SI CONTINÚA O NO DE PORTAVOZ ADJUNTO

El papel de Bal en el Congreso tensiona a la nueva dirección de Ciudadanos

La dirección debe decidir si le mantiene como portavoz adjunto en el Congreso y número dos de Arrimadas en el grupo | Algunos dirigentes creen que debe haber represalias tras las primarias, pero la sensación mayoritaria es que para sellar la paz debe continuar

Patricia Guasp y Adrián Vázquez en la asamblea general de Ciudadanos.

Patricia Guasp y Adrián Vázquez en la asamblea general de Ciudadanos. / EFE

Paloma Esteban

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Superada la asamblea general de Ciudadanos y con un relevo efectivo en el liderazgo, la patata caliente que debe gestionar ya la nueva dirección es cómo queda el grupo parlamentario en el Congreso. Más concretamente qué pasará con Edmundo Bal, que encarna la corriente crítica contra la candidatura ganadora y, sobre todo, contra Inés Arrimadas que se mantendrá de portavoz en la Cámara Baja. 

No es un asunto menor porque el grupo es el escaparate más importante que tiene el partido dada su mermada presencia institucional y las últimas debacles en las urnas. Y porque es realmente el resquicio que controla el abogado del Estado, que cuenta con el apoyo mayoritario de los diputados.

Lo más importante es la decisión sobre su continuidad como portavoz adjunto. La sensación que tienen muchos dirigentes, según trasladan a este diario, es que se mantendrá. Entienden que es la única manera de calmar los ánimos, sellar la paz y, sobre todo, evitar una rebelión. El principal temor es que si le quitan la portavocía adjunta, Bal utilice la fuerza que tiene para poner en aprietos mayores a la formación. Además, en el partido son conscientes de que su tirón mediático seguirá intacto y podrá hacer uso de él si no representa la voz oficial de los naranjas.

Lo que ocurre es que hay algunos dirigentes en la ejecutiva actual que sí ven imprescindible algún tipo de represalia. Entienden que la campaña de primarias ha sido “muy dura”, que ha traspasado “todas las líneas rojas” y que no puede olvidar que perdió las elecciones internas. Esos dirigentes son los que consideran que deberían relevarle como portavoz adjunto y asignarle esa función a otro diputado. El debate existe y tensiona a algunos cargos, aunque fuentes de la nueva cúpula aseguran que todavía no se ha tomado una decisión y se discutirá próximamente. Podría ser en la primera reunión de la ejecutiva este lunes.

En su discurso de despedida, Arrimadas envió varios recados a quien fuera su escudero durante dos años en el Congreso. Dejó claro que su portavocía en la Cámara no estaba en juego (algo que Bal sí discutía) y además reprochó los ataques en medios de comunicación, que no permitirán, aseguró, que el partido remonte. También Patricia Guasp, nueva líder política de la formación y rival directa de Edmundo Bal (él luchaba desde su candidatura por ese cargo), dio mensajes en esa línea. 

Sin embargo, Adrián Vázquez, secretario general electo, fue el encargado de pactar la constitución del nuevo consejo general (máximo órgano entre congresos) con Santiago Saura (su homólogo en la lista de Bal) y optó por una integración muy importante. Lejos de pasar el rodillo o imponer su victoria, decidió incorporar a 40 personas del equipo de Bal en el consejo general. Una negociación que algunos en el partido critican por naíf e incluso que consideran “torpe” por demasiada generosidad.

La filosofía de Vázquez, labrada en su trayectoria en Europa donde es diputado, es justo la de negociar y ceder hasta llegar a los objetivos deseados. Quienes le respaldan recuerdan que hará falta “mucha mano izquierda” para terminar de coser el partido y evitar situaciones difíciles de controlar, por ejemplo, en el Congreso.

Como publicó este diario, en la candidatura de Bal se ven fuertes por casi el 40% de los apoyos obtenidos. El abogado del Estado ha bajado el tono en esta asamblea general (el sábado ni siquiera compareció) y el domingo hizo declaraciones públicas valorando el acuerdo alcanzado con la nueva ejecutiva para el consejo general. Eso sí, en su entorno insisten en que no pretende abandonar su batalla ideológica y, sobre todo, los postulados que ha defendido en su lista. Acepta los resultados y la derrota, pero se mantendrá inflexible en algunas cuestiones que pueden afectar a las votaciones en el Congreso.

La cuestión es que la relación entre Arrimadas y Bal está dinamitada y la convivencia será puesta a prueba en cuanto se retome la vida parlamentaria. Podrían saltar chispas.

El aviso a Feijóo y la relación con el PP

Es, sin duda, la otra incógnita con la nueva dirección de Ciudadanos. Cómo serán las relaciones con el PP, que ha sido hasta el momento su socio estable en gobiernos autonómicos y municipales. Génova insiste en que sus “puertas están abiertas” a dirigentes que quieran aportar al proyecto de centro derecha. E incluso el propio Alberto Núñez Feijóo ha dicho en los últimos días que sería una pena que ese talento de otros partidos se perdiera en vez de sumarse a su proyecto, el único con opciones frente a Pedro Sánchez.

La nueva líder, Patricia Guasp, quiso lanzar un mensaje al respecto ayer en la clausura de la asamblea: “Nuestros principios ni se venden, ni se compran”, dijo, citando expresamente a Feijóo y Sánchez. El recado se leyó, sin embargo, desde una óptica popular. Es obvio porque el PP es partidario de que Ciudadanos renuncie a ir a las elecciones de mayo para evitar que haya votos de centro derecha que se pierdan si no logran representación.

Eso, insisten fuentes nacionales de Ciudadanos, no ocurrirá. El partido naranja tiene intención de concurrir a las próximas autonómicas y municipales con sus siglas y su identidad. Aseguran que no habrá fusión ni coaliciones y que la orden es resistir en todas las instituciones posibles para salir adelante como proyecto autónomo y liberal.