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Un año de giro hacia Marruecos: 21 acuerdos secretos, más comercio y control migratorio

La oposición ha solicitado al Gobierno el detalle de convenios firmados con Marruecos o el propio original de la carta, sin éxito

Pedro Sánchez, en Rabat en abril de 2022.

Pedro Sánchez, en Rabat en abril de 2022. / EFE

Mario Saavedra

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Se cumple un año exacto desde el mayor giro en la política internacional española en décadas. El viernes 18 de marzo de 2022, por la tarde, la Casa Real marroquí hizo pública una carta en la que Pedro Sánchez le decía a Mohamed VI que su plan para convertir el Sáhara Occidental en una autonomía del Reino de Marruecos era la solución “más seria, realista y creíble” para solucionar el conflicto saharaui. Desde que Marruecos ocupó este territorio costero con la Marcha Verde en 1975, España se había mantenido neutral y adherida a la solución de un referéndum de autodeterminación que promueve Naciones Unidas. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, rebaja la intensidad al cambio y ha subrayado recientemente que la solución debe venir, como siempre, de la ONU y no de España. Pero, al apoyar el plan de Marruecos sobre el que promueve el Frente Polisario saharaui (un referéndum de autodeterminación), Madrid rompe su neutralidad histórica. 

365 días después de aquella bomba informativa, siguen en el aire dos preguntas fundamentales. ¿Por qué se ha dado este giro en este momento preciso? ¿Qué se ha obtenido a cambio?

Fuentes diplomáticas destacan que ha habido avances en casi todos los sentidos. En el diplomático, se ha pasado de no tener interlocución con Rabat a mantener decenas de reuniones de ministros y los respectivos jefes de Estado o de Gobierno, además de reuniones técnicas. En el económico, se baten récords de exportación al vecino del sur. En lo social, Ceuta y Melilla han recuperado cierta normalidad de tráfico de personas y se ha reanudado la operación paso del estrecho, en la que centenares de miles de marroquíes cruzan España desde Francia para reencontrarse con sus seres queridos, y dejan millones de euros por el camino. Pero, sobre todo y ante todo, se ha calmado el chantaje migratorio del Gobierno de Marruecos: llegó a mandar más de 8.000 marroquíes en un día en Ceuta, en el mayor asalto fronterizo de la historia reciente en España. Ahora, se emplea con mano dura en el control de la frontera común. 

Acuerdos secretos

Todos los partidos políticos, salvo el PSOE, reclaman en cada ocasión parlamentaria que se les presenta los datos concretos de qué se ha conseguido en este año de acercamiento a Marruecos.

En la Reunión de Alto Nivel (RAN) del pasado 1 y 2 de febrero, se firmaron 21 acuerdos sobre casi todos los temas bilaterales importantes: migraciones, transporte, agricultura, educación, industria o cooperación al desarrollo, entre otros. El Partido Popular en el Senado ha solicitado los, según cuenta el grupo parlamentario a este periódico. No han recibido respuesta. Los acuerdos permanecen secretos.

Secreto es también el calendario de apertura de las aduanas de Ceuta y Melilla. José Manuel Albares dijo recientemente en el Senado que se quiere evitar, entre otras cosas, la concentración de un gran número de personas en la frontera si se anuncia una fecha concreta. El ministro de Exteriores había prometido primero que las aduanas estarían abiertas antes de terminar el año, luego que antes de la RAN. Cuatro días antes de la cumbre se realizó una “prueba piloto” de expedición comercial por ambos puestos aduaneros de Ceuta y Melilla. Una segunda tuvo lugar el 24 de febrero. Está previsto llegar a la plena operatividad de los servicios aduaneros a través de “un proceso gradual y ordenado que permita la incorporación de los estándares sanitarios y fitosanitarios para culminar en unas aduanas internacionales modernas y seguras”, explican fuentes diplomáticas. El objetivo común de ambos países, tanto Marruecos como España, es acabar con el llamado “comercio atípico”: mujeres que cargaban con decenas de kilos de mercancías a sus espaldas para pasarlas desde España a Marruecos. Enriquecían a los empresarios de ambos lados de la frontera, pero algunas arriesgaban su salud o incluso morían en el proceso. Y se daba una imagen bochornosa para una frontera de un país como España, que es una de las mayores economías del mundo, ha dicho el presidente de Melilla, Eduardo de Castro, a El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica.

En lo diplomático, el avance ha sido drástico. La embajadora de Marruecos, Fadel Benyaic, volvió a España. No ha sido así en países como Francia, que también sufren la contundencia de la asertiva diplomacia marroquí tras el escándalo del espionaje Pegasus a líderes europeos. El plantón de Mohamed VI a Pedro Sánchez deslució la cumbre de febrero, pero se enmarca en un contexto de un rey que pasa largas temporadas fuera de su propio país, en sus residencias de Francia o Gabón. 

Con Argelia, valedor del Frente Polisario Saharaui y competidor estratégico de Rabat, se ha pagado un precio diplomático. Retiró a su embajador e impuso un inédito bloqueo comercial a las exportaciones, que ha costado ya cerca de mil millones de euros a las empresas exportadoras españolas. La Unión Europea, responsable de hacer valer el acuerdo comercial, de momento no ha actuado con contundencia con Argel, y el boicot sigue vivo. 

Aumento de los intercambios comerciales

El Gobierno argumenta que la reacción de Argelia ha sido unilateral e injustificada, y que poco puede hacerse. Alegan que sigue bombeando miles de millones de euros en gas, que es lo importante ahora, y que lo perdido en Argelia es poco comparado con lo que se ha ganado con Marruecos. España se ha consolidado como primer socio comercial de Marruecos. En 2022, nuestro país exportó a Marruecos mercancías por valor de 11.748 millones de euros, un máximo histórico. Se rebasó así por primera vez la barrera de los 10.000 millones de euros, con un 20% de aumento con respecto al año 2021. El saldo comercial favorable a nuestro país se ha ampliado situándose la tasa de cobertura en un 135% el año pasado. 

Y eso es sólo el principio. Se han creado nuevas oportunidades de inversión en sectores en los que España es líder y Marruecos tiene grandes programas de inversión. El Gobierno de Rabat pretende gastar 40.000 millones de euros en ferrocarriles en los próximos años y 14.000 millones en proyectos relacionados con agua hasta 2027. El tejido empresarial es denso: más de 17.000 empresas españolas exportan a Marruecos, de las cuales 6.000 lo hacen de manera regular. La oportunidad de futuro consiste en crear cadenas de valor integradas y capaces de generar valor añadido, opinan fuentes diplomáticas. En este sentido, la ruptura de las cadenas de valor lejanas con China favorecen el conocido como “nearshoring”, la producción en puertos cercanos. Ahí Marruecos supone una clara oportunidad. 

Soberanía y derechos humanos

La cumbre de febrero arrojó una Declaración Conjunta de 74 puntos en la que España reiteraba su apoyo al plan autonomista de Marruecos para el Sáhara Occidental ocupado. No incluía, sin embargo, el compromiso alcanzado por los dos países y anunciado por Pedro Sánchez horas antes de evitar "todo aquello que sabemos que ofende a la otra parte, especialmente, en lo que afecta a nuestras respectivas esferas de soberanía", algo que se ha interpretado desde el lado español en referencia a Ceuta y Melilla y del marroquí al Sáhara Occidental. 

Uno de los puntos menos destacados de aquella declaración es el que hace referencia al compromiso de ambos países con “la protección y la garantía de los derechos humanos”. Aquí han saltado chispas con la oposición. Primero, porque la intervención dura de los gendarmes marroquíes estuvo detrás de la muerte de al menos 23 inmigrantes subsaharianos que intentaron saltar la valla de Melilla. Segundo, por la situación de represión de disidentes políticos y periodistas en Marruecos. 

“Con Marruecos, hay asuntos estructurales que tienen que resolverse para que se fortalezcan las relaciones; pero estamos siempre apartando cuestiones fundamentales, que son los derechos humanos, la democracia o la legalidad internacional en el Sáhara Occidental”, opina Laurence Thieux, experta en el Magreb de la Universidad Complutense de Madrid. 

El paso de personas ha sido clave en la relación con el vecino del sur, ya sea en forma de migración irregular o de los miles que cruzan las fronteras de Ceuta y Melilla para trabajar. Los pasos para personas se han reabierto, pero mucho más limitados que antes de la pandemia. Se ha reducido la entrada de marroquíes en cada una de las ciudades autónomas a unos pocos miles diarios, de los más de 30.000 de antes de que se clausuraron las fronteras por la pandemia. 

Las cifras muestran un descenso muy significativo de la presión migratoria: las llegadas irregulares en 2022 han disminuido más de un 34% respecto a 2021, y se ha pasado de 41.945 personas a 31.219. La ruta occidental es la única de las tres rutas migratorias hacia Europa que no experimenta crecimiento. Desde la oposición contestan estos datos. Recuerdan que, en 2015 y 2016, con Mariano Rajoy en el Gobierno, la cifra era de menos de la mitad, 16.292 y 14.558 inmigrantes, respectivamente, según datos de Interior recopilados por el eurodiputado José Manuel Margallo y entregados a este diario. 

Éste es uno de los avances más coyunturales, porque Marruecos puede abrir la espita de la migración irregular igual que la cierra. Fuentes diplomáticas destacan que se ha intensificado la cooperación migratoria con Marruecos con mecanismos como la coordinación de las respectivas Presidencias del denominado Proceso de Rabat, la reunión del Grupo Permanente sobre Migraciones o la firma de dos memorandos de entendimiento: uno para la “gestión y gobernanza de las migraciones”, y otro sobre los “movimientos migratorios seguros, ordenados y regulares”.

Tierra, mar y aire

Todos los observadores de la situación del Sáhara Occidental y Marruecos apuntan a un momento clave que se debe producir en las próximas semanas, cuando la justicia europea previsiblemente ratifique la ilegalidad del comercio de los productos obtenidos en los territorios colonizados del Sáhara Occidental, principalmente pesca y minerales. Ahí España y la Unión Europea van a tener un serio problema por resolver. 

Otro de los diferendos que están por solucionar todavía es el de la línea marítima que defina qué aguas pertenecen a España y cuáles a Marruecos. En ese sentido, según ha podido saber este diario gracias a una petición de transparencia, sólo se ha producido una reunión del grupo de trabajo sobre Delimitación de Espacios Marítimos en la Fachada Atlántica. Ambas partes se encontraron en Madrid el pasado 11 de octubre. Se desconocen los resultados de la misma. Lo mismo aplica para la del grupo de trabajo de Gestión de los Espacios Aéreos, que se encontró en Madrid un día antes, según ha podido confirmar este periódico. De momento, se da la circunstancia de que el espacio aéreo sobre el disputado Sáhara Occidental se sigue controlando desde las Islas Canarias. En este sentido, se han restablecido las conexiones aéreas y marítimas.  

Formalmente, todo el nuevo romance con Marruecos gira alrededor de la Hoja de Ruta conjunta del 7 de abril de 2022. Sí se sabe que el comité encargado de su puesta en práctica se ha reunido en varias ocasiones (en Nueva York, el 21 septiembre; en París, el 11 noviembre; en Fez, el 22 noviembre y en Barcelona, el 24 noviembre). Se desconoce de qué han hablado y el grado de avance de los puntos del acuerdo.