Apuntes políticos de la semana

¿Quién gana y quién pierde con la moción de censura de Vox? Tendencia de voto

El debate de la moción de censura y el discurso de Ramón Tamames, en DIRECTO

Aunque Ramón Tamames saldrá derrotado del Congreso, los principales partidos pueden sufrir jirones a dos meses de las elecciones municipales y autonómicas

apuntes politicos tamames

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Jose Rico

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La moción de censura más fallida de la historia de la democracia, al menos hasta la fecha, fue la que presentó Vox contra Pedro Sánchez en octubre de 2020 y deparó varias sorpresas. La derecha salió más fragmentada y la izquierda, más unida. Emponzoñó la convivencia entre los conservadores, que hasta entonces se soportaban, y soldó a los progresistas, que hasta entonces se conllevaban. Dos años y medio después han cambiado muchas cosas. El partido que promueve la moción de censura del próximo martes es el mismo, pero de los cuatro grandes protagonistas de aquel debate parlamentario (Pedro Sánchez, Pablo Casado, Santiago Abascal y Pablo Iglesias), dos están ya fuera de juego y un tercero, Abascal, ha evitado esta vez ponerse al frente del órdago usando como escudo al excomunista Ramón Tamames. Y a dos meses de la primera cita electoral del año, las encuestas advierten de que los efectos que puede tener la moción son bastante más imprevisibles.

Vox y el 'factor Tamames'

Vox ha elegido esta vez a un autor respetado durante muchos años por su pensamiento económico y sus conocimientos sobre la historia de España. La apuesta puede salirles rana porque el personaje se está demostrando indómito, como prueban su capacidad para cambiar de chaqueta ideológica, sus entrevistas de los últimos días en las que se ha desmarcado de algunas tesis de Vox, o la surrealista filtración de su discurso íntegro. Con Tamames, Abascal intenta barnizar su imagen y situar al partido en una posición más centrada dentro del espacio conservador.

Además, los resultados electorales y los sondeos reflejan que la gente mayor, la 'generación Tamames', es una porción del electorado capitalizada por los dos partidos tradicionales, PSOE y PP, y si los populares crecen en la medida que pronostican las encuestas, los ultras las pasarán canutas para retener buena parte de sus 52 escaños. El voto a Vox entró en declive el verano pasado, pero en los últimos meses había conseguido frenar una sangría que, con todo, todavía llega al 23% de votantes que migrarían al PP, según el CIS.

Feijóo, ausente pero no blindado

Casado salió del lance parlamentario de 2020 como vencedor moral, aunque para ello tuvo que pagar el precio del enésimo viraje a su estrategia. Solemnizó en público la ruptura con Vox y, por ende, con el ala más radical del PP, que 16 meses después fulminaría su liderazgo en pinza con el sector moderado. Casado votó en contra de Abascal. Es decir, votó lo mismo que Sánchez, cosa que ahora ha evitado hacer Alberto Núñez Feijóo, cabeza visible durante años de los pragmáticos del partido. La salomónica abstención del PP ante Tamames quiere contentar a las dos almas del PP y, de paso, a esos votantes de Vox espantados tras cuatro años de desvaríos de Abascal.

Los populares aún tienen un pequeño trasvase hacia su rival por la derecha: a Feijóo todavía se le escapa uno de cada 10 apoyos que obtuvo Casado en 2019. Y, estratégicamente, al PP con Vox le pasa lo mismo que al PSOE con Unidas Podemos: le conviene mantenerlo a raya, pero sin devorarlo porque necesitará de su apoyo en pocos meses. Sin ir más lejos, si quiere repetir en ayuntamientos y autonomías la coalición que desde hace un año gobierna, con más ruido que nueces, Castilla y León. De cara a las generales, si no suma mayoría absoluta con Vox, a Feijóo se le puede atragantar demasiado la búsqueda de un tercer socio.

Sánchez no lo tiene tan fácil

El presidente del Gobierno superó la moción de Abascal sin daños graves, pero con algún rasguño. Tuvo que virar de la displicencia con Vox a la argumentación para desmontar las mentiras y neutralizar la peligrosidad de su discurso en un contexto, pandemia mediante, de ingente desafección social. Y aquel giro moderado de Casado le dejó algo descolocado. El 'examen' de Tamames le llega al Gobierno en su peor momento de convivencia interna, con leyes y medidas económicas que no tienen el efecto deseado (como el 'solo sí es sí' y la rebaja del IVA) y la corrupción como inesperada invitada a la precampaña.

Más allá del CIS, el PSOE sigue por detrás del PP en la mayoría de encuestas y su socio de Unidas Podemos lleva tiempo estancado a la espera de aclarar encaja en el misterioso proyecto de Yolanda Díaz. Los socialistas pugnan con PP, Vox y Cs por uno de cada seis diputados y 200.000 votos que pueden decidir el futuro Gobierno. A Sánchez le va bien distanciarse de los morados en la recta final de la legislatura para recuperar apoyos por el centro y, así, frenar el principal (y creciente) trasvase de votos que sufre hacia el PP. Más que a Tamames, a quien tendrá que intentar imponerse el líder del PSOE el martes será a Feijóo. Aunque este no tenga la palabra.

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