Tensión en la coalición

El PSOE y Podemos certifican que su choque por el 'solo sí es sí' no tiene remedio

La reforma socialista para elevar las penas de los agresores sexuales pasa hoy su primera prueba en el Congreso gracias a los votos de la derecha

Pedro Sánchez e Irene Montero FOTO JOSÉ LUIS ROCA

Pedro Sánchez e Irene Montero FOTO JOSÉ LUIS ROCA / José Luis Roca

Juan Ruiz Sierra
Miguel Ángel Rodríguez
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Pedro Sánchez participó el año pasado en el acto institucional organizado por el Ministerio de Igualdad con motivo del 8-M. "No vamos a parar hasta que esta sociedad sea profundamente igualitaria, inclusiva, justa y un lugar libre de violencias machistas", dijo entonces el presidente del Gobierno. No está claro que esta vez vaya a acudir a la misma convocatoria del departamento que dirige Irene Montero. Fuentes de la Moncloa señalaban este lunes que la agenda todavía no estaba cerrada. En el PSOE se mostraron más claros. "Sería raro que fuera. ¿Para qué va ir? ¿Para que le sigan insultando?", se preguntaron en la dirección del partido. 

Los socialistas quieren cerrar cuanto antes el choque por la ley del 'solo sí es sí', uno de los más graves que ha sufrido el Gobierno de coalición en estos tres largos años de legislatura. Después de meses de infructuosas negociaciones, el PSOE ya da por hecho que todos los diputados de Unidas Podemos votarán este martes, un día antes de la jornada feminista, en contra de la toma en consideración de su reforma legal, que pretende elevar las penas para evitar nuevos beneficios a los agresores sexuales. De momento, más de 700 han visto reducidas sus condenas, en una aplicación judicial que nadie en el Gobierno, ni la parte socialista ni la morada, supo prever. Los colaboradores de Sánchez también descartan que los morados vayan a cambiar de posición durante el trámite de enmiendas.

Mismas sensaciones, pero a la inversa, transmitía el lunes la cúpula de Podemos. La coportavoz nacional del partido Alejandra Jacinto desveló que el PSOE les ha trasladado "que no quieren llegar a un acuerdo". En la dirección morada consideran que, si los socialistas van a pasar por el trago de apoyarse este martes en los votos del PP, existen pocas posibilidades de que durante el trámite parlamentario se abran a las exigencias de Podemos. Aun así, en público y para que no se pueda decir que no lo han intentado hasta el final, Jacinto hizo un último llamamiento al acuerdo, dejando claro que todos los diputados de Unidas Podemos votarán en contra salvo negociación de última hora.

Cuestión distinta son sus aliados parlamentarios. La reforma del 'solo sí es sí' superará su primera prueba en el Congreso gracias a los votos del PSOE, el PP, Cs, Vox, el PNV, Coalición Canaria y el PDECat. Un respaldo amplio y transversal: más de 280 escaños en una cámara de 350. Pero los socialistas creen que otras formaciones que generalmente apoyan sus iniciativas, como Más País, podrían dar finalmente su voto a favor en algún momento de la tramitación. "Ahí todavía tenemos margen", explica una ministra.

Las dos alas del Gobierno descartan una posible ruptura de la coalición

Marcando posiciones

En cualquier caso, continúan en el PSOE, esto último no tiene tanta relevancia. "Lo fundamental es que esta reforma se apruebe y dar una respuesta a las víctimas. Defender la ley es mejorarla. Lo importante es que salga adelante, no tanto con quién", señaló el lunes la portavoz de Igualdad de los socialistas, Andrea Fernández. Y a partir de ahí, argumentan en la Moncloa, continuar trabajando junto a Unidas Podemos, dejando a un lado los graves reproches del socio minoritario y subrayando que el Ejecutivo no se va a romper. 

"Compartimos muchas más cosas de las que nos separan", dijo Sánchez el pasado viernes, un día antes de anunciar que el Consejo de Ministros aprobará este martes, poco antes del agrio debate en el Congreso sobre el ‘solo sí es sí’, un anteproyecto de ley para garantizar la paridad en empresas, gobiernos, listas electorales, colegios profesionales y jurados. La coalición no se quiebra, pero sí ha cambiado de pantalla. El presidente del Gobierno ya no espera a los morados para hacer este tipo de anuncios, en parte improvisados y sin la garantía de que vayan a entrar en vigor antes de las generales de finales de año. 

Podemos también descarta salirse de la coalición. Los socialistas empujando una reforma de la ley estrella del Ministerio de Igualdad no es suficiente para romper las relaciones. Todo lo contrario. "Votaciones como las que se pueden producir mañana justifican más que nunca la necesidad de que Podemos esté en el Gobierno", aseveró Jacinto. Además, a horas de que se produzca el debate, los morados intensificaron sus ataques al PSOE. La dirigente de Podemos consideró que la modificación de la norma "es una traición al movimiento feminista".

Posiciones irreconciliables

El PSOE y Unidas Podemos llevan semanas instalados en un diálogo de sordos en torno a las rebajas de condenas de los agresores sexuales. Los socialistas aseguran que siempre buscaron el pacto con sus socios, que la intención era que el Ministerio de Igualdad "capitalizase" la reforma para atajar este "indeseado efecto" de su ley, pero que tras decenas de reuniones sin acuerdo concluyeron que no quedaba más remedio que impulsar en solitario el cambio de la norma. Añaden que su reforma no altera el núcleo central de todo el articulado: el consentimiento de la víctima. Y que Podemos, en realidad, no quiere ninguna reforma, porque sus propuestas no eran realistas ni en realidad eran propuestas. Por eso, dicen los socialistas, "nunca las han hecho públicas". 

Dirigentes socialistas consideran que el enfrentamiento podría activar al electorado de ambos partidos

Los morados, en cambio, consideran que reintroducir la "violencia y la intimidación" para crear un subtipo del delito de agresión que eleve las penas supone volver al "Código Penal de La Manada" y al "calvario probatorio" que implica que las víctimas demuestren la violencia. Fuentes del equipo de Montero explican que cedieron a la hora de reformar la norma, cuando ellos creen que no es necesario, pero que las intenciones del PP cruzan "una línea roja". Además, ante las acusaciones de que no han hecho públicas sus propuestas, señalan que era para preservar la negociación y que un hipotético acuerdo no se terminara viendo como una cesión por parte de unos u otros.

Asumiendo ya que el desencuentro no tiene remedio, ambas partes hacen cálculos sobre los efectos que tendrá en las urnas. A menos de tres meses de las elecciones municipales y autonómicas y a ocho de las generales, el PSOE confía en que el desgaste no sea excesivo. Hay dirigentes que son incluso optimistas. Sostienen que todo esto puede servir para activar a sus respectivos electorados. El socialista, porque ha visto cómo a Sánchez no le ha temblado el pulso a la hora de corregir el rumbo. Y el morado, porque Montero ha aguantado la presión y no se ha plegado a la reforma impulsada por el presidente del Gobierno. La dirección de Podemos, por contra, cree que la imagen de los 120 diputados del PSOE votando con el PP les pasará factura.

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