Entrevista

El presidente de Melilla: "La reapertura de la aduana con Marruecos no puede ser tan lenta"

“Los empresarios están enfadados con el cierre de la aduana y tienen razón”, añade el líder de la Ciudad Autónoma en una entrevista tras su reunión con el ministro de Exteriores, José Manuel Albares

El presidente de Melilla Eduardo de Castro.

El presidente de Melilla Eduardo de Castro. / Gobierno de Melilla

Mario Saavedra

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Corre el calendario y pronto se cumplirá un año del acercamiento diplomático de España a Marruecos. En Melilla, sin embargo, aún están a la espera de la prometida reapertura de las aduanas, que son clave para su economía local, y para la de la vecina región de Nador. El ministro José Manuel Albares dijo que se abrirían en enero, pero la aduana melillense sigue cerrada a cal y canto, según confirma el presidente de la Ciudad Autónoma, Eduardo de Castro, en una entrevista telefónica. De Castro ha viajado este lunes a Madrid para hablar de ese tema con el jefe de la diplomacia española, al que también le ha trasladado el hartazgo de los empresarios de Melilla: la confederación patronal CEME ha dicho que no se volverá a reunir con Delegación de Gobierno hasta que se abra la aduana comercial de una vez por todas.

Presidente, ¿ha sacado algo en claro de su reunión con el ministro?

No mucho más de lo que ya se sabe. Me dijo que las cosas siguen su curso y que va a haber una apertura total de la aduana y de la frontera, pero de forma progresiva. Yo le dije que eso está bien, que no se puede volver a la frontera caótica y desordenada anterior (en eso coincidimos todos), pero que esa ‘progresividad’ no puede ser tan lenta. Albares me dijo que la prueba del día 27 [un ensayo de control de mercancías] no fue una tontería porque incluía a todos los actores necesarios para el funcionamiento de la aduana. Y me dijo que no me podía dar una fecha porque no hay una fecha. Yo le repliqué que puedo entender que las relaciones diplomáticas exigen mesura, pasos cortos y discreción, y estoy seguro de que eso es lo que él está haciendo. Lo que no sé es si luego Marruecos confunde eso con tibieza. 

Pero, ¿cuál es el problema para reabrir una aduana que ha funcionado durante años?

La aduana existe desde el tratado de 1886 y, de pronto, en agosto de 2018, Marruecos la cerró, con excusas variadas. Se cargaron una aduana que durante 150 años les vino bien, pero ya no. Entiendo que ellos están protegiendo sus productos y su economía (que tiene algo de nacionalista) impidiendo que entren productos españoles. Yo le dije al ministro que entiendo que Marruecos es un vecino y un socio estratégico. Está ahí y hay que llevarse bien; hasta ahí estamos de acuerdo. Pero lo que no puede ser es que se mueva en esa zona gris: un vecino no asfixia al vecino. Hay que aplicar el concepto de reciprocidad. No podemos ser permisivos, coherentes, y que ellos no lo sean.

Los empresarios de Melilla están en pie de guerra por la falta de avances…

Los empresarios están enfadados y tienen razón. Saben que no vamos a volver al comercio atípico [importación y exportación al por menor llevada a cabo por las llamadas porteadoras]. La economía de Melilla dependía de eso, pero no podemos volver a esas imágenes tercermundistas de mujeres cargadas como mulas, porque son impropias de un país desarrollado. Pero habrá que buscar nuevos mecanismos. Para eso hay sendos planes estratégicos de Melilla y del Gobierno, que buscan nuevas formas de impulsar a la economía. Antes de ver al ministro hablé con Enrique Alcoba [presidente de la confederación de empresarios de Melilla] y apuntó que hay que pedir que se respete el régimen de viajeros, como en cualquier otro país. Que Marruecos aplique un límite al valor de lo comprado en España (200 euros, 2.000 dirhams, lo que corresponda), pero que permita algo. No puede ser que haya marroquíes que vienen a gastar y a consumir a Melilla y luego, cuando vuelven a su país, la gendarmería les confisque todo lo comprado y no les deje pasar ni un yogur. 

¿Y qué le dijo Albares al respecto?

Que tomaba nota. Yo le respondí: sé tú tienes buena voluntad, el problema es Marruecos, que su respuesta hasta ahora no ha estado en proporción. Antes los marroquíes compraban toneladas de productos. Eso era el comercio atípico, una forma de abastecer a una parte de Marruecos de mantas, galletas, de papel higiénico… Nosotros íbamos allí a comprar carne, pescado. Había un auténtico trasiego de comercio vecinal.

Frontera terrestre de Melilla

En cuanto al tráfico de personas, antes entraban en Melilla unas 30.000 personas diarias de media, ahora la cifra ha caído hasta 5.500, por una restricción de España a los permisos de entrada. ¿Quieren que se eleve?

Lo que queremos es que se convierta en una frontera normal: que el que pase lo haga con documentos y para una cuestión concreta. Lo que no puede ser es que entren 30.000 y se vuelvan 10.000 o 15.000. El resto se quedaban aquí, normalmente gente sin recursos. Unos se buscaban la vida, otros se dedicaban a la delincuencia. O creaban pisos patera para mujeres embarazadas. Todo eso va al reparto de la “tarta” social. Por otro lado, Marruecos sí que aplica las normas de entrada. Yo antes iba a Marruecos, me paraban y me pedían pasaporte y me preguntaban cuánto dinero llevaba. En resumen, que vengan los que tengan que venir. Antes pasaban 30.000, sí, pero de forma caótica.

¿Cuál cree usted que es el problema para Marruecos para reabrir la aduana?

Creo que ellos están poniendo palos en las ruedas. Según me manifiesta Albares, y no tengo por qué dudarlo, el tono y la actitud de Marruecos es bueno, y las relaciones van muy bien, pero que quieren ir a una velocidad determinada. Siempre he creído que el ministro dice la verdad, otra cosa es que haya cosas que no pueda decir o que no sepa. Albares dice que antes, cuando estaba cerrada, nadie se quejaba, pero que ahora que se abre gradualmente sí lo hacen. Yo le digo que se quejan porque se tienen que quejar: la frontera se cerró unilateralmente porque quiso Marruecos, no porque lo quisieran los melillenses. Rabat sabe que está en una situación de privilegio con Occidente por su situación geopolítica. 

¿Con qué van a sustituir los ingresos del llamado “comercio atípico” de porteadoras que compran y venden productos y los pasan a través de la frontera sin control?

Hay que explorar nuevos caminos. No podemos montar una gran industria, porque requiere una extensión que no tenemos. Hay que recordar que la Ciudad Autónoma de Melilla tiene tan sólo 12 kilómetros cuadrados. Gibraltar, que es más pequeña que Melilla, en un edificio de diez plantas a lo mejor tenía cuarenta bancos. Tenemos que tener empresas e industrias pequeñas, basadas en nuevas tecnologías y servicios. Y el turismo, donde tenemos un potencial tremendo pero un hándicap, porque los precios de transporte son elevados.

¿Qué más pueden ofrecer?

Nuestras ventajas fiscales: 60% descuento IRPF; 50% del impuesto sobre sociedades y tributos locales; el 75% de descuento sobre el patrimonio; que no se aplica el impuesto de hidrocarburos (la gasolina vale más barata) ni el impuestos del alcohol. ¿Cómo vive Melilla, de alguna manera? Los fondos Next Generation europeos nos están ayudando: el mecanismo de recuperación y resiliencia, el plan de recuperación y transformación (del que nos han llegado 44 millones), los fondos sociales europeos, los fondos sociales (que van por 13 millones( para empresas y fomento del empleo, y los los fondos FEDER, para recuperación económica, formación, cuestiones digitales, ecológicas…Y luego está el plan estratégico de Melilla, que va 2021 a 2029, aprobado en agosto pasado por primera vez en nuestra historia. Busca generar nuevas oportunidades y un nuevo posicionamiento que reduzca la dependencia de Marruecos en el ámbito económico. Y luego tenemos el plan estratégico del Estado, hasta 2027, que busca un nuevo modelo económico, de infraestructura y viviendas y de servicios sociales. 

Sobre inmigración irregular y el salto la valla de junio [reprimido por Marruecos y donde murieron al menos 23 personas]. Si queremos evitar que vuelva a ocurrir, ¿qué debemos hacer?

Lo que no podemos repetir bajo ningún concepto es el salto a la valla del 24 de junio. Yo quiero incidir en esto, porque saltos ha habido cientos. Una década de saltos. Por ejemplo, el 3 y 4 de marzo del año pasado, intentaron entrar en Melilla 3.800 subsaharianos. Sólo el día 3 de marzo entraron 491M; y el siguiente, 280. El 24 de junio lo intentaron 2.000. De estos, 500 llegaron a la valla. Saltaron y llegaron al SETI unos 133. Esos números son habituales. La gran diferencia es que fallecieron entonces al menos 23 seres humanos y hay 322 heridos, entre subsaharianos y gendarmes marroquíes y Guardia Civil. La valla no se puede quitar. No vamos a hacer un muro tipo Donald Trump. Las vallas son un elemento disuasorio. Eso sí, por muy altas, buscarán escaleras. Proteger la valla es proteger la frontera respecto al asalto violento e ilegal de gente que está en su derecho de buscarse la vida. Pero es ilegal. ¿Cómo se para? Con más medios: más Guardia Civil y medios personales. 

¿Cómo están los subsaharianos que entraron?

En el momento en que pisan terreno español, se acabó el problema: no se les oye, no dan ningún problema, se mantiene al margen de cualquier actividad delictiva. Van al SETI, que yo he visitado y es una maravilla, todo ordenado y limpio. Lo único que esperan es que les llegue el billete para poner el pie en la península e irse a Londres, París, Berlín o Roma.

¿Los agentes de la frontera españoles: tiene contacto con ellos? ¿Cómo se encuentran?

Había algunos heridos, pero están recuperados. Los guardias civiles que estaban en la valla repeliendo esta invasión violenta - no vienen con flores- al día siguiente seguían de servicio. El asunto es muy complicado: hay que poner en valor a estos guardias, que eran pocos (15 o 20). No es fácil parar a gente joven, fuerte y dispuesta a dejarse la vida en el camino. Si hay más medios, hay más disuasión: si ven que para parar a 500 hay 20 agentes, siguen adelante. Hay que aumentar el número. 

¿Quiere que Melilla entre en la unión aduanera de la UE?

Yo estoy de acuerdo en entrar en la unión aduanera, pero respetando las características que poseemos: sin que afecte al régimen especial y local que tenemos. Se podía hacer una zona económica especial, como en Canarias. Pero hay que participar en Europa. Para eso conviene tener representación en Bruselas. Por eso llevo desde junio intentando abrir una oficina de Melilla allí. El protocolo para abrirla está enviado a Exteriores, y sólo estoy esperando a que me llamen para firmar. 

¿Le han dicho algo?

 Que adelante. Y ayer mandé un escrito al presidente del Gobierno para incluir a Ceuta y Melilla en el Comité Europeo de regiones, donde están representadas todas las regiones de Europa. 350 miembros donde se ve todo lo que afecta a las regiones o ciudades de Europa. Todas las Comunidades Autónomas tienen representación, menos Ceuta y Melilla. Nadie lo había pedido nunca. Antes lo pedí verbalmente, no me hicieron ni caso. Lo he pedido ahora por escrito. Se renueva en 2025, hasta 2030. Hay que estar ahí, porque es un órgano europeo consultivo y determinante. Cualquier norma o directiva europea que se apruebe tiene que ser vista y aprobada por el Comité de Regiones.