Ruptura independentista

13 dimisiones y una presidenta en jaque: los escenarios que afronta la ANC tras la crisis interna

Los críticos buscan firmas para convocar unas elecciones extraordinarias y echar a Dolors Feliu del cargo

La presidenta de la ANC, Dolors Feliu, y el vicepresidente de la entidad, Jordi Pesarrodona, con miembros del secretariado

La presidenta de la ANC, Dolors Feliu, y el vicepresidente de la entidad, Jordi Pesarrodona, con miembros del secretariado / ACN

Carlota Camps

Carlota Camps

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No es la primera vez que la ANC entra en crisis, pero el último episodio es de los más ruidosos que se recuerdan desde su fundación en 2012, con la renuncia al cargo del vicepresidente, Jordi Pesarrodona, y hasta 13 dimisiones en una sola tarde. El origen de la disputa es la creación de una 'lista cívica' para concurrir a las elecciones, al margen de los partidos independentistas.

¿Quiénes y por qué han dimitido?

Los críticos acusan a la presidenta de la entidad, Dolors Feliu, de imponer su propio plan para armar la llamada 'lista cívica'. Consideran que lo ha hecho desde el "autoritarismo" y el "abuso de poder". Dentro de este grupo hay una veintena de miembros, que se han organizado dentro del colectivo Indesinenter, aunque finalmente sólo dimitieron 13. El resto optó por dar otra oportunidad a la dirección, que en la reunión del sábado se comprometió a "mejorar las relaciones y el funcionamiento interno".

¿La presidenta abandonará el cargo?

Feliu no aceptó someterse, como le pedían los críticos, a una cuestión de confianza, ya que no está contemplada en los estatutos, y tampoco tiene previsto dimitir en los próximos días. La presidenta lamenta que sus intentos para reconducir la situación no fructificaran y cree que los dimisionarios se presentaron a la reunión del sábado con la decisión de irse ya tomada. Feliu les acusa de no saber aceptar el resultado de las votaciones.

¿Qué dice la hoja de ruta sobre la lista cívica?

En la última Assemblea General, donde participan todos los miembros de pleno derecho, se aprobó con un 96% de los votos impulsar la 'lista cívica'. Eso fue en mayo de 2022, pero el pasado mes de enero el secretariado tumbó de manera clamorosa la propuesta de Feliu de poner en marcha un grupo de trabajo para llevarlo a cabo. Los estatutos dejan claro que la Assemblea no puede competir directamente en las elecciones, solo impulsar determinadas opciones, como se hizo con Junts pel Sí. Los críticos consideran que tomar una decisión de este calibre merece un proceso de debate más largo y un acuerdo de la cúpula. 

¿Se pueden forzar unas elecciones para echar a Feliu?

Poder se puede, pero no es nada fácil. Se necesita el apoyo de un 5% de los miembros de pleno derecho -es decir, de los que pagan cuota-. La entidad no aclara cuántos son actualmente, pero podrían estar alrededor de los 40.000, según las cifras de años anteriores, por lo que necesitarían unos 2.000. Pero con esas firmas no se pueden forzar las elecciones, solo la celebración de una Assemblea General Extraordinaria y allí votar la convocatoria de nuevos comicios.

¿Quién será el nuevo vicepresidente?

Lo que sí se tendrá que escoger es un nuevo vicepresidente, después que Jordi Pesarrodona decidiera abandonar el cargo. Será en el pleno de marzo. Su relevo puede ser un nuevo punto de fricción, ya que se necesita el apoyo de dos terceras partes de los secretarios. Uriel Bertran, afín a Feliu, tenía que asumir el cargo a partir de mayo, cuando empieza el segundo año de mandato. Sin embargo, renunció a hacerlo el pasado viernes en un intento -finalmente en vano- de evitar las dimisiones.

¿Cómo se cubren las bajas en la dirección?

Más allá de Pesarrodona, también se deberán cubrir las plazas de los secretarios dimitidos. No solo los 13 de este fin de semana, sino también los que habían abandonado la dirección de la entidad en los últimos meses por varios motivos. En total, hay 22 vacantes de un total de 77 puestos en la dirección. En los próximos días está previsto que se cubran tres plazas con sustitutos de las últimas elecciones. El resto tendrán que escogerse en unas elecciones parciales, que pueden tardar entre dos y cuatro meses a convocarse.

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