Análisis

El líder de la derecha en el CGPJ convierte a la pareja del magistrado Conde-Pumpido en el equivalente de González-Trevijano y Narváez en el TC

Fracasada la iniciativa de abstención de la magistrada y vocal Clara Martínez de Careaga, el sector conservador del CGPJ presenta un voto particular con el apoyo de la mitad del grupo

Tribunal Constitucional

Tribunal Constitucional / DAVID CASTRO

Ernesto Ekaizer

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El sector conservador del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) celebró un pleno ordinario, un pleno sin pena ni gloria que los vocales conservadores más recalcitrantes liderados por José María Macías pretendieron convertir, a su término, en un pleno extraordinario para volver a elegir a los dos magistrados para el Tribunal Constitucional (TC) tras su fracaso anunciado del pasado martes, cuando no lograron imponer a sus candidatos Cesar Tolosa y Pablo Lucas. Pero esta idea fue rechazada y el Pleno se celebrará en plenas fiestas, el próximo 27 de diciembre. Mientras tanto, Macías presentaba un voto particular, con el respaldo de cuatro vocales, en el que defendía la abstención de la magistrada y vocal Clara Martínez de Careaga, por ser esposa del magistrado del TC desde 2017, Cándido Conde-Pumpido.

El colmillo retorcido de Macías se veía venir, cuando Esteban González Pons, vicesecretario del Partido Popular, encargado de la campaña político-judicial de su partido, lanzó un tuit antes del Pleno del martes 21 pidiendo la abstención de la vocal. Macías pretende hacer ruido, sobre todo en los medios del sindicato mediático judicial, para crear la imagen virtual de que en todos los órganos se cuecen habas: si bien el presidente del TC, Pedro González-Trevijano, y el magistrado Antonio Narváez han sido objeto de una solicitud de abstención/recusación por parte del PSOE, Unidas Podemos y del Senado, también en el CGPJ la vocal Martínez de Careaga es objeto de una petición de abstención.

El plan era y es rebajar el quórum de 17 vocales del Consejo, porque de ese modo los 3/5 que se requieren para nombrar a los dos candidatos al TC se reduce de 11 votos a 10. ¡Bingo! Son los que tiene la derecha.

Macías es transparente. «El Pleno se ha constituido con 17 miembros, lo que determinó que la mayoría exigible para nombrar a los candidatos fuese de 11 votos. De haberse abstenido una persona más [aparte de Enrique Lucas, que se abstuvo porque se votaba a su hermano Pablo] la mayoría habría sido de 10 votos». Son los que obtuvieron sus dos candidatos, Tolosa y Lucas. «En el curso del Pleno se puso de manifiesto -continúa Macías-la concurrencia de causa de abstención de la vocal Clara Martínez de Careaga, que ha rechazado abstenerse». ¿Quién puso de manifiesto? Los vocales en los medios de comunicación diseminaron la abstención y González Pons recogió el guante.

«Sostengo que el Pleno se constituyó indebidamente con la participación de la vocal Clara Martínez de Careaga. Es notorio que la vocal está casada con el magistrado Cándido Conde-Pumpido que es un candidato posible para ser nombrado, entre otros, presidente del TC. La vocal no puede participar en el nombramiento de la persona que puede decidir que su marido sea nombrado o no, presidente del TC y quinta autoridad del Estado. Como gráficamente ha expresado un vocal, no puede elegir a los electores de su marido». Según el escrito, tiene interés directo o indirecto o su relación con el magistrado Conde-Pumpido afecta su imparcialidad objetiva.

El objetivo

El objetivo lo señala el escrito: si la vocal se hubiera abstenido, el sector conservador -respaldado por el PP- habría designado con los diez votos a sus candidatos.

En el TC el sector conservador, activado por el magistrado Enrique Arnaldo- nombrado en 2021 a propuesta de Pablo Casado- ha eliminado las disposiciones finales en el Senado con las que el Gobierno pretendía acabar el bloqueo de la renovación del TC. El Gobierno presentará, pues, una nueva proposición de ley con las mismas, lo que puede prolongar el bloqueo deliberado de la coalición entre el PP y ‘sus’ magistrados hasta febrero.

Pero esa coalición sabe que González-Trevijano y Narváez, cuyos mandatos vencieron el 12 de junio, tendrán que abandonar sus puestos cuando la ley sea aprobada. Por tanto, el TC pasará a una mayoría progresista de 7 magistrados y 4 conservadores. No se trata de saber si ello ocurrirá sino de cuándo se va a concretar. Por tanto, en la estrategia de Macías y del PP ha pasado a primer plano el objetivo de impedir que Conde-Pumpido sea elegido presidente del TC. Y ahí es donde entra su esposa la magistrada y vocal Martínez de Careaga.

El martes pasado, en el Pleno, la vocal se defendió con firmeza y visible disgusto-exagerado por la prensa del sindicato mediático-judicial- de las afirmaciones de la magistrada de la derecha Carmen Llombart, que planteó el tema de la abstención. Macías le replicó a posteriori. Los cinco que firman el voto particular -presentado por Macías- equivalen a la mitad de los 10 del sector conservador. Es decir: los propios vocales de su grupo no comparten la posición de su líder.

En el TC, luego de renovarse con los cuatro magistrados pendientes de incorporarse, según su ley orgánica se debe elegir presidente y vicepresidente. El sector progresista tendrá que ponerse de acuerdo en una propuesta para la presidencia. Macías ya ha trazado la primera derivada -el ataque a la vocal Martínez de Careaga- para enredar en la segunda derivada, la elección para la presidencia del TC tras la renovación.

La abstención/recusación de González-Trevijano y Narváez está planteada por su interés directo. Siguen en el TC porque no se aprueban las disposiciones. Y ellos son precisamente quienes las han bloqueado. Ergo pueden seguir en sus cargos. Mientras que la elección de presidente y vicepresidente en el TC, posterior a la renovación, será el resultado de la votación primero en el bloque progresista -donde aparentemente hay dos posibles candidatos, María Luisa Balaguer y Conde-Pumpido-, en la cual, ya desde ahora, Macías quiere intervenir.

Resistencia

Los vocales conservadores han explicado su resistencia a elegir los dos candidatos al TC por la falta de interés de los magistrados del Tribunal Supremo en ocupar esos cargos, un argumento que les ha servido para empantanar la elección desde el 8 de septiembre pasado. Ahora han decidido proponer al Pleno del 27 de diciembre un nuevo ticket. Han quitado a Pablo Lucas. Y quieren elegir a César Tolosa y a María Luisa Segoviana, presidenta de la Sala de lo Social del Supremo.

Pero candidatos, como las meigas, haberlos haylos. Antes y ahora, ¿Al apartar a Lucas quieren el voto de su hermano Enrique Lucas, vocal a propuesta del Partido Nacionalista Vasco (PNV), quien como protesta por el hecho de que su hermano no ha salido elegido el martes 20, se uniría a los 10 votos conservadores facilitando la mayoría de 11 votos? Lucas ya afirmó en el pasado que no contribuiría a votar a dos candidatos de la derecha. Pero Macías no descansa.

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