Yolanda Díaz se enfrenta a su año electoral con el temor a una ruptura con Podemos

Yolanda Díaz no oculta ya que dará un paso al frente y se presentará a las elecciones generales de 2023, pero hasta finales de enero o principios de febrero no hará el anuncio oficial. ¿Y después, qué ocurrirá? Por lo pronto, se desconoce cómo articulará Sumar, la plataforma que lanzó en verano, con el resto de Unidas Podemos. Las incógnitas son muchas en el arranque de un año en el que la ministra de Trabajo deberá prepararse para su primer examen electoral y surcar las disputas que llevan meses generando una intensa marejada en el espacio morado.

La principal dificulta está en lograr encajar todas las piezas en la izquierda a la izquierda del PSOE bajo la amenaza de una ruptura total con la dirección de Podemos, decidida a no perder poder en el espacio. Este jueves, el dirigente morado Pablo Echenique recordó que sería un "error grave" no alcanzar un entendimiento, pero señaló que es Díaz quien debe aclarar si quiere ser la candidata y, sobre todo, de quién.

Este verano, Díaz se lanzó a recorrer toda España bajo la marca de Sumar para ir preparando su propio espacio con el que presentarse a los comicios que se convocarán a finales de 2023. Sin confirmar su candidatura y siempre avisando que será la militancia quien tenga la última palabra cuando de el paso, la vicepresidenta lleva meses celebrando actos por todo el territorio con distintos colectivos. Su intención es finalizar esta andadura antes de finales de febrero, pero sus planes no dejan nunca de cambiar.

Por lo pronto, consciente de la incertidumbre que genera la escasa concreción de su proyecto, Díaz está dispuesta a adelantar algunos hitos y anunciar su intención de liderar las listas una vez se instalen las urnas, explican fuentes de su equipo más cercano. Esto podría ocurrir, por tanto, a lo largo de enero. Ya en los siguientes meses, la vicepresidenta irá dando a conocer las conclusiones del proceso de escucha en el que está inmersa y que servirán para configurar su programa electoral. "Pedro Sánchez nos hace un favor al no convocar elecciones anticipadas", admiten las mismas fuentes que reconocen que aún tienen mucho trabajo antes de poder presentar una opción sólida a los votantes.

Equilibrar la balanza

Lo cierto es que un adelanto de las elecciones beneficiaría a la dirección de Podemos que lleva meses exigiendo a la vicepresidenta que aclare si será candidata y cómo pretende construir el espacio. "Está de momento organizando su partido y no se ha expresado en esta dirección. Creo que no sería sensato que nos pronunciemos antes de que la propia persona lo diga", aseveró este jueves Echenique al ser preguntado sobre si cuentan con Díaz como su candidata.

No obstante, no tardó en recalcar que la reedición del Gobierno de coalición pasa porque haya un acuerdo con la vicepresidenta para presentar una lista unitaria. "Sería un error grave el que alguien estuviera pensando en que no fuéramos juntos", dijo. Tras meses en los que las tensiones entre los morados y Díaz no han hecho más que crecer, parece que ha calado la idea de que la división del voto en la izquierda podría llevar al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, hasta la Moncloa y Echenique dejó claro que trabajarán por buscar un entendimiento: "Para nosotros lo más importante es la unidad, sin duda".

Negociación tensa

Lo complejo será esa negociación para conformar una alianza. Podemos no hace más que erigirse como el buque central, la nave nodriza que debe pilotar el espacio. Sin embargo, las intenciones de Díaz, o lo poco que se sabe de ellas, es que todos los partidos -de los cuales llega a renegar- estén al mismo nivel y, principalmente, por debajo de ella. Los morados se niega y exigen un trato de igual a igual y conformar una coalición. Nada de subsumirse en Sumar. La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, llegó a reclamar a mediados de diciembre la celebración de primarias para ver quién debe ser la candidata.

No obstante, todo está parado a la espera de que Díaz de un paso adelante y expliqué su proyecto a nivel formal. En esta tensa espera, tanto en el equipo de la vicepresidenta como en la dirección de Podemos se empieza a vislumbrar la posibilidad de que la unidad termine siendo imposible. Es cierto, que ambos sectores no hacen más que proclamar la necesidad de ir cohesionados ante el temor claro a que la división frustre las expectativas de renovar el Gobierno de coalición (en el PSOE ese miedo es real), pero las discrepancias -muchas de ellas de carácter personal- podría llevar la relación a un punto de no retorno. El mal ambiente entre ambos sectores llega al punto en el que no intercambiar un saludo o no apoyar a otro dirigente del espacio morado por Twitter provoca grandes enfados.

Un punto de inflexión

Los planes de unos y otros están condicionados también por la celebración de elecciones locales y autonómicas en mayo. Díaz ya dejó claro que no llegará con Sumar a esa cita, pero fuentes de su entorno han explicado que se implicará en aquellos territorios en los que haya unidad. Un ejemplo claro será la alcaldía de Barcelona, donde la vicepresidenta respaldará a Ada Colau para su reelección. Sin embargo, los morados creen que la vicepresidenta debería apoyarles a ellos en todas las plazas.

Más allá de la campaña, las dinámicas de alianzas que se generen para estos comicios -Podemos e IU trabajan para ir juntos, pero no será así en todos los lugares- y los resultados que obtengan podrían restar poder de negociación a los morados o dejar tocado el proyecto de Díaz si las coaliciones no triunfan, como ocurrió en Andalucía. Una incógnita más para el año electoral de la vicepresidenta.

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