Sesión de control

Pere Aragonès exige a Junts que aporte una alternativa viable al acuerdo de claridad y no meras "fantasías"

La oposición cerca al 'presdient' al que acusa de tener una nula voluntad de negociación con los grupos del Parlament

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante una comparecencia en el Palau de la Generalitat.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante una comparecencia en el Palau de la Generalitat. / Alberto Paredes - Europa Press

Xabi Barrena

Xabi Barrena

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Si el último pleno sirvió para que Pere Aragonès acumulara oxígeno para agotar la legislatura, gracias a la aprobación de los presupuestos de la Generalitat, la sesión de control de este miércoles ha echo evidente que el camino hasta febrero de 2025 (cuando vence el mandato de las urnas) va estar salpicado de obstáculos. La oposición en bloque, en particular, el PSC, Junts y los Comuns, atacaron al 'president' por aprobar decretos, que luego tienen que ser convalidados por el Parlament, sin ninguna negociación previa. La crítica ha sido genérica, pero la actualidad pone el decreto ley sobre la sequía delante de todos. El de restructuración de los Mossos d'Esquadra (que no precisa paso parlamentario) fue merecedor, también, de amplias críticas.

Aragonès negó la mayor y, dando incluso fechas de reunión, recordó a Salvador Illa y a Albert Batet que la Conselleria d'Acció Climática se había reunido con los respectivos grupos parlamentarios 15 días antes de la aprobación del decreto de sequía. "Y aun estamos esperando aportaciones , pero lo que no vamos a hacer es esperarlas eternamente", le dijo al posconvergente.

Decreto y cumbre

David Cid (Comuns) se unió al coro crítico para señalar que no era de recibo convocar una cumbre sobre la cuestión, prevista para el 31 de marzo, con el decreto ya aprobado y que lo lógico hubiera sido atender a esa reunión y, después, recogiendo el contenido del cónclave, trazar el decreto. El 'president' repuso que no tiene ningún inconveniente de añadir al texto del decreto toda medida que sea consensuada en esa reunión.

Aragonès, a quien la intervención de Carlos Carrizosa, de Ciudadanos, que abogó porque el Estado espíe a los independentistas por su declarada intención de superar la Constitución ("poco les han espiado con la que han liado", dijo el diputado naranja) indignó visiblemente, utilizó un tono sin contemplaciones con el presidente del grupo de Junts, Albert Batet.

Este enumeró una serie de acciones de Aragonès que demostraban, a su parecer, "que el Parlament le molesta". Entre ellas, los decretos, pero también su declarada intención de seguir adelante con el Acuerdo de Claridad, a pesar del revolcón sufrido en el Parlament, hace ya seis meses, cuando ERC solo obtuvo el acompañamiento de los Comuns sobre la cuestión.

Las "fantasías de Canadell"

"Si no están de acuerdo con el Acuerdo de Claridad, presenten una alternativa, pero que sea viable y que no se trate de las fantasías del señor Canadell", en referencia a las aportaciones del diputado de Junts y expresidente de la Cambra de Comerç.

Salvador Illa, por su parte, puso sobre la mesa el decreto de los Mossos e insinuó que el 'conseller' de Drets Socials, Carles Campuzano, había prometido una residencia de la tercera edad en Santa Coloma en caso de triunfo del candidato de ERC, Gabriel Rufián. Una crítica que también había hecho Batet. A ambos, Aragonès negó la mayor y señaló que tal promesa no se había producido. Ante la insistencia del líder socialista, el 'president' le acusó de "tergiversar la realidad para crear un relato".