Elecciones municipales 2023

ERC y PSC buscan una 'número dos' en Barcelona para dar un golpe de efecto ante Trias y Colau

Maragall y Collboni amoldan el diseño de su lista electoral para no perder fuelle ante una lucha por la alcaldía polarizada entre Junts y Comuns

La alcaldesa Ada Colau, con Jaume Collboni y Ernest Maragall, en un acto

La alcaldesa Ada Colau, con Jaume Collboni y Ernest Maragall, en un acto / ALEJANDRO GARCÍA / EFE

Sara González
Xabi Barrena
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"La aparición de Xavier Trias no ha variado mucho las encuestas. Había cuatro partidos distanciados por pocos puntos y eso sigue siendo así. Lo que pasa es que, antes de la irrupción del exalcalde, la batalla estaba entre ERC y el PSC, con Junts y Colau más descolgados, luchando por la tercera plaza. Y ahora los que van a remolque son los republicanos y los socialistas". Este es el diagnóstico de urgencia que, aunque pronunciado por un dirigente de ERC, puede ser extensible al PSC, que también admite que la entrada en escena del candidato de Junts ha sacudido algunos planteamientos. Ante esto, ambos partidos calibran y rastrean entre los afines quién puede ser la 'número dos' de sus listas en busca de un golpe de efecto. 

Vaya por delante que la obsesión por la 'número dos' de las listas tiene una resonancia norteamericana que los propios partidos desdeñan. Habida cuenta de que en Barcelona no ha habido vicealcalde, hasta la fecha, y que, de haberlo en junio será de un partido distinto al del alcalde, la idea de 'ticket' electoral pierde fuerza

Hay secretismo sobre quién será la 'número dos' de ERC. A la espera de la 'mirlo blanco', dos nombres optan al puesto: la concejal Elisenda Alamany -ya lo fue en 2019- y la delegada del Govern en Madrid, Ester Capella. Esquerra busca una independiente y lo suficientemente conocida como para que su salto a la política "sea noticia por ella misma y no por ser la 'número dos' de una lista" y que pueda disputarle el espacio de centro a Trias.

A la espera de la 'mirlo blanco', dos nombres optan al puesto: Elisenda Alamany y Ester Capella

Son varias las voces de ERC, por ejemplo, que tratan de quitar importancia a quién ocupará esa segunda plaza en la papeleta y prefieren pensar en términos de lista, de los 41 nombres y, sobre todo, de los 10 primeros. Sea como sea, los republicanos tienen por delante una ardua tarea que es la de devolver a Ernest Maragall a la primacía de los más votados, como en 2019. Para ello se quiere una lista coral, con varios nombres de peso que transmitan capacidad para gobernar. Y que, también, atiendan a los distintos perfiles que tiene ERC, que se imagina a ella misma como un 'catch all party', es decir, el partido con más fronteras y que, por tanto, puede recibir un electorado más ecléctico.

Un perfil semejante, el de una 'número dos' que transmita la capacidad de seducción que tiene el PSC, es lo que ansía la candidatura de Jaume Collboni, aunque en este caso los nombres que barajan no son de recién llegadas a la política. En las quinielas aparece el nombre de Maria Eugènia Gay, la actual delegada del Gobierno en Catalunya. Pero, como en el caso de los republicanos, hay otras opciones, no está atado y tampoco se descarta que acabe siendo de nuevo Laia Bonet, tercera teniente de alcaldía en Barcelona, quien repita en el segundo puesto.

El único fichaje que ha trascendido por ahora es el del exlíder de Catalunya Sí que es Pot, Lluís Rabell, que fuentes socialistas apuntan que previsiblemente ocupará el quinto lugar de la lista, mientras que el teniente de alcaldía de seguridad, Albert Batlle, se perfila para volver a repetir en el tercero. La federación socialista de Barcelona aprobará la lista a finales de marzo, una confección que Collboni está haciendo con su equipo más estrecho y conjuntamente con Salvador Illa.

En las quinielas del PSC aparece Maria Eugènia Gay, la actual delegada del Gobierno en Catalunya, pero hay otras opciones y no se descarta que repita Laia Bonet

La polarización Trias-Colau

No va a estar esta contienda electoral marcada por el independentismo. La gestión de Ada Colau, tanto para los admiradores como para los detractores, lo tapa todo. Además, el perfil elegido por Junts, el de Trias, es el menos irredento que presenta el espacio posconvergente en años, cuya 'números dos' sí está confirmada: Neus Munté. Otra cosa es que el elector independentista, entre los tres partidos que anidan en el Parlament (ERC, Junts y la CUP) acabe por hacer un voto útil. "Tenemos que llegar a la campaña por delante de Trias", se conjura un republicano que teme que ese voto recaiga en Junts.

El PSC ve justo en el escenario de ruptura de bloques una oportunidad para que Collboni acaricie la alcaldía en este tercer intento. A diferencia de hace cuatro años, no tiene ahora cortocircuitado los pactos con ERC o Junts. Ni Trias ni Maragall han explicitado esta vez un veto que sí marcó la campaña de 2019 y que abocó a los Comuns a escoger entre ERC y el PSC. El alcaldable socialista y hasta hace un mes 'número dos' en el gobierno municipal reclama que hay que abrir una "nueva etapa" que deje atrás la alcaldía de Colau, a pesar de que los socialistas han gestionado codo con codo con los Comuns todo el mandato.

La decisión de Collboni de renunciar al cargo en el consistorio cuatro meses antes de las elecciones responde a la estrategia de desvincularse de la obra de la alcaldesa de la que discrepan los socialistas. Pero habrá que ver si el elector acepta o no que se puede ser alternativa a Colau habiendo gobernado con ella. A juicio del PSC, quien no puede serlo es Trias, de quien señalan las contradicciones que supone intentar vender moderación y estabilidad siendo Laura Borràs la presidenta de Junts.

Ser alternativa sin oposición frontal

El gran problema para ERC es que en este mandato municipal, y de hecho en los dos de la líder de los Comuns, no ha querido realizar una oposición frontal. "Casi no hemos tenido oposición, nos lo han puesto fácil desde el primer día", aseguran fuentes de los socialistas señalando, precisamente, ese flanco débil que ven en ERC.

A Maragall le ha podido el 'sentido de ciudad'. Sin Trias todo iba bien. Los votantes de izquierdas que se han ido desencantando de la alcaldesa tenían al PSC o a ERC como refugio. Podían no votar a Colau y la ciudad no caería en los viejos usos que este electorado rechaza. Ahora, con Trias, que cohesiona a su alrededor el voto anti-Colau, este electorado se siente tentado de, también, acudir al voto útil, es decir, elegir la papeleta de Barcelona En Comú. Así que las palancas que manejan en el centro de control de ERC son la independentista y la social o de modelo de ciudad, mientras en el del PSC se activan las que venden a Collboni como la opción de orden -como antagonismo a Colau- no independentista -frente a Junts- y favorable a la colaboración público-privada, grandes infraestructuras y acontecimientos de gran formato.

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