ERC impulsa un compromiso antifascista como embrión de un cordón sanitario contra la extrema derecha

El candidato de ERC a la alcaldía de Barcelona, Ernest Maragall, junto con otros aspirantes a la vara de mando de distintas localidades de la región metropolitana barcelonesa,. ha presenta un texto que, firmado por todos los candidatos republicanos de las elecciones del 28 de mayo, supondrán la creación de un compromiso antifascista. El objetivo último es trasladar al resto de fuerzas democráticas el manifiesto para que lo firmen.

Tres son las razones que mueven a ERC para proponer el compromiso. Uno es su propia identidad. Nacida en 1931 y actor principal tanto de la república como de la guerra civil, la lucha antifascista es uno de esos valores del adn de ERC que tanto presumen. Pero, lógicamente, hay razones más poderosas, que son las prácticas.

Por un lado, tratan de promover una especie de aplicación del VAR político a la elección de Ada Colau como alcaldesa en 2019. El motivo es, evidentemente, evitar que el favor que Manuel Valls le hizo a la alcaldesa caiga en el olvido. Un Valls que, como ministro de Interior francés, lanzó alguna vez discursos xenófobos.

La tercera razón es prevenir que ello pueda suceder de nuevo. Ante la entrada de Vox en, por ejemplo, el propio consistorio de Barcelona, sin ir más lejos, ERC trata de cauterizar preventivamente que la jugada Valls pueda volver a suceder, en este caso con Jaume Collboni.

Pero no es solo Vox. Maragall denunció el tono y el contenido de algunas de las proclamas de Valents, la fuerza que nació de las cenizas de la lista electoral creada por Valls y la portavoz de la fuerza, Marta Vilalta recordó que "Xavier Albiol", un habitual en las polémicas sobre presunta xenofobia. "No hace falta decir nada más", sentenció parafraseando lo dicho un día por el entonces entrenador del Real Madrid Bernd Schuster.

Por todo ello, el compromiso exige "no aceptar los votos de fuerza que promueva los discursos fascistas para ganar la alcaldía". Ni tan solo negociar. Aceptar que es lo que, en la práctica, hizo Colau.