectivas a Ciutadans, que podría quedar fuera del Ayuntamiento de Barcelona. Por este motivo, el reto más importante de la formación es intentar salvar los muebles. La elección de Grau como alcaldable, con un perfil mediático y guerrero, busca dar el cante durante la campaña y no pasar desapercibida. De aquí, las estridentes acciones por las que ha apostado la candidata, como las manifestaciones semanales contra los okupas en el edificio de El Kubo-La Ruina, y la búsqueda de la polémica y el cuerpo a cuerpo con el resto de candidatos. "Estamos en sequía, si vemos un charco nos meteremos", aseguran fuentes de la formación, que, sin embargo, afirman que están empezando a notar "el efecto Grau" y que están "mucho mejor que hace tres meses" en los 'trackings' internos.

Sortear el fantasma del voto útil

Pero más allá de dar el cante, Grau también necesita deshacerse del manta del voto útil instigado por el PP de Daniel Sirera. Con hasta cuatro partidos luchando por una misma bolsa de votos, tres de ellos con posibilidades de quedarse fuera, los populares intentan que cale el mensaje de que cualquier papeleta que no sea la de su partido acabará en saco roto. Desde Cs, niegan que el PP sea el único con posibilidades, pero en cualquier caso dicen que no les da "miedo" la fragmentación y creen que se combate "siendo la mejor opción". "Es lo que vamos a demostrar durante la campaña", indican.

Alejarse del recuerdo de Manel Valls

Si hay un diagnostico claro en Cs de los errores que cometieron en 2019, este pasa por la elección de Manuel Valls como candidato. A pesar de que el grupo municipal se rompió en el primer pleno con la investidura de Ada Colau -por el rechazo de la dirección naranja a avalarla-, Grau aún debe luchar para alejarse de este pasado. Desde el inicio ha dejado claro que, si entra en el ayuntamiento, sus votos no servirán para revalidar a la actual alcaldesa. Sí que ha dejado la puerta abierta a pactar con Xavier Trias o Jaume Collboni, pero con condiciones sobre la mesa, a diferencia de hace cuatro años. Entre las líneas rojas de Grau hay: no hacer más 'superilles', luchar contra las ocupaciones, rebajar los impuestos a niveles de 2019 y potenciar el bilingüismo.

Recuperar la unidad del partido

El partido naranja, que cultivó seis concejales en las últimas elecciones, ha acabado la legislatura sin ningún representante fiel al partido dentro del ayuntamiento. Primero fue debido al cisma con Valls al inicio de la legislatura y, hace unos meses, por la ruptura con los tres representantes que mantuvieron tras el descalabro de la investidura de Colau. El pasado mes de octubre, el concejal Paco Sierra fue expulsado de la formación, tras autoproclamarse líder del grupo y las otras dos concejalas -Noemí Martín y Julia Barea- tienen abierto un expediente disciplinario.

Hacer mella en barrios populares

Con todo, Grau es consciente de que los perfiles de Trias (Junts) y Daniel Sirera (PP) copan el voto de derechas y bien estante -que hace cuatro años se llevó Manel Valls-, por lo que intenta pescar votos en las zonas trabajadoras de la ciudad, y no tanto en la zona alta, además de explotar más el discurso de "centroizquierda" que el de "centroderecha", para intentar recoger el voto de los socialistas descontentos. Aún así, los naranjas son conscientes que no pueden desperdiciar ningún voto, por lo que también se están volcando en las protestas contra las ocupaciones de los edificios de El Kubo y La Ruïna en la Bonanova.

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