10 años del 'caso Mercuri'

Manuel Bustos, de conserje de museo a "capo" de Sabadell

El polémico exalcalde omnipresente fue también un factótum dentro del PSC y una pieza clave para el PSOE

Manuel Bustos, en la comparecencia en la que anunció su dimisión como alcalde en febrero de 2013

Manuel Bustos, en la comparecencia en la que anunció su dimisión como alcalde en febrero de 2013 / Sabadell 14/02/2013 Manuel Bustos Manel Bustos renuncia dimite como alcalde Bustos esta impicado en el Caso Mercurio Foto Josep Garcia

Jordi Ribalaygue
Sara González
Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Explica que tuvo claro que quería dedicarse a la política a los 15 años, tras una carga de 'los grises' contra una protesta vecinal. Nacido en 1961 en el municipio valenciano de Pedralba, donde su abuelo era conocido como el Medallero porque presumía de haber sido condecorado por Franco, Manuel Bustos creció en el seno de una familia humilde de Sabadell. Nunca abandonó su objetivo. Su perseverancia explica cómo pasó de ser conserje del Institut Paleontològic de la ciudad, a ser alcalde por sorpresa en el año 1999. Un ascenso fulgurante para el que tuvo padrinos desde la cúpula del PSC.

Porque Bustos no tan solo gobernó con mano de hierro durante 13 años la capital del Vallès Occidental, un periodo en el que se fraguó tantos adeptos como detractores con su filosofía del "conmigo o contra mí", sino que acabó siendo un factótum dentro de la cúpula socialista que tenía ascendencia desde la calle Nicaragua hasta la sede de Ferraz. Su imperio se hizo añicos al estallar el 'caso Mercuri' el 27 de noviembre de 2012, hace ya una década. Más allá de investigar una trama de cobro de comisiones a cambio de adjudicación de obra pública, el sumario, en el que los implicados definen a Bustos como "el capo", dejó al descubierto una manera de gobernar que incluía desde modificaciones de concursos públicos y concesiones pactadas a medida a colocación de familiares, amigos y afines a dedo o supresión de multas y pagos de viajes privados con recursos públicos.

"Que quede claro: renuncio a la alcaldía siendo inocente", proclamó el 14 de febrero de 2013, cuando finalmente dejó el cargo después de tres meses resistiéndose a abandonar lo que siempre quiso ser. Nueve años después, el pasado mes de enero, entró por primera vez en prisión tras encajar una segunda condena por retirar multas a familiares, que se sumaba a la de la modificación de un concurso público en Montcada i Reixac. Podría no ser la última.

El señalado "estilo Bustos"

"Bustos me preguntó una vez qué necesitaba. Le dije que la acera de mi calle llevaba 40 años sin arreglarse; a la semana siguiente, estaba la obra hecha. Era su regalo y, también, un cambio de favores: si te daba algo, debías callar y dejarle hacer, sin discrepar", cuenta un exmilitante socialista de Sabadell. Ejemplifica con la anécdota el controvertido estilo Bustos, "populista" y "seductor", define el exafiliado. "Enganchaba especialmente a la gente desfavorecida y los inmigrantes castellanohablantes, que veían un referente en él -glosa-. Pero la seducción duró poco: la compra de voluntades, los engaños, la influencia de su tío Melquíades Garrido en la construcción... Todo eso fue casi desde el principio. El 'caso Mercuri' llegó muy tarde".

Con su particular sello, Bustos logró que el PSC ganara la alcaldía en Sabadell contra pronóstico en 1999, tras dos décadas de gobierno del PSUC, con el carismático Antoni Farrés al frente. El socialista se apoyó en CiU y ERC para tomar el mando, a los que luego sumó a ICV, laminando prácticamente a la oposición. No obstante, la alianza se fracturó a partir de 2003, con Bustos asentado en la mayoría absoluta. La hegemonía socialista quedó marcada por dos episodios turbios: la irrupción de los antidisturbios de la Policía Local en el bar Bemba, referente de la izquierda contestaria con el alcalde, y la detención de un joven de 14 años tras enganchar pegatinas con el lema "¿Estilo Bustos? No, gracias".  

“El populismo era innegable, pero se desvivía e imprimía un ritmo muy intenso, de trabajo de 24 horas", alega Lluís Monge, exconcejal del gobierno de Bustos. Recuerda que era capaz de llamar a sus subordinados “a las dos de la mañana” por cualquier motivo. A medida que las revelaciones de ‘Mercuri’ menguaron los apoyos al exlíder, Monge se quedó solo acompañándolo a los juzgados.

"Creía que había una confusión, pero la lectura del sumario me quitó la venda de los ojos", comenta Monge, crítico con quien fue su jefe de filas: "Quiso hacer la segunda gran transformación de Sabadell tras la del alcalde Farrés. Si los ferrocarriles llegaron a la ciudad fueron por Bustos y se construyeron centros cívicos y bibliotecas donde era impensable, pero ahora pienso que fue una pequeña dictadura. Las buenas voluntades escondían formas despóticas".

El exalcalde ambicionó proyectos grandilocuentes, como trasladar el Zoo a Sabadell, construir una estación del AVE o erigir una Ciudad de la Música. Ninguno prosperó. "Sabadell perdió comba tras él. Era ambicioso políticamente pero autoritario con los suyos, lo que lo llevó a ganarse enemigos", evalúa el exedil investigado del PP, Jordi Soriano. El exconcejal de la Entesa Isidre Soler asocia a Bustos con el “clientelismo” y la “prepotencia”. Cree que algo de eso perdura en el ejecutivo de la alcaldesa Marta Farrés.

Un factótum del PSC

El ascenso fulgurante de Bustos en la política no puede explicarse sin mencionar al dirigente socialista Josep Maria Sala, que fue a prisión por el 'caso Filesa'. "Si en política he llegado hasta donde he llegado es porque personas como él me dieron la oportunidad y la confianza", se sinceraba el exalcalde en 2016. Cuando estalló `Mercuri', Bustos no era un alcalde más dentro del partido. Además de dominar toda la comarca del Vallès Occidental, era un dirigente de peso en la cúpula del PSC, donde llevaba la batuta de la secretaría de política municipal, y un referente con gran proyección mediática para los alcaldables de la formación. De hecho, era presidente también de la Federació de Municipis de Catalunya, entidad salpicada también en una de las piezas de 'Mercuri'.

La influencia que tenía Bustos en la dirección del partido provocó que, en su caída, arrastrara a <strong>Daniel Fernández</strong> por la modificación de un concurso público en el Ayuntamiento de Montcada i Reixac. Fernández estaba entonces a cargo de la secretaría de organización y era el puntal de la ejecutiva de un Pere Navarro superado por el impacto del caso en el mismo momento en que el PSC acababa de encajar un batacazo electoral sin precedentes y los malos resultados y el 'procés' hacían estragos a nivel interno. "Uno de los principales problemas es que nadie decía que 'no' a Bustos", admiten fuentes socialistas. Tras hacerse público el caso, dirigentes del partido, también el mismo Navarro, reconocían su carácter "autoritario" e incluso "arbitrario", aunque hay quien hoy todavía niega que Bustos pueda ser considerado un corrupto.

Referente catalán para el PSOE

La militancia de Bustos empieza en la Federació Catalana del PSOE antes de que esta se acabara integrando en el PSC en 1978. Esos orígenes marcan también los puentes que Bustos tuvo siempre con Ferraz y el rol que jugaba dentro de un socialismo catalán que englobaba desde perfiles como el suyo hasta Pasqual Maragall y dirigentes del ala soberanista como Joaquim Nadal, Montserrat Tura, Marina Geli o Joan Ignasi Elena, todos ellos ya sin carnet socialista. Su influencia estatal quedaba reforzada con su cargo dentro de la ejecutiva de la Federación Española de Municipios y Provincias, simultáneo a la alcaldía, a la presidencia de la FMC y a la función dentro de la cúpula del PSC.

Hasta dos veces fue sondeado Bustos por dirigentes como Alfredo Pérez Rubalcaba para saber si estaría dispuesto a abanderar la recuperación de la federación catalana del PSOE. Una fue en el año 2004, en plena crisis del Govern tripartito porque había trascendido la reunión de Josep-Lluís Carod-Rovira con ETA y Maragall no veía claro romper con ERC. La otra fue en 2013, cuando el PSC capitaneado por Navarro rompió hasta dos veces la disciplina de voto en el Congreso para defender el derecho a decidir. El nombre de Bustos también estuvo en las quinielas para ser ministro del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, pero finalmente fue José Montilla el elegido.

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